Jung define el arquetipo sombra como el aspecto inconsciente de la personalidad caracterizado por rasgos y actitudes que el Yo Consciente no reconoce como propios…La sombra está formada por energía psíquica reprimida que se proyecta en el exterior.

La Sombra
La contraposición de lo luminoso y bueno, por un lado, y de lo oscuro y malo por otro, quedó abandonada abiertamente a su conflicto en cuanto Cristo representa al bien sin más, y el opositor del Cristo, el Diablo, representa el mal. Esta oposición es propiamente el verdadero problema universal, que aún no ha sido resuelto”. Carl Gustav Jung.
Esta guía definitivamente te va a resultar incómoda de leer a la vez que totalmente necesaria. Me gusta traerte conocimientos que sean esenciales para tu libertad y transformación interior, no información “positiva” que nos adormece y esclaviza. La propuesta de esta PsicoGuía es que te plantees la integración de tu sombra porque tendrá un efecto transformador en tu vida. Quédate con la siguiente idea para llegar a ser quien realmente eres has de integrar la totalidad de tu psique.
Cuando hablamos del encuentro con la sombra, nos referimos al encuentro con lo inconsciente, con aquella parte de la personalidad que ejerce un gran efecto en nuestra vida diaria. Si tomas conmigo conciencia de la parte oscura de tu mente te darás la oportunidad de caminar hacia la integración y la libertad. Es un paso que no puedes saltarte.
1. ¿Qué es la sombra?

La psicología jungiana define la sombra como el conjunto de frustraciones, experiencias vergonzosas, dolores, temores, inseguridades, rencor, agresividad que se aloja en lo inconsciente del ser humano formando un completo, muchas veces, disociado de la consciencia. Dicho de otra manera es el aspecto inconsciente de la personalidad, caracterizado por rasgos y actitudes que el yo consciente no reconoce como propios.
Podemos también definir la sombra de una manera más poética como la parte oscura del alma de todo ser humano. Que está constantemente expresándose en la realidad concreta.
Se trata del territorio donde lo inconsciente reúne, tanto a nivel colectivo como individual, experiencias, sentimientos, imágenes, símbolos que pueden ser personales y universales, maldad, egoísmo, envidia, ira, miedo, critica, dominio, poder, celos, avaricia, manipulación, cobardía, vergüenza, inutilidad, preferencias sexuales, tristeza, agresividad, culpa… Todo esto nos resulta difícil reconocer como componentes de nuestra personalidad.
En muchas ocasiones negamos estos rasgos oscuros de nuestra psique proyectándolos en las demás personas y atacándolas porque reflejan nuestros “pecados”, limitaciones, “defectos”, deseos “prohibidos”, creencias inconscientes, aquello que ocultamos, secretos… en definitiva aquello de lo que no nos hacemos responsables. Dicho de otra manera las personas son espejos de aquello que hemos previamente condenado y juzgado en nosotros mismos.
Como apunte Carl Gustav Jung, psicólogo y médico psiquiatra suizo, nos propone hablar de la psique y no de la mente porque la psique abarca todos los procesos de la mente, los conscientes y los inconscientes.
La sombra es… aquella personalidad oculta, reprimida, casi siempre de valor inferior y culpable que extiende sus últimas ramificaciones hasta el reino de los presentimientos animales y abarca, así, todo el aspecto histórico del inconsciente… Si hasta el presente se era de opinión de la sombra humana es la fuente de todo mal, ahora se puede descubrir en una investigación más precisa que en el hombre inconsciente justamente la sombra no sólo consiste en tendencias moralmente desechables, sino que muestra también una serie de cualidades buenas, a saber, instintos normales, reacciones adecuadas, percepciones fieles a la realidad, impulsos creadores. Carl Gustav Jung.
La sombra se mueve a través del mecanismo de defensa de la proyección. La proyección se trata de atribuir a otros sentimientos, reacciones, deseos, que en realidad me pertenecen. De ese modo, “consigo” el doble objetivo: mantener mi sombra alejada de mí, pero puede seguir viva. Con el primero, trato de mantener la imagen idealizada y social generando una disociación de una parte de mi con todo lo que ello implica. Con el segundo, me libero aparentemente de ejercer control constante contra la sombra, pero ese control es solo aparente ya que lo reprimido está en mi interior o esto luchando “contra ella fuera”.
2. ¿Cómo trabajar con nuestra sombra?

Primeramente dándote cuenta de la enorme tensión interna que tienes por no asumir tus propias características, impulsos y emociones al no encajar con la imagen social de ti mismo que quieres dar.
La sombra está presente en tus actitudes negativas, en aquello que reprimes, en tus prejuicios, en tus críticas hacia las personas, en todo lo que no soportar y te genera bilis negra. Se trata de la parte no integrada de tu psique. Decirte que tenemos funcionando también la sombra colectiva de la familia, sociedad, cultura, organizaciones… Toda estructura social tiene su propia oscuridad.
El trabajo terapéutico con la sombra, lo podemos entender como un espejo donde proyectamos en el mundo nuestros pensamientos y creencias. Esto nos lleva a mejorar la comprensión de nosotros mismos y de las demás personas. Podemos vislumbrar la hipótesis que quizá yo sea responsable de lo que observo en el mundo y la otra persona solo es testigo de mis proyecciones sobre ella.
Me gustaría que ahora que nadie nos ve reconocieras conmigo la enorme carga de negatividad que llevamos dentro. Es una olla a presión que tarde o temprano termina saltando. Se trata de un inmenso potencial de energía psicológica que no miramos ni integramos y por tanto invade nuestra vida y nuestra conciencia.
El trabajo con la sombra es imprescindible, podemos trabajar hacia la integración de la personalidad total o por el contrario dejarnos vencer por su capacidad destructiva. Puedes transformar esa energía en creatividad, es decir, aquello destructivo pasa a ser constructivo. Esto genera un crecimiento de la confianza en nuestras capacidades reales y la aceptación de las limitaciones que tenemos activándose el potencial de desarrollo que hasta entonces no fluía.
3. Metáforas para entender la sombra

