En esta entrada vamos a realizar una pequeña biografía sobre Lautaro, el gran líder de la resistencia del pueblo mapuche contra la invasión que los castellanos realizaron en su territorio durante la década de los cuarenta y cincuenta del siglo dieciséis, en lo que fue el inicio de la ocupación española del actual Chile



EL TOKI MAPUCHE LAUTARO (LEFTRARU)


Entre los diversos pueblos indígenas del Nuevo Mundo que opusieron tenaz resistencia al dominio europeo, en el siglo XVI, ocupan un lugar privilegiado las poblaciones reche-mapuche, en el actual centro-sur de Chile. En la que es conocida como Guerra de Arauco, destaca la figura de Leftraru, conocido comúnmente como Lautaro.

Su nacimiento se estima hacia 1534 en las proximidades de Tirúa, en la cordillera de Nahuelbuta, hijo de un lonko (jefe no militar) llamado Curiñancu. Con 11 años de edad fue capturado y convertido en sirviente en la caballeriza del comandante español Pedro Valdivia, experiencia que le dotó de un gran conocimiento de la cultura española, no solo de sus modos de vivir sino también de sus métodos de combate. Aprendió a no temer al caballo y a montar hasta hacerse un buen jinete.

Hacia 1550, en su calidad de sirviente o auxiliar, Leftraru fue testigo del brutal trato a los mapuches vencidos tras las batallas de Andalién y Penco. Trás sus costosas victorias, Valdivia ordenó mutilar varias decenas de prisioneros cercenándoles sus orejas, narices y manos y liberándolos para que sirvieran de escarmiento. Sin embargo, esta acción en vez de lograr el objetivo que los españoles deseaban, logró el efecto inverso. Sobretodo en el joven mapuche.

Permaneció con Valdivia por lo menos un años más, pero entre finales de 1552 o comienzos de 1553, se fugó para reunirse con su pueblo.

Al principio los mapuches desconfiaron de él, pero solo un año después, ya se había convertido en un notorio Toki, un jefe militar: habría adquirido protagonismo al informar a los diferentes clanes y lonkos, sobre las vulnerabilidades de los españoles (la dificultad de maniobrar en terreno agreste con sus pesadas protecciones de acero, inutilidad de la pólvora con la lluvia) y las ventajas de utilizar las armas que se capturaran al enemigo, como espadas y caballos, así como tácticas para combatir a la caballería.

En diciembre de 1553 tuvo lugar su éxito más resonante, la Batalla de Tucapel, aplastando al ejército español y apresando a su comandante, el gobernador de Chile, su antiguo patrón, Pedro de Valdivia, quien sería ejecutado poco después. En la victoria fueron decisivas la elección del terreno para neutralizar las ventajas del adversario, su caballería y sus lanceros y la coordinación entre los distintos grupos de ataque. En febrero de 1554, dos meses después de la muerte de Valdivia, Leftraru nuevamente demostró su liderazgo en la Batalla de Marigüeñu, donde aplastó al contingente comandado por Francisco de Villagra. Esto le permitió destruir y saquear completamente la ciudad de Concepción, brutalidad característica de toda la Guerra de Arauco.

Sin embargo, entre 1554 y 1555 una peste de tifus y la sequía diezmó a la población mapuche. Los españoles tampoco pudieron recuperar la iniciativa, así que se atenuó la intensidad y frecuencia de los enfrentamientos. El gobernador Francisco de Villagra ordena repoblar Concepción. A fines de 1555 los mapuches la destruye por segunda vez.

Hacia 1556 Leftraru retomó la ofensiva, tratando de avanzar hacia Santiago, logrando llegar hasta el río Maule, siendo detenido en la Batalla de Peteroa. Un año más tarde, las campañas destinadas a avanzar hacia la zona central continuaron. Lautaro logró establecerse en una zona protegida, construyendo un fuerte o malal que le permitiría controlar la región disponiendo de recursos para lograr la expulsión total de los españoles del Valle Central. Sin embargo, los excesos y castigos cometidos por él y sus hombres en contra de los promaucaes, habitantes de la región, le valieron la enemistad de varios caciques que se vengaron delatándo su ubicación.

El 30 de abril de 1557, en un ataque sorpresa, los españoles cayeron sobre su campamento, en Mataquito, y el líder mapuche fue muerto de un lanzaso y su cabeza cortada. Pese a la perdida de su líder sus hombres siguieron combatiendo durante de seis horas hasta que los sobrevivientes fueron obligados a huir. Los vencedores tomaron la cabeza del Toki para exhibirla en la Plaza de Armas de Santiago. Tenía solo veinte tres años.

La muerte de Lautaro no fue tan importante para la resistencia mapuche (pues no significó su fin), como lo fue su vida. Su mentalidad pragmática, abierta a usar todos los medios posibles para combatir al adversario, a conocer sus fortalezas y reproducirlas, conocer sus debilidades y explotarlas, fue la llave para acabar con el mito de la invencibilidad de los españoles en el continente americano, y convertir la resistencia mapuche en la más indómita y efectiva del Nuevo Mundo, garantizando la libertad de su pueblo por los siglos siguientes. Los mapuches tardarían algunos meses en encontrar otro líder a la altura de Lautaro, al menos en cuanto a tenacidad, hasta que surgieron las figura de Galvarino y Caupolicán.



El Candelabro. Iluminando Mentes