Albrecht Dürer (1471-1528), es el pintor más famoso del Renacimiento alemán. “Alberto Durero es el nombre que se le dió en la Corte española, donde se castellanizó su difícil apellido germánico.”
Alberto Durero
Alberto Durero (Albrecht Dürer en alemán), es sin ninguna duda el artista más importante de Alemania en la última parte del siglo XV y la primera del XVI. Este artista es conocido no solo por su pintura, de la que llegó a ser un maestro consumado, sino también por sus grabados, realizados con una técnica exquisita nunca superada. Hombre del renacimiento, Durero exploró un sinnúmero de campos del saber y todos eran caminos que conducían al saber último y vital: el arte.
Nacido en Núremberg, el 21 de mayo de 1471, Durero era hijo de un orfebre de origen húngaro que emigró a esa ciudad y se estableció en ella con bastante éxito. Por ese entonces, Núremberg era una ciudad próspera y cosmopolita, con gremios de artesanos bien establecidos y cuya formación era muy rigurosa. Desde muy joven frecuentó el taller de Michel Wolgemut, uno de los grabadores más importantes de la ciudad, en donde aprendió no sólo el dibujo, sino también la xilografía para realizar grabados. Pintó su primer autorretrato a la edad de 13 años y en él ya se puede ver su aprecio por la línea sinuosa, que sería su compañera por el resto de la vida.
⁰Durero acostumbraba dibujar todo aquello que le llamara la atención, con el fin de llegar a dominar la anatomía de los seres vivos y representar la naturaleza de la forma más naturalista posible. La influencia de los maestros flamencos del siglo XV es evidente en sus obras, ya que nunca perdió el sentido de la representación exacta del detalle y el dibujo preciso. En 1494 se casó con Agnes Frey, a quien había regalado un autorretrato en el que sostenía un cardo, símbolo de la fidelidad y que se considera el primer cuadro de la pintura europea en el cual el artista es el protagonista.
Poco después realizó su primer viaje a Italia, en el cual tuvo un contacto directo con el arte del renacimiento por primera vez. Cuando regresó a Núremberg iba decidido a implementar los avances de la pintura italiana en Alemania y se aplicó al estudio sistemático de los principios de la proporción y la simetría.
Realizó varias series de grabados que le dieron una enorme fama, no solo en los estados alemanes, sino también en Flandes y hasta la misma Italia. País al que volvió entre 1505 y 1507 y en el que entró en contacto con varios artistas, sobre todo venecianos. De regreso otra vez a su ciudad, siguió aplicando sus estudios y conocimientos para publicar no solo nuevas series de grabados, sino además dos libros sobre teoría estética que serían publicados al final de su vida: Los Cuatro Libros de la Medida, publicado en 1525 y Los Cuatro Libros de la proporción humana, publicado en 1528.
Posteriormente, ya precedido por su fama, realizó un viaje a Flandes, en donde se entrevistó con el monarca Carlos I y luego a los Países Bajos. De este viaje dejó abundantes notas y comentarios, que lo revelan como un hombre sereno, inteligente y culto como el que más. Durero tuvo muchos méritos en vida y no sólo en el campo artístico: llegó a ser personaje principal de su ciudad y un próspero empresario de su propia obra, en especial de los grabados. Respetado y admirado en toda Europa, su influencia se dejó sentir en los artistas de varias generaciones, hasta el punto que el movimiento decimonónico de los Nazarenos reconoció en él a su maestro y mentor.
Algunas de sus Obras
Autorretrato, 1498. Museo del Prado, Madrid
Manos orando, 1508. Albertina Museum, Viena
Retrato de Bernhard von Reesen, 1521. Gemäldegalerie, Dresde
cuadro de Alberto Durero
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El Candelabro. Iluminando Mentes.