El 10 de junio de 1926, un tranvía atropelló mortalmente en Barcelona a Antoni Gaudí, considerado uno de los grandes genios de la arquitectura. Su legado comprende monumentos emblemáticos en muchos lugares, sobre todo en Barcelona, como La Pedrera, la casa Batlló o la Sagrada Familia, uno de los edificios más visitados del mundo



¿Por qué Gaudí es un arquitecto genial?


La actitud hacia las obras de Gaudí es controvertida: unos lo consideran un loco, y otros, un genio. Creó edificios sin ángulos rectos, los decoró con cerámica rota y escondió símbolos religiosos en los tejados de casas. Pero una cosa queda claro: sin él, Barcelona no tendría la mitad de su encanto.


¿Por qué a pesar del escepticismo de los historiadores del arte, es un arquitecto sobresaliente?


El arquitecto catalán Antonio Gaudí es una de las figuras más ambiguas de la historia de la arquitectura. Completamente olvidado después de su muerte en 1926, Gaudí se consideró por mucho tiempo un maestro extravagante, y sus obras las llamaron productos de una imaginación enfermiza.
En la segunda mitad del siglo XX, la actitud hacia su creación cambió totalmente. Empezaron a prestar atención a su arquitectura compleja y paradójica, pero integral. Y resultó que detrás de la fachada decorativa se escondían unas soluciones ingenieras extraordinarias. Veamos por qué Gaudí es un arquitecto sobresaliente.


Una obra de arte integral


¿Qué es característico de la obra de Gaudí?


En primer lugar, el control minucioso sobre cada etapa de la construcción: prefería realizar todo el diseño por sí solo y dirigir la construcción, haciendo modificaciones justo en el lugar de obra. Por lo tanto, no dejó tras de sí muchos edificios.

En segundo lugar, la atención a cada pequeño detalle, desde un tirador de puerta hasta la decoración de las chimeneas. Es arquitecto, escultor y pintor a la vez, y de este modo crea unas obras de arte integrales.

Este último fue un enfoque bastante común para los arquitectos de aquel período, es decir, la época del modernismo. El lema de ese estilo era “la belleza salvará al mundo”, por lo tanto, todo tenía que ser bonito hasta el menor detalle. Sin embargo, Gaudí va más allá y borra el límite entre la escultura y la arquitectura, creando objetos que asombran a los espectadores con sus formas inusuales.


Según las leyes de la naturaleza


Este rasgo se deriva del anterior. La rápida urbanización y el crecimiento de las ciudades provocaron tal respuesta como la vuelta a la naturaleza. Pero para Gaudí no fue suficiente usar los ornamentos florales como elementos de decoración de la misma manera que lo hicieron otros representantes del modernismo. Examinó atentamente las leyes de la naturaleza para luego crear estructuras artificiales.

Por ejemplo, las columnas de la Sagrada Familia se asemejan a los troncos de los árboles con las ramas entrelazadas que sostienen las bóvedas. Es decir, no solo recurre a una representación decorativa de un árbol, sino que usa la lógica de su forma en la arquitectura.


Una irracionalidad racional


La principal acusación contra Gaudí es la irracionalidad de su arquitectura: sigue los principios de lo bello, en vez de lo útil. De hecho, no es así.

Todo lo que hace Gaudí obedece a una cierta lógica. En gran parte, la toma prestada de la arquitectura gótica, que no tiene elementos aleatorios, y un edificio crece como un organismo vivo. Es una arquitectura honesta y clara, ya que se puede ver cómo se construyen las bóvedas, dónde están los arcos y los contrafuertes que apoyan a través de una serie de arbotantes ligeros los muros finos con las vidrieras. Del mismo modo, en la arquitectura de Gaudí se pueden divisar todos los elementos constitutivos.

Ofreció algunas soluciones realmente innovadoras. La estructura de arcos catenarios permite crear una arquitectura curvilínea compleja, mientras que las ligeras columnas huecas no cargan el suelo. No recurría a los servicios externos de ingeniería, y sus soluciones eran frutos de experimentos a los que muchas veces llegaba por intuición. Por cierto, los cálculos contemporáneos demuestran su efectividad.
Cripta de la Colonia Güell


Símbolos y metáforas


La arquitectura como forma de arte debe gozar de riqueza de imagen, es lo que destaca una obra arquitectónica de un simple granero.

Y la arquitectura de Gaudí es increíblemente metafórica. Los tejados de sus edificios parecen espaldas de dragones, las torres de la catedral, castillos de arena, y las fachadas, contornos de montañas. Sus obras son verdaderas fantasías arquitectónicas, y por eso les encantan tanto a los turistas de todo el mundo.

Desafortunadamente, su obra principal, la Sagrada Familia, sufre mucho debido a su fama desbordante. Gaudí planeaba una construcción que duraría 2 o 3 siglos, pero están tratando de terminarla para 2026. Por lo tanto, se está edificando con negligencia, lo que en parte deja una impresión de una barata atracción turística.


¿Cuál es la conclusión?


Es una pena que durante mucho tiempo a Gaudí lo consideraran solo como un arquitecto-artista y no como ingeniero. Y no es una casualidad: al ver sus edificios, lo primero en lo que nos fijamos es en la decoración, la variedad de texturas y la riqueza de colores.

Sin embargo, su arquitectura, cuidadosamente elaborada en términos de la estructura y la función, parece casi una burla a la racionalidad utilitaria de los edificios modernos.

En otras palabras, el exterior inusual de las obras de Gaudí está directamente conectado con sus soluciones de diseño originales.



Yo tengo esa calidad de sentir, de ver el espacio porque soy hijo de calderero. El calderero es un hombre que con una superficie forma un volumen; ve el espacio antes de comenzar a trabajar.»

Antoni Gaudí

«Los que quieran hacer arquitectura deben poseer destacables aptitudes y una fuerte disciplina.» El arquitecto es «el hombre sintético, que ve las cosas claramente en conjunto antes de se realicen, que sitúa y liga los elementos en su relación plástica y en la distancia justa, así como la calidad estática y el sentido policromo.»

Antoni Gaudí


 










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