Carl Gustav Jung fue un médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo, figura clave en la etapa inicial del psicoanálisis; posteriormente, fundador de la escuela de psicología analítica, también llamada psicología de los complejos y psicología.



Los 12 ARQUETIPOS DE PERSONALIDAD, SEGÚN CARL G. JUNG


El ser humano siempre ha mostrado afición y necesidad por clasificar y ordenar su entorno, en pos de comprenderlo mejor. Incluso algo tan difuso e intangible como las distintas personalidades que puede mostrar una persona, no fueron una excepción. Sobre ellas, a lo largo de la historia filósofos, teólogos y psicólogos (desde Platón e Hipócrates, hasta los contemporáneos Sheldon y Millon, pasando por Cicerón y Boecio), se aventuraron a catalogar los distintos carácteres que pueden regir la conducta de un individuo.

Aunque los primeros archivos de la historia pueden parecernos un buen intento para la época, a día de hoy nos resultan poco verosímiles. Resulta chocante que cuando la psicología se encontraba en pleno auge, un estudioso dejara de banda las teorías formuladas, incursionando en el misticismo y conjeturando sobre un inconsciente colectivo, que almacena los llamados arquetipos y los reproduce a lo largo de la historia. Hacemos referencia a Carl Jung, controvertido psicólogo discípulo de Freud sobre el que ya hablamos en otro artículo anterior.

Según este médico suizo, estos son los doce arquetipos que rigen la conciencia humana desde tiempos inmemoriales


El Inocente: Siempre enzarzado en la búsqueda de la felicidad, suele verse criticado por su ingenuidad. Tal vez, benevolente y confiado en exceso, su actitud despreocupada suele acarrearle problemas y decepciones imprevistas. Los más maleables en cuanto mentalidad, se muestran abiertos a nuevas ideas y no suelen esgrimir prejuicios contra los demás, prefieren juzgar por su propia experiencia.

El Amigo: Este arquetipo necesita de la compañía grupal más que ningún otro. Si se halla o se ve en un estado de exclusión social, se sentirá angustiado. Con tal de pertenecer a un grupo puede llegar a mostrar comportamientos cínicos. En contraparte, una vez se sienta del lado de alguien mostrará su lado más colaborador, abierto y honesto con sus compañeros.

El Héroe: No concibe su existencia sin ayudar a los demás. Su obsesión es tal, que maldecirá su nombre si en alguna ocasión de muestra débil o pusilánime ante una adversidad. Suelen defender sus causas e ideales de modo demasiado obcecado, siempre en pos de la justicia (aunque puede que estos principios no sean los más correctos). Su coraje, si es mal llevado, puede desembocar en petulante arrogancia

El Cuidador: De un modo similar al Héroe, el Cuidador se desvive por los demás. Se diferencia de él en el método. Los cuidadores se muestran atentos, compasivos y empáticos con sus congéneres. Desgraciadamente, hay quien se aprovecha de su bondad para sus propios intereses. Aunque odian transmitir una imagen de persona egoísta, deben aprender a negarse a realizar ciertas tareas y cuidar un poco más de sí mismos.

El Explorador: Encarna lo que conocemos como «adictos a la adrenalina». Siempre buscará nuevas experiencias y emociones, la rutina le aburre. Por ello le costará desarrollar vínculos afectivos, o afincarse en un mismo lugar o trabajo durante demasiado tiempo, si siente que ello coarta su libertad. Esta avidez de vida también puede verterse en sed de conocimiento. Es habitual que los exploradores se sientan deseosos de acumular estudios solo por el puro placer de saber.

El Rebelde: Navega a contracorriente; no suele estar de acuerdo en como se estructuran la sociedad y el mundo. Intentará aplicar un modo diferente de hacer las cosas, armado con su agudizado ingenio. Desprende un particular carisma que inspirará a otros para que le imiten. De verse incapaz de aplicar los cambios que anhela, puede llegar a obsesionarse de manera enfermiza con su rebelión.

El Amante: Evita el conflicto, busca la paz y la harmonía. Aunque es un apasionado de todo aquello que hace, encontrará dificultades a la hora de defender sus posturas frente a arquetipos más persuasivos. Un amante avispado sabrá sacar provecho de estas tesituras; lidiar contra esos desacuerdos los llevará a desarrollar una benevolente diplomacia con la que en ocasiones podrá salir airoso utilizando su asertividad. De no ser así, caerá en riesgo de ceder ante otros por temor al rechazo, pero a costa de perder su identidad.

El Creador: Centrado en el arte y la creación, no solo busca estímulos en el mundo que le rodea, si no que intenta inventar los suyos propios. Dueño y señor de una imaginación desbordante; su miedo a no conseguir construir algo relevante, que despunte sobre el resto, le puede llevar a bloqueos creativos

El Bufón: El humor ante todo. Necesita destacar, ser el centro de atención. Gusta de ver a los demás felices y riendo de sus payasadas, aunque no siempre con intenciones egocéntricas. También se siente bien ayudando a los demás por el simple hecho de rodearse de gente feliz. Suele mostrar actitudes optimistas, y tiene la facultad de sacar lecturas positivas ante adversidades eventuales. En contraparte, tras esta máscara de felicidad a veces esconde emociones de tristeza, melancolía o enfado, ya sea de manera inconsciente o por miedo a exhibir emociones negativas en público.

El Sabio: Aprecia el conocimiento por encima de todo. Ansía acumular sabiduría para comprender el mundo y hacérselo entender a su entorno. Sabio y curioso, pero siempre dubitativo ante las decisiones. Siempre cree carecer de la suficiente información como para tomar un juicio correcto, aunque su propio intelecto podrá guiarles por el camino adecuado.

El Mago: Carismático, inteligente y afable; pero puede llegar a convertirse en alguien manipulador y egoísta. Esgrime una mirada crítica respecto al mundo, buscando la manera de moldearlo para hacer de este un lugar mejor. No dudará en compartir sus miras con todos aquellos dispuestos a escucharle.

El Gobernante: No habrá persona más insufrible que un gobernante que siente haber perdido el control sobre su entorno. Determinado e implacable, se fijará un objetivo claro en mente, algo en lo que trabajar para mejorar. Aunque se sienta frustrado si comprueba que su entorno próximo no comparte su visión, no por ello cejará en sus intentonas. Con habilidades de líder y gran sentido de la responsabilidad, bregará no solo por sus intereses, también tendrá en cuenta los de los demás. Con toda probabilidad se verán en dificultades a la hora de delegar tareas en otros, y corren el riesgo de mostrarse demasiado autoritarios a la hora de conseguir sus objetivos.



Esta serie de paradigmas confluyen dentro del individuo, por lo que es habitual compartir rasgos con varios de ellos, pero siempre existirá uno que predomine sobre el resto.

Algunos de estos arquetipos comparten ciertas características. Por ello su teórico los agrupó en cuatro familias (orden social, comunidad, cambio y orientación individual), aunque hoy en día difieren en nombre según la corriente que las trata. Aunque este cuadro de personalidad fue criticado de pseudocientífico por su cierto misticismo, lo cierto es que ha día de hoy es una tabla utilizada por especialistas en marketing, departamentos de recursos humanos y coaching, entre otros.

El Candelabro. Iluminando Mentes.