Sócrates (470-390 AC): Este gran filósofo griego pensó que la pregunta más importante antes del hombre es la determinación del bien y el mal. Según él, el conocimiento del bien y el mal y sus criterios están imbuidos en el hombre y puede diferenciar entre los dos si así lo desea.



LA LUCHA DEL BIEN CONTRA EL MAL


Ya hace muchos decenios que dejó de creerse en el diablo, hoy pertenece al folklore popular más que a un miedo real.

Se le ve danzando en las fiestas del pueblo, en piñatas que se queman entre risas los siete de diciembre, los jóvenes asisten a las salas de cine para verlo al menos en las películas y así averiguar si sienten algún sobre salto… melancolía por el viejo diablo, ya nadie lo toma en serio.

Bien sabemos que el catolicismo nombró como adversario de Dios a las divinidades de los demás panteones: Bel, Astarté, Lucifer, Luzbel, Satanás, Beelzebú, Demonio, fueron nombres sagrados de otras culturas… pero fuera de todas estas conclusiones filológicas, lo cierto es que la vieja lucha del bien contra el mal aún existe, ya no se personifica es verdad, pero el concepto del mal sigue vigente: La guerra, el contrabando, la trata de personas, la extorsión… los pecados capitales siguen haciendo de las suyas: la envidia, la gula, la avaricia, la ira, la soberbia… Yo mismo he escuchado a amigos muy convencidos en su ateísmo decir con énfasis: “Eso estuvo mal”, o “es una mala persona”.

La personificación del mal ya no existe pero aún lo identificamos, la lucha dual sigue, lo saben los sistemas de justicia, lo sabe el padre de familia preocupado por sus hijos, lo sabe el maestro, el abuelo, el niño que tiembla ante una escena violenta, lo sabemos todos. Esa conceptualización vanal que expresa que el bien y el mal son relativos, ante un sistema judicial no aplica, allí existe una lista de crímenes que para nada son relativos y que se deben combatir, tampoco aplica en un sistema de salud donde se sabe muy bien qué cosas dan salud y qué otras enferman el cuerpo, lo sabe la filosofía clásica en su imperecedera clasificación de virtud y defecto, lo sabe un ingeniero y un arquitecto que trabajan con medidas exactas para que un edificio no se caiga, allí nada es relativo, todo es definitivo.

Es por eso que la lucha mitológica del bien contra el mal aún existe, por eso los mitólogos aún hablan como si fuera actual sobre la lucha de Apolo contra Pitón, sobre la de San Jorge y el dragón, sobre la de Osiris contra Set, la de Buda contra Mara, es aún actual la lucha del Arcángel Miguel contra el adversario infernal y es de una literalidad tal que por lo mismo, su símbolo aún está presente en automóviles, puertas de las casas, llaveros.

Más de un siglo de existencialismo ha querido abolir la definición de esta lucha, pero aunque quieran negarlo, la dualidad sigue existiendo, aún esas imágenes del bien contra el mal perdurarán, hasta que venzamos el mal.



El Candelabro. Iluminando Mentes