Amy, Jo, Beth y Meg son cuatro hermanas que atraviesan Massachussets con su madre durante la Guerra Civil, unas vacaciones que realizan sin su padre evangelista itinerante. Durante estas vacaciones las adolescentes descubren el amor y la importancia de los lazos familiares.

Mujercitas: ¿por qué la hermandad está antes que el amor?
Mujercitas es un libro de la escritora estadounidense Louisa May Alcott que no solo fue popular entre sus contemporáneos, sino que ha resistido el paso del tiempo: lo siguen leyendo en muchas lenguas del mundo, y las hermanas March vuelven a convertirse en modelo a seguir para nuevas generaciones de lectoras.
Se rodaron muchas versiones cinematográficas de la novela. Además, es el libro favorito de Rachel de la serie Friends (e impresionó a Joey también). ¿Cuál es el secreto de esta historia y por qué no para de inspirar a las chicas por todo el planeta?
Historia de una familia

En el centro del argumento de Mujercitas está la familia March. Las hermanas Meg, Jo, Beth, Amy y su madre esperan a que el padre de la familia vuelva de la guerra. Por fuera, su vida puede parecer algo monótona: estudian, se ocupan de las tareas del hogar y el bricolaje. Su pequeño mundo, lleno del bordado, la lectura y los espectáculos de aficionados, les ayuda a mantenerse firmes en tiempos difíciles: están en medio de la guerra civil, y es posible que su padre no vuelva a casa, mientras la situación económica de la familia es muy adversa. Pero las chicas optan por vivir una vida honesta y discreta y encuentran alegría en cosas simples, aunque no siempre es fácil con lo limitadas que son. El matrimonio parece ser la única opción para ellas, pero tampoco cuentan con un buen dote. No obstante, las hermanas no se deprimen y siguen luchando por sus sueños.
De repente a su pequeña comunidad se une Laurie, un nuevo vecino que trae a la casa de los March el alboroto del frenético mundo exterior. Es el momento crucial de la historia cuando las “mujercitas” ya no pueden seguir escondidas en su refugio improvisado y muchas de ellas, como Jo, ya no quieren seguir así.
La historia de Louisa May Alcott

La infancia de la autora era muy distinta de la de sus heroínas. Su padre, apasionado por los ideales utópicos, era incapaz de mantener la familia a flote, y la chica tuvo que trabajar desde temprana edad. La familia se mudaba a menudo e incluso vivió en una colonia donde unos teoréticos trascendentalistas intentaron construir una utopía. Sin embargo, gracias al hecho de que el padre de Louisa fue un escritor muy radical para su tiempo, obtuvo una formación excelente para una mujer de la época.
Las relaciones de la escritora con tres hermanas suyas eran muy tensas y no parecían en absoluto a las descritas en sus novelas. Sin embargo, se pueden trazar unos paralelismos obvios: su padre era partidario de reformas y albergaba a esclavos fugitivos (de la misma manera, el señor March participó en la guerra en el bando del Norte, luchando contrala esclavitud), y una de sus hermanas murió.
Su obra principal fue un intento de romantizar su propia vida. Alcott fue enfermera durante la guerra civil, por eso no es de sorprender que haya escrito sobre las hermanas March que vivieron este período a salvo junto con sus familiares. Y Jo es, sin duda, la mejor versión de la propia escritora que vivió la vida con la que soñó la propia Alcott.
Visión femenina
En los libros escritos por hombres el amor, el matrimonio y los hijos representan el mayor interés para los personajes femeninos. El mundo de las mujeres, de una u otra manera, rueda alrededor de los hombres que se dedican a hacer proezas, crear obras de arte o buscar el sentido de la vida.
Pero todo es diferente en la novela de Louisa May Alcott. Aunque el argumento da lugar a unas líneas románticas y hasta un triángulo amoroso, este tema nunca sale al primer plano. Alcott crea a las heroínas cuyo destino no cambia como por arte de magia después de la aparición del hombre y la boda. Para las hermanas, el apoyo mutuo y la autorrealización siguen siendo lo más importante. A pesar de conflictos y broncas, los miembros de la familia March se aman y se ayudan entre sí. Es una de muy pocas excepciones del mundo literario que muestra a las mujeres como verdaderas amigas que no pelean por hombres.
La misma Alcott luchó por el derecho a votar para las mujeres y apoyó a las sufragistas hasta el final de su vida. Por eso es lógico que haya escrito una historia sobre las chicas que no quieren tolerar la convicción arraigada en la sociedad que considera el matrimonio el único propósito de la mujer. Ahora esta visión no tiene nada de revolucionario, pero para los Estados Unidos del siglo XIX la rebelde Jo era muy extravagante y radical.
Con todo eso, el libro no resta importancia a los roles de la esposa y la madre. Todas las hermanas, aparte de la menor, Beth, crean familias, eligiendo a las parejas acorde sus ideas del matrimonio feliz. Y la hermana mayor, Meg, que podría ser actriz, se dedica a la vida familiar conscientemente. Alcott no toma la posición más radical: sus heroínas se preocupan por los vestidos y novios, pero su mundo no termina allí.
La hermandad
Cada de las hermanas March tiene sus propios talentos, actitudes y sueños. Es aquí donde se radica el éxito del libro: los personajes no se dividen en buenos y malos. Cada chica tiene sus defectos: la racional Meg piensa demasiado en su reputación, Jo es extremadamente directa y hasta ruda, Amy es caprichosa e impulsiva, y Beth, por el miedo a los conflictos, suele ignorar los problemas.
Beth muere muy joven, y con esta tragedia la infancia de las hermanas parece acabar. No obstante, con ella muere la imagen de una mujer tímida, humilde y piadosa. En su lugar, en las páginas de Mujercitas viven las “imperfectas” hermanas, de cuyos caracteres seguramente se aprovecharían los escritores hombres para representarlas como unas damiselas malvadas.
La novela Mujercitas tiene mucho en común con las parábolas: su ritmo es bastante lento, y la vida rutinaria de las protagonistas es idealizada. Por desgracia, las secuelas se declinan demasiado a moralizar y carecen de la sinceridad que nos cautiva tanto en el primer tomo. No obstante, las volvemos a leer con ternura: la escritora logró mostrar la hermandad desde dentro: a veces no es perfecta, pero es muy unida y presta apoyo. Incluso si no tienes hermanas, seguramente encontrarás en las imágenes de Meg, Jo, Beth y Amy rasgos de tus amigas y conocidas: las hermanas son muy diferentes, lo que no priva sus relaciones del amor y apoyo mutuo.
¿Has leído la novela de Louisa May Alcott? ¿Cuál es tu heroína favorita?
Tanto las protagonistas como los personajes secundarios de la novela están descritos muy bien, y, si analizamos su conducta y actitud más detalladamente, podremos hasta asociar el sistema moral de cada uno con conceptos filosóficos que introdujeron los pensadores más prominentes de la historia.

El Candelabro. Iluminando Mentes