En el siglo XIV, la peste asoló todo el continente europeo matando a millones de personas y provocando el recelo hacia la comunidad judía, a quienes se consideró culpables de provocar la epidemia. Las matanzas de judíos se sucedieron por toda Europa, pero entre ellas destacaría por su crudeza la que tuvo lugar en Estrasburgo el 14 de febrero de 1349, donde unos dos mil judíos murieron en la hoguera acusados de envenenar los pozos de agua para acabar con los cristianos de la ciudad.

Cuando la peste asoló el continente europeo dejando sin vida a millones de personas, las matanzas de judíos a quienes se consideró culpables, se sucedieron por toda Europa. Entre ellas destacaría la de Estrasburgo, que se llevó a cabo el 14 de febrero de 1349.
Para el siglo XIV la muerte y destrucción se extendía por toda Europa en forma de una enfermedad misteriosa y letal.
Comunidades enteras habían quedado exterminadas a causa de una bacteria llamada Yersinia Pestis, la peste bubónica, llamada así por la inflamación de los ganglios linfáticos. Se transmitía a través de las pulgas que portaban las ratas, un animal muy abundante en las ciudades medievales.
Cuando la epidemia causaba miles de muertes por día, la población aterrorizada comenzó a buscar al culpable de aquel castigo divino, un chivo expiatorio a quien pudieran cargar con las culpas.
En una época donde los judíos europeos eran obligados a vivir en hacinados barrios llenos de gente, se les acusó de propagar deliberadamente la enfermedad como modo de acabar con los cristianos.
“Surgió la sospecha de que los judíos habían envenenado los arroyos y pozos, e incluso el aire, para aniquilar de un solo golpe a los cristianos de todos los países”.
Escribe el historiador Heinrich Graetz.
Poco a poco las comunidades judías comenzaron a ser perseguidas y atacadas indiscriminadamente en España, Italia, Francia, Países Bajos y Alemania. Más de la mitad fueron asaltadas por multitudes de exaltados cristianos que culpaban a los judíos de propagar la plaga.
La masacre de San Valentín.
La situación de los judíos se había vuelto insostenible en Estrasburgo. A pesar de los intentos del gobierno que trataba de protegerlos, después de escuchar todos los relatos que se contaban sobre las personas masacradas en ciudades vecinas.
La tensión que se vivía en las calles terminó por estallar un viernes 13 de febrero cuando un grupo de hombres enardecidos sacó a todos los judíos de sus casas con violencia y los encarcelaron bajo la acusación de asesinato.
El testimonio de un curtidor de la época relata lo siguiente:
“Desde el amanecer, un barullo indescriptible llenó las calles de Estrasburgo: era el sonido de la marcha, avanzando al ritmo de canciones salvajes, acompañado por los gritos de las mujeres desatadas. Cuando rompieron las barreras que cerraban la entrada del barrio judío, la multitud se precipitó en el gueto. Hombres y mujeres, niños y ancianos fueron masacrados sin piedad. En las casas quemadas, familias enteras desaparecieron sin dejar rastro.”
Al amanecer del 14 de febrero de 1349, los judíos sobrevivientes que habían sido encarcelados veían desde su encierro cómo se estaban levantando las piras donde, presumiblemente, iban a ser quemados. Fueron reunidos todos y arrastrados al cementerio judío. Allí había una gran hoguera en la que fueron quemados. La multitud se mostró atraída por los pequeños niños judíos, a los que se les bautizaba antes de ser arrojados a la hoguera.
Aquel supuesto acto de fe llevó horas, y, cuando terminó, la turba exaltada se lanzó sobre las cenizas aún humeantes para llevarse todo lo que hubiera quedado de valor tras la quema.

El Candelabro. Iluminando Mentes