“La bella durmiente” trata de una bonita historia de amor sobre una joven princesa condenada a dormir eternamente hasta que llegase a su vida el verdadero amor. Se trata de un cuento que habla sobre la bondad y que ensalza el valor del amor, demostrando que es capaz de superar todos los obstáculos.

LA BELLA DURMIENTE.
(1878).
Escultura en mármol de
LOUIS SUSSMANN-HELLBORN,
(1828-1908).
“Érase una vez un rey y una reina, que anhelaban tener un heredero y finalmente tuvieron una niña, a la que le dieron el nombre de Aurora. Hicieron una gran fiesta e invitaron a todos los gobernantes de las tierras vecinas y a todas las hadas de los reinos, excepto al Hada de la Montaña, tan vieja que ya nadie la recordaba.
Las hadas trajeron dones mágicos a Aurora: belleza, gracia, amabilidad, inteligencia y habilidad dondequiera que se aplicara.
Era casi el turno de la séptima hada, la que debería haberse pronunciado sobre el amor, cuando llegó el Hada de la Montaña; ofendida por haber sido olvidada, arrojó su jabalina sobre la pequeña: “Yo también quiero hacerle un regalo a la princesa, aunque no haya recibido ninguna invitación: será la princesa más bella, pero a los dieciséis años, pinchándose con un huso, se va a morir “. Dijo esto, y el hada desapareció en una nube negra.
Los padres estaban desesperados, pero la séptima hada vino a recibirlos con estas palabras: “No puedo deshacer la maldición, pero puedo cambiar la oración y, cuando la piquen no morirá, pero caerá en cien años de sueño, de la que se despertará con el beso del verdadero amor”.
Entonces el rey mandó destruir todos los ejes.
Mientras tanto, pasaron dieciséis años y Aurora, en el castillo campestre, decidió explorar las habitaciones.
En una habitación vivía una anciana sorda que nunca había oído hablar de la prohibición de girar con la rueca. Aurora estaba asombrada por el huso que nunca había visto antes y quiso intentar usarlo, lastimándose. Cayó al suelo como muerta. Fue entonces cuando llegó la séptima hada, quien envolvió a todos los habitantes del castillo en su hechizo, haciéndolos caer en un profundo sueño,
Pasaron cien años …”
La Bella Durmiente, rodeada de delicadas ramas de rosas, duerme el sueño de las hadas recostada en una silla de mármol; a sus pies, en el blanco mármol, la punta afilada del eje de metal contrastastando con la blancura de la niña, recuerda la desgracia a la que un presagio la había destinado.
El momento cumbre del más famoso cuento de hadas en Europa, es inmortalizado en mármol por el escultor Louis-Sussmann Hellborn, artista alemán (1828-1908), quien además fue pintor, coleccionista y empresario de arte.
“La bella durmiente” es una de las obras más importantes de su carrera como escultor. °
Ubicada junto a las escaleras de la Galería Nacional en Berlín para dormir su sueño eterno, la escultura fue tomada como símbolo nacionalista en los momentos en que la historia de Alemania tomaba un rumbo crucial: posterior a la guerra franco-prusiana (1870-71), la transformación del Estado alemán por la “unificación nacional”, de monarquía constitucional a república democrática.
Aunque La Bella Durmiente inmortalizada por los hermanos Grimm (alemanes), se consideró la imagen ideal; recordemos que es una adaptación que los autores hicieron del cuento del francés Charles Perrault, que a su vez se inspiró de la versión del italiano Giambatista Basille. •••
Fuentes:
- La Bella Durmiente,
Cuento de los Hermanos Grimm (extracto). - Il sasso nello stagno di AnGre, (sitio).
- elpoderdelarte1.

El Candelabro. Iluminando Mentes.