Edipo era descendiente del rey tebano Layo, quien lo abandonó al nacer porque un oráculo pronosticó que fallecería a manos de su hijo. … En el entorno de la ciudad de las siete puertas, la esfinge, monstruo que retaba a todo viajero que pasaba a descifrar un enigma bajo pena de muerte al no acertar, se enfrentó a Edipo.

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Según la mitología griega la esfinge era considerada un ser diabólico de mala suerte.
Según el historiador Apolodoro la esfinge era un monstruo con rostro de mujer, patas de león, cuerpo de perro, cola de dragón y alas de pájaro.
Era un ser fiel a los deseos de la diosa Hera. Cuenta la leyenda que la esposa de Zeus la envío hasta Tebas, en la antigua Grecia para castigar a la ciudad por causa del rapto y seducción que Layo, rey de Tebas, cometiera con Crisipo, hijo de Pélope; algunos consideran a esto el primer amor homosexual conocido.
Para cumplir con su misión la esfinge se instaló en los montes del oeste de Tebas, El Fisio o el Andetón, desde ahí se dedicó a atormentar a los ciudadanos destruyendo sus siembra y matándolos por estrangulamiento, se cree que de ahí proviene su nombre ya que cerraba el paso del aire con sus garras (sphiggein= cerrar).
Pero antes de matarlos le gustaba plantearles enigmas imposibles de resolver a cambio de la salvación. Fue así que todo aquel que se cruzaba en su camino, víctima de su ignorancia, terminaba estrangulado bajo sus garras.
Ante tal situación el rey hizo una proclama en toda Grecia: que aquel que pudiera resolver el enigma daría el reino y a su hermana Yocasta en matrimonio. Muchos trataron de resolver el enigma y fallaron en el intento.
Un día apareció un hombre que decía llamarse Edipo quien se enfrentó a la esfinge y sus acertijos:
-¿Qué ser que camina sobre la tierra lo hace primero a cuatro patas, después a dos y luego, cuando se vuelve débil utiliza tres patas?”- preguntó con desidia la Esfinge, segura de su fácil victoria.
A lo que Edipo responde:
–El hombre, pues gatea de niño, camina sobre sus dos piernas de adulto y, cuando se hace viejo, utiliza bastón- contestó imperturbable, Edipo.
Al ver resuelto el enigma decide plantarle otro en tono desafiante:
–Existen dos hermanas. Una engendra a la otra. Ésta, a su vez, engendra a la primera”.
–El día y la noche- contestó Edipo mirándola fijamente a los ojos.
Humillada y vencida al ver resuelto sus enigmas se lanzó en picada al vacío desde lo más alto de la gigantesca roca acabando con su existencia.
Tal fue el agradecimiento de la ciudad de Tebas hacia Edipo que lo proclamaron rey al casarse con la reina, Yocasta, de la cual ignoraba que era, en realidad, su madre.

El Candelabro. Iluminando Mentes.