Clausewitz define la guerra como: Un acto de fuerza para imponer nuestra voluntad al adversario.)> Por tanto, los dos elementos esenciales de su definición son: la fuerza, que sería el medio, e imponer nuestra voluntad, que sería el fin.



LOS MANDAMIENTOS PARA LA GUERRA SEGÚN CLAUSEWITZ


Como analista militar, Clausewitz definió propuestas que mantienen su validez:


1- Delimitación de los objetivos finales

“No se inicia una guerra, o racionalmente no debería hacerse, sin preguntarse qué se pretende obtener mediante dicha confrontación y durante la misma. Lo primero es su alcance; lo segundo, su objetivo último”.

En resumen, no es lo mismo una guerra total que incluya al elemento civil y busque una rendición incondicional (Segunda Guerra Mundial) que una guerra limitada cuyo objetivo es restituir una situación precedente (Las Malvinas).


2- Planificación de la batalla

Toda campaña o batalla debe tener un plan que señale los objetivos militares, la asignación de recursos y la intensidad requerida. Deben conocerse también los efectivos y la disposición del enemigo. Tener un plan no asegura la victoria, pero no tenerlo conlleva la derrota.


3- Claves de un buen ataque

“Las circunstancias que llevan a la victoria en la batalla son la sorpresa, las ventajas con que se llega al lugar elegido para la operación y el ataque desde varios frentes”. En todo ataque hay que buscar la superioridad numérica y de fuego, al menos en el punto de contacto, con el fin de romper las líneas del enemigo y quebrantar su moral.


4- Contundencia en la acción

El objetivo principal de la batalla estriba en la destrucción del enemigo. De ahí la necesidad de ser contundentes, infligiendo el mayor daño posible en el menor espacio de tiempo. Toda pérdida de tiempo va en menoscabo de la potencialidad.


5- Defensa activa

“La defensa no puede concebirse sin reacciones ofensivas, ya que estas constituyen uno de sus elementos indispensables”. Aparentemente, el defensor lleva ventaja, pero la mera defensa es incompatible con la victoria. Si en algún momento la defensa resulta necesaria, debe considerarse como un paso previo al contraataque.


6- Flexibilidad operativa

Cuando dos ejércitos entran en combate, aparecen elementos no considerados o que se comportan de manera distinta a la planeada (lo que se denomina fricción). La batalla es algo dinámico, y los mandos deben saber adaptarse a las circunstancias. Además, contar con una reserva estratégica permite atender situaciones imprevistas y desequilibrar una lucha indecisa.


7- Moral de la tropa

Debe cuidarse la moral de victoria de la tropa; resulta un factor determinante. Un soldado bien equipado y alimentado se siente superior.


8- Límites de la acción

La victoria en la batalla no debe ofuscar. Todo mando ha de saber cuál es el límite de sus fuerzas y no ir más allá, a riesgo de perder lo ganado. En las guerras también hay que distinguir el avasallamiento de la destrucción. Dicho límite tiene que quedar ya claro en el momento de la planificación



El Candelabro. Iluminando Mentes