Mahoma fue el fundador del islam. Su nombre completo en árabe es Abū l-Qāsim Muḥammad ibn ‘Abd Allāh ibn ‘Abd al-Muṭṭalib ibn Hāšim al-Qurayšī, que se hispaniza como «Mahoma»
EL ÚLTIMO DE LOS PROFETAS
Mahoma

Abū l-Qāsim Muhammad ibn ‘Abd Allāh ibn ‘Abd al-Muttalib ibn Hāšim al-Qurayšī nació en La Meca (Hiyaz, Arabia Saudí) el 26 de abril del 570 dC, en la tribu de Quraysh, como último vástago de Abd Allah ibn Abd al-Muttalib, miembro del clan de los hachemíes (linaje de los hijos de Háshim).
Por costumbre entre los Quraysh, los hijos se iban cuidados por mujeres beduinas, a crecer en el desierto, sin ataduras, prohibiciones o reglas paternales, sino de la independencia y dureza de los beduinos, reconocidos como honrados y casi sin vicios.
En las arenas de la Península Arábiga, Abū l-Qāsim se convirtió en algo fuera de todo molde…Casi un tercio del mundo cree que un arcángel le abrió el pecho, le arrancó un coágulo negro del corazón el cual lavó y lo devolvió a su sitio.
Al retornar a los 6 años, sus padres habían muerto, por lo que fue criado por su abuelo Abd al-Muttálib y luego por su tío paterno, Abu Tálib, líder de los Quraysh.
La Meca era el epicentro del comercio y de la religión en aquel rincón del mundo, así que mercaderes y peregrinos poblaban dicha ciudad, y en diverso momento del año en que la travesía a los templos detenía cualquier guerra tribal.
Abū l-Qāsim tenía 12 años cuando conoció al monje Bahira, quien le habría enseñado textos sagrados y advertido a su tío Abú Talib no llevarlo a Siria pues correría peligro teniendo cerca a judíos o romanos…
A los 25 años, Abū l-Qāsim se hizo un decente mercader liderando caravanas entre Damasco (Siria) y La Meca a órdenes de una acaudalada viuda, Jadiya de 28 años, hija de Juwáylid, quien le propuso matrimonio en el 595 dC.
Jadiya tuvo 6 hijos con Abū l-Qāsim, 2 varones y 4 mujeres: Al-Qásim y Abdullah murieron niños, sobreviviendo sus 4 hijas: Záinab, Ruqayyah, Umm Kulthum bint Muhammad y Fátima.
Las niñas veían a su padre en constante meditación, y muchas veces se apartaba del mundo hacia una cueva en Hira, cerca de La Meca.
En el 610 dC a sus 40 años, Abū l-Qāsim regresó de la cueva angustiado, empeorando hasta el grado de querer quitarse la vida, lo que su esposa impidió: el mercader juraba haber recibido revelaciones del arcángel Yibril, a quien confundió con un demonio…
Jadiya le convenció de todo lo contrario, así que Abū l-Qāsim, memorizó las revelaciones de Yibril y como no sabía escribir, recurrió a sus portadores que las escribían en los omóplatos de los camellos muertos, aquellos escritos en forma de versículos.
Escribían que Abū l-Qāsim había sido elegido como el último de los profetas por Allah (Dios) y como tal predicó su palabra, prediciendo un Día del Juicio Final.
La Meca estaba siendo el foco de una revolución…
Abū l-Qāsim comenzó a tener decenas de seguidores, a quienes les volvía contra otros dioses y templos en La Meca, habiendo un solo Dios, ergo, se empezó a ganar problemas con tribus enteras, ya que si no había peregrinos al no haber otros dioses, no habría comercio, ni ventas…
Era cuestión de semanas para que Abū l-Qāsim y los suyos fueran los pescuezos más apetecidos por los cuchillos de los mercaderes.
Para el 619 dC con la muerte de su esposa Jadiya, y su tío Abu Tálib, Abū l-Qāsim se vio obligado a huir de La Meca si quería seguir vivo.
En el año 620 dC, Abū l-Qāsim llega Isra (Jerusalem), específicamente, a Masyid al-Aqsa…y allí dictó a sus seguidores haber recorrido “los 7 cielos” y hablado con profetas como Abraham, Moisés y Jesucristo.
La vida de Abū l-Qāsim ya era un real problema político y religioso para los suyos y los judíos, debiendo volver a huir esta vez a Yazrib (Medina) en el 622 dC, oasis donde se juntó con sus devotos.
