Según el tarot, el Ermitaño representa la introspección, la meditación en solitario, la necesidad de autoconocimiento, de retiro del mundo para entender mejor lo aprendido y asimilarlo.



El Ermitaño.


El Ermitaño es la carta número nueve del tarot, y forma parte de los importantes Arcanos Mayores, o sea, las 22 cartas más importantes del mazo, que representan arquetipos universales que pueden identificarse con todos los seres humanos.

El ermitaño usualmente muestra a un anciano, de cabello y barbas blancas, algo encorvado, cubierto con un manto que normalmente no deja ver sus pies y sostenido por un largo bastón. En la otra mano levanta a lo alto un farol que va iluminando su camino.

Hay quienes dicen que no le vemos los pies porque representa que casi no se mueve de sitio o que camina en el plano espiritual, no terrenal. Por su lado, su cabello blanco significa conocimiento y sabiduría mientras que el bastón tiene 7 nudos, como el de Moisés, la persona indicada para mostrarnos el camino, así como representa los 7 días de la semana y de la creación.

El farol simboliza la guía, el conocimiento, la iluminación divina que busca guiarnos en nuestro camino. Cabe recalcar también que el hombre es lo único que vemos en la carta realmente, no hay otras figuras o elementos importantes.

Esto es importante porque la carta del Ermitaño representa la soledad, la reflexión, la introspección, la prudencia. Es el tiempo de alejarnos de eso que nos afecta y hacer un examen de conciencia, de un autoanálisis.

Su relación con la Numerología. El número nueve es el de la espiritualidad, el de la paciencia, la sabiduría, la entrega, el que marca el fin de una etapa, la culminación del tiempo y del resto de los números, algo que se equipara con el Ermitaño.

Sabemos que hay momentos en la vida en que debemos pararnos y tomar un momento. Calmarnos un poco y examinar y analizar en qué situaciones estamos, en qué etapa nos encontramos, qué está ocurriendo en nuestro entorno y cómo llegamos hasta este lugar.

Necesitamos un respiro, un cambio de dirección, bajarle algunas ‘rayitas’ a algo… Puede ser una especie de retiro espiritual interno, o incluso de literal escaparnos a un lado donde podamos descansar, respirar profundo y hacer esa introspección honesta, profunda y propia que nos lleve a una solución al problema que tenemos o simplemente una mejor dirección a nuestra vida.

También no es necesario que estés solo, puede ser que estés rodeado de gente y aún así, puedes hacer ese examen de conciencia.

Es una ‘soledad’ en el sentido de que sólo tú puedes encontrar las soluciones o esas respuestas que tanto anhelas y necesitas

El ermitaño nos recuerda a esas viejas figuras de autoridad en infinidad de culturas, los ancianos, magos, videntes, profetas, los poderosos de cada aldea, que tenían autoridad y la sabiduría suficientes para poder aconsejar al resto de las personas.

Figuras que tomaban un voto de silencio, de soledad, de pobreza y humildad, que se podían alejar un tiempo del resto de la comunidad, para liberarse de ataduras físicas y mundanas de su realidad, y así ponerse en contacto con su sabiduría interna para encontrar un equilibrio total.

El ermitaño te pide que honres tu poder interno, tu sabiduría fuerte, incesante, que tal vez ni sabías que tenías pero que está ahí dentro. Ahí encontrarás las verdaderas respuestas, no en el exterior con el caos, el ruido, los constantes desafíos e intrusiones de los demás.

El ermitaño en una tirada sobre resultado o futuro, te indica que a pesar del problema, encontrarás en ti mismo la solución, y aunque la vida te lance desafíos, estarás preparado para salir adelante si actúas con prudencia, madurez y equilibrio.



El Candelabro. Iluminando Mentes