Te voy a poner un ejemplo literario de la sombra, es decir, de nuestra dualidad: la obra de Louis Stevenson titulada Dr Jekyll and Mr Hyde. Dr Jekyll es un científico honorable y bondadoso que crea una sustancia que separa todo lo negativo de lo positivo de su personalidad dando origen a Mr Hyde un personaje malvado que disfruta de la vida cediendo a sus más bajos instintos. También el mito del hombre lobo puede ayudarnos a darnos cuenta de la dualidad del ser humano.
Hay una metáfora en la Biblia dicha por Jesús que nos puede ayudar a entender de lo que estamos hablando:
¿Cómo es que ves la mota en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que hay en el tuyo? O ¿Cómo dices a tu hermano: “deja que te saque a mota del ojo”, si tienes una viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo y entonces podrás ver para sacar la mota del ojo de tu hermano. (Mt 7, 3-5).
4. Ejercicio para reconocer la sombra

La siguiente propuesta práctica: es un ejercicio que nos propone Ken Wilber, escritor y pensador estadunidense. Define la sombra como algún aspecto no reconocido de uno mismo. Toda característica que rechazamos aparecerá proyectada en otras personas, que pueden o no tenerla realmente. A veces son aspectos negativos; otras positivos. Si representa algo que juzgamos como malo, veremos con desagrado y hasta odio a esa persona que lo refleja. Cuando la situación es opuesta habrá una hiperidealización de la persona. Lo que estamos haciendo realmente es reaccionar ante nuestra sombra.
Ken Wilber nos recomienda la técnica 3-2-1. Este ejercicio nos permite reconocer la propia sombra. Se trata de enfrentar cualquier conflicto que tengamos en tres escalones progresivos (1ª, 2ª y 3ª persona).
La idea es reconocer lo ilusorio de proyectar la sombra sobre una tercera persona para poderlo pasar al “tú” y así podemos hablar, expresar, manejar, para finalmente, integrarlo en el “yo” responsable. Wilber nos dice que “lo único que necesitamos para integrar esas facetas negativas (e insiste que no malas) es concedernos a nosotros mismos la amabilidad, comprensión e incondicionalidad que dispensamos a nuestros amigos”.
- Al principio pensamos y reflexionamos conscientemente sobre aquella persona que intenta hacernos daño o con la que creemos tener un conflicto.
- Después cambiamos de perspectiva y en tu imaginación juegas el rol de esa persona. Es decir, generas un diálogo entre ella que ahora eres tú y tu yo “real u observador”. Habla como si fueras esa persona para después contestar interpretándote a ti mismo.
- Finalmente pasas de esa segunda persona a la primera. Tú eres esa otra persona que intenta lastimarte. De esta manera puedes integrar la emoción negativa que habías proyectado. Tus emociones cambian porque dejas de tener miedo de las demás personas. Por tanto se trata de reconocer e integrar el intento de agresión y enfado que tienes hacia ti mismo.
También puedes realizar este ejercicio con un aspecto positivo que idealizas en alguien. Ya que muy posiblemente estés proyectando una cualidad persona que has de reconocer y así también humanizaras a la otra persona.
5. La aceptación de la sombra

Cuando niegas la sombra, entregas tu energía vital a ese lado oscuro. Por este motivo muchas personas vivan cansadas, tristes, estresadas… Se gasta mucha energía intentando mantener “la coraza”. Por lo general las personas prefieren esta tensión reflejada en sufrimiento y somatizaciones que enfrentarse al dolor y angustia de la verdad. El transitar por el dolor y comprender la sombra nos lleva a la aceptación. Pero lo que vemos cada día es una elección “inconsciente” de tensión e infelicidad por resistirnos a mirar dentro o en los espejos de nuestro alrededor donde proyectamos.
Evidentemente la sombra nos lleva a la completud y en sí misma no es negativa. En ocasiones de la observación de la sombra encontramos un potencial no desarrollado en la infancia que se quedó reprimido. También en la sombra pueden haber sentimientos positivos (amor, deseo, pasión…) que no hay sido expresados por miedo, pudor, indecisión…
La sombra es una guía necesaria para el camino de toda persona que quiera crecer en la verdad y en la libertad. Para sentirnos completos, tenemos que pasar por los lugares oscuros de nuestra mente y hacer las paces con las tinieblas si queremos acceder a la totalidad.
Seguro que reconoces conmigo, lo que cuesta aceptar a aquello que tanto nos molesta o nos crispa de las demás personas forma parte de nosotros. Dicho de otra manera, todo lo que no soportamos de los demás forma parte de nuestra propia sombra. Mientras no lo reconozcamos, necesitaremos crearnos enemigos o nos apuntaremos a la locura colectiva que nos lleva a fabricar “chivos expiatorios” para poder condenar y a atacar a los otros lo que, inconscientemente, condeno en mí mismo. Por el contrario, al reconocerlo, podré desactivar la carga de rechazo y de condena que llevo conmigo y abrirme a un nuevo modo de relación hecha de no-juicio.

El Candelabro. Iluminando Mentes.