Abū l-Qāsim les dijo algo que en la Arabia Saudí tribal era poner el mundo de cabeza: las lealtades de tribu y familiares eran insignificantes comparados con el compromiso con el “Aslama”, la aceptación y sometimiento ante Allah, el Islam.
Abū l-Qāsim empezó a ganarse tribus para su credo, encontrando resistencia en las tribus judías…hasta ese momento, sus seguidores oraban hacia Isra (la alquibla), pero ante la repulsa judía, Abū l-Qāsim ordena cambiar ésta hacia La Meca.
Entre el 622 al 623 dC, Abū l-Qāsim dicta la conocida como “Constitución de Medina”, donde establecía qué tribus podían vivir bajo el Islam, los de otros credos debían pagar tributos, pero las tribus paganas no serían aceptadas, ni pagando impuestos.
Todas las propiedades de los seguidores de Abū l-Qāsim, en La Meca, fueron confiscadas y entonces, lo que comenzó como algo religioso, terminó en una declaratoria de guerra el 624 dC cuando Abū l-Qāsim y 300 de los suyos asaltaron una caravana de mercaderes que se dirigía a La Meca.
Los jeques de La Meca enviaron un pequeño ejército de mil efectivos contra Medina, para solucionar el problema de una vez por todas.
El 15 de marzo del 624 dC., en Badr, 300 derrotaron a mil…Abū l-Qāsim demostraba en los hechos que era el legítimo profeta de Allah.
Consecuencia inmediata fue la expulsión de la tribu judía de Banu Qainuqa de Medina, ciudad que se convirtió al Islam, y Abū l-Qāsim en el caudillo militar, político y religioso de aquella región.
Abū l-Qāsim contrajo alianzas a través de matrimonios con Aisha, hija de su lugarteniente Abu Bakr y con Hafsah, hija de otro de sus mandos, Úmar.
La hija de Abū l-Qāsim, Fátima, se casó con Ali, primo de su padre.
Pero la guerra de la Meca contra Abū l-Qāsim recién había empezado…
En el 625 dC, Abu Sufyan, jeque de la Meca, con 3 mil hombres, enfiló a Medina chocando con Abū l-Qāsim en Uhud el 23 de marzo, siendo repelido. Volvió en abril del 627 dC, pero esta vez se encontró con trincheras defensivas circundando la ciudad…
La derrota de Abu Sufyan, reforzado con hombre de la tribu judía de Banu Qurayza, fue contundente y gatilló la expansión del Islam, de las revelaciones de Abū l-Qāsim, a través de la conversión pacífica o la devastación o “Yihad”.
En marzo del 628 dC, Abū l-Qāsim retorna a La Meca con un ejército de 1,6 mil hombres.
Los jeques de La Meca firman un acuerdo con Abū l-Qāsim en un pueblo cercano Al-Hudaybiyyah, donde éste se comprometía a no ingresar a la ciudad sino en el 629 dC sin resistencia armada alguna.
Abū l-Qāsim ya no era el mercader fácil de intimidar de hacía pocos años…era un caudillo quien podía imponer sus condiciones así que el 1 de enero del 630 dC con un ejército de más de 10 mil hombres tomó La Meca…
Destruyó 360 ídolos colocados alrededor de la Kaaba (“El Cubo” en castellano), también llamada al-Kaʿbah al-Musharrafah (roca o meteorito en forma de prisma, lugar sagrado y de peregrinación religiosa para los árabes) e hizo borrar las pinturas paganas de sus muros interiores, aunque preservó las de Jesucristo y la Santísima Virgen María.
Abū l-Qāsim prohibió a los no musulmanes peregrinar a La Meca, que a partir de ese día se convirtió en el lugar sagrado exclusivo del Islam.
Abū l-Qāsim vivió de manera espartana, a pesar de las riquezas y lujos que bien pudo gozar como caudillo de un movimiento religioso y militar en expansión.
Falleció el 8 de junio del 632 dC en Medina a los 63 años de edad, siendo sucedido por su suegro, Abu Bakr bajo el título de “califa” (“guiado”).
Abū l-Qāsim había fundado un credo que hoy lo conforman 1,9 mil millones de personas alrededor del mundo; sus revelaciones escritas, reunidas en hadices (dichos, parábolas), azoras y aleyas (capítulos y versículos respectivamente), se compendiaron en un libro sagrado: el Corán.
A su muerte, el Islam se había extendido a Siria y Palestina…y Abū l-Qāsim se le veneró como el Profeta, el “Digno de Alabanza” o “Mohammad”…Mahoma.

El Candelabro. Iluminando Mentes