Uno de los más grandes hitos en la historia de la arqueología mundial es, sin duda, el hallazgo en 1987 de la tumba del Señor de Sipán. Estamos hablando de un hecho sin precedentes en el continente americano, similar al de Tutankamón en Egipto, que causó gran revuelo en todo el mundo. Su relevancia radica en que se trató de uno de los antiguos gobernantes más importantes y venerados – llegando a la categoría de semidios- de la época preínca.




EL SEÑOR DE SIPÁN


El Señor de Sipán fue un antiguo gobernante mochica del siglo III, pueblo que dominó el norte del antiguo Perú. Sus restos fueron descubiertos en julio de 1987 por un equipo peruano de arqueólogos liderado por Walter Alva y Luis Chero Zurita.

En febrero de ese año Alva fue alertado por la policía del saqueo de una tumba moche en la localidad de Sipán, cercana a la ciudad de Chiclayo. Dicho sitio arqueológico era conocido tradicionalmente como la Huaca Rajada.

Este hallazgo marcó un importante hito en la arqueología del continente americano porque, por primera vez, se halló intacto y sin huellas de saqueos, un entierro real de una civilización americana anterior a los incas. Su descubrimientos fue uno de los acontecimientos arqueológicos mas importantes del siglo XX, considerada al mismo nivel que el descubrimiento de la tumba de Tutankamón.

El ataúd de madera en que fue enterrado fue el primero en su tipo que se encontró en América y reveló la magnificencia y majestuosidad del gobernante y guerrero encontrado hasta la fecha de su descubrimiento, cuya vida transcurrió alrededor del año 250 de nuestra era.

Fueron alrededor de 600 los objetos recuperados en la tumba del Señor de Sipán. Destacando la indumentaria, que mide aproximadamente 1.67 mt, los tres pares de orejeras de oro y turquesas o el collar formado por veinte frutos de maní, de los cuales diez son de plata y otros diez de oro, aludiendo a la dualidad presente en la cosmovisión mochica. La riqueza de su entierro puede explicarse por el hecho de que los señores moche eran vistos como deidades por sus súbditos.



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