Gustavo Adolfo Bécquer, fue un poeta y narrador español, perteneciente al movimiento del Romanticismo. Aunque en vida ya alcanzó cierta fama, solo después de su muerte y tras la publicación del conjunto de sus escritos obtuvo el prestigio que hoy tiene.

LA MUSA DE LAS RIMAS
_Bécquer enamorado_
Si al mecer las azules campanillas
de tu balcón,
crees que suspirando pasa el viento
murmurador,
sabe que, oculto entre las verdes hojas,
suspiro yo.
Si al resonar confuso a tus espaldas
vago rumor,
crees que por tu nombre te ha llamado
lejana voz,
sabe que, entre las sombras que te cercan,
te llamo yo.
Si se turba medroso en la alta noche
tu corazón,
al sentir en tus labios un aliento
abrasador,
sabe que, aunque invisible, al lado tuyo,
respiro yo.
Enérgica, altiva, de cutis moreno pero pálida, delgada, alta, de cabellos oscuros y rizados, ojos pardos tendiendo a negros, muy abiertos, y hermosa. Así se describe a Julia Espín Pérez Colbrand, la mujer a la que los expertos señalan como musa de Bécquer, la musa de las Rimas, la mujer a la que el poeta sevillano idealizó, en la que creyó ver el amor, pero que rechazó en todo momento al autor romántico.
Transcurría el otoño de 1858 cuando el poeta paseaba por Madrid por recomendación médica, aún convaleciente de una grave enfermedad, tuberculosis. En un momento de aquellos paseos, acompañado por su amigo Julio Nombela, Gustavo Adolfo Bécquer vio a Julia Espín asomada a un balcón junto a su hermano Josefina. Prendía ahí la chispa con la que se gestaría una de las obras cumbre de la poesía española.
Hay diversidad de criterios en cuanto a si Bécquer y Julia llegaron a tener algún tipo de relación. Algunos investigadores opinan que aquello solo fue un amor platónico idealizado por el poeta o que incluso a quien pretendía era a alguna de las hermanas de Julia. Aunque más tarde, una sobrina de Bécquer apadrinada por él, recibió el nombre de Julia, en principio por recuerdo del poeta a su musa.
Las Rimas de Bécquer fue un libro que estuvo a punto de no ver la luz, ya que las poesías iban a ser publicadas por Luís González Bravo, que cuando tenía su manuscrito en casa, esta fue saqueada desapareciendo el original y obligando al poeta a reescribir los versos de memoria.
Sin embargo, el recuerdo de Julia seguía tan presente que los poemas volvieron a salir y se consiguió publicar un libro que es mucho más que un libro de poesía.

El Candelabro. Iluminando Mentes