Safo de Mitilene, también conocida como Safo de Lesbos o simplemente Safo, fue una poetisa griega de la época arcaica. Más tarde los comentaristas griegos la incluyeron en la lista de los «nueve poetas líricos». Platón la catalogó como “la décima Musa”. 



EL NACIMIENTO DE LA LÍRICA:

LA HERMOSA SAFO

(650|610 – 580 a. C.)

Lo que hoy se llama poesía, esa que acaricia el alma y abre el corazón para permitir entrever en la intimidad el arrobamiento, la pasión, el dolor o la ternura, haya nacido en Grecia con la voz de una mujer recitando sus versos al son de una lira, como si fuera una indicación simbólica de que este género literario habría de convertirse en el que mejor expresase el lado del ser humano, exhibiendo sus emociones.

Poco y nada, conocemos de la persona de Safo. Sabemos, eso sí, que nació en la Isla de Lesbos, gobernada por un tirano, a quien se enfrentó junto con su amigo el poeta Alceo.

Esto le valió el destierro y, tras su exilio, siendo ya viuda y con una hija, creó una escuela al servicio de las Musas, donde las discípulas cantaban, recitaban versos y confeccionaban guirnaldas de flores, probablemente a la espera de su futuro matrimonio, en una comunidad que concedía a la mujer un amplio grado de libertad.

Por lo demás, los siglos venideros rodearon la vida de Safo de leyendas, sospechas y mentiras, intentaron desacreditarla por haber manifestado sin tapujos una preferencia sexual hacia las mujeres, a pesar de que la homofilia era práctica habitual en los medios civiles más selectos de Grecia, especialmente entre los hombres, como lo prueba, por ejemplo, El Banquete de Platón al mostrar abiertamente la relación mantenida por Sócrates y el estratega Alcibíades.

Entre este elenco de anécdotas se incluye su pertenencia a los thíasoi, a esos grupos de mujeres sobre los cuales ni siquiera hay certeza de que existieran en un pasado remoto: las ménades adoradoras de Dionisos, capaces de entrar en trance y desgarrar con sus manos a un varón para jugar a la pelota con sus despojos, según se narra en Las Bacantes de Eurípides.

O la historia de su suicidio arrojándose al mar desde los acantilados de Léucade, a causa del rechazo de Faón, el más bello de los hombres, de quien se enamoró perdidamente.

A pesar de todo esto y de que han pasado muchos siglos, Safo sigue produciendo inéditos. Un especialista de la Universidad de Oxford acaba de localizar dos poemas hasta ahora desconocidos de la poetisa griega. Un coleccionista privado mostró a Dirk Obbink, un experto en papiros de Oxford, un fragmento de papiro de su colección y allí se produjo el hallazgo.

Las dos poesías tienen temas completamente diferentes, como publica The Gurdian. Una de ellas trata sobre el amor no correspondido y el otro sobre los hermanos de la poetisa. Obbink se ha basado en el modo de escritura, en el dialecto empleado y en la información contextual (como el nombre del hermano) para concluir que los dos poemas son de Safo, aunque el papiro en el que se han conservado sea de una época posterior. Además, uno de los poemas está inspirado en la obra de Homero, una referencia que, como recuerda al diario británico un experto, es muy habitual en la obra de Safo.

La obra de Safo se perdió con el paso de los años. Sus obras no fueron copiadas por los monjes medievales y así sus poemarios acabaron perdiéndose, llegando hasta nosotros de forma muy fragmentaria

Considerada por Platón como la décima musa griega y por Dionisio de Halicarnaso como la principal exponente de la poesía lírica en Grecia, Safo fue la primera mujer que comprendió el arte poético y musical de su tiempo renovándolo, dulcificándolo y adaptándolo a su estilo para poder expresar sus ideas y sentimientos.


“Algunos, un ejército a caballo;

otros, de infantes, y otros, de naves,

dicen que sobre la negra tierra,

es lo más bello;

en cambio yo,

aquello que se ama”.

Safo.



El Candelabro. Iluminando Mentes.