El filósofo alemán Arthur Schopenhauer nos invita a reflexionar sobre el papel que juegan la juventud y la fama en la vida de los seres humanos. Schopenhauer nos plantea que la vida es tan pobre que sus bienes han de ser repartidos con parquedad, y que la juventud tiene de sobra con su propia riqueza y puede estar satisfecha con ella. Sin embargo, en la vejez, cuando todos los placeres y alegrías se han extinguido, la fama puede brotar como un auténtico consuelo para aquellos que han inyectado toda la fuerza de su juventud en obras que no envejecen con ellos.



Schopenhauer sobre la importancia de inyectar la fuerza de la juventud en obras duraderas.


“Fama y juventud a la vez son demasiado para un mortal. Nuestra vida es tan pobre que sus bienes han de ser repartidos con parquedad. La juventud tiene de sobra con su propia riqueza y puede estar satisfecha con ella. Pero en la vejez, cuando todos los placeres y alegrías se han extinguido como los árboles en invierno, entonces brota oportunamente el árbol de la fama como un auténtica gaulteria: también se la puede comparar a las peras de invierno, que crecen en verano pero son disfrutadas en invierno. No hay en la vejez más hermoso consuelo que haber inyectado toda la fuerza de la propia juventud a obras que no envejecen con uno.”

Arthur Schopenhauer (1788-1860)


El texto del filósofo alemán Arthur Schopenhauer, titulado “Fama y juventud”, nos invita a reflexionar sobre la relación entre la juventud y la fama, y cómo esta última puede ser una fuente de consuelo en la vejez. Schopenhauer plantea que, si bien la juventud es una etapa de la vida en la que se tienen muchas energías y recursos, estos no siempre son suficientes para alcanzar la fama, que es un bien que se distribuye con parquedad. En cambio, la vejez puede ser un momento en el que la fama brote oportunamente, como un árbol de invierno que crece en verano, y que puede ser un consuelo para aquellos que han invertido toda su energía y juventud en obras que no envejecen con ellos.

En este sentido, podemos entender que la fama es una especie de legado que uno puede dejar a través de sus obras, ya sea en el arte, la ciencia, la política o cualquier otro ámbito. Esta fama no tiene por qué ser necesariamente una búsqueda egocéntrica o vanidosa, sino que puede ser el resultado natural de una dedicación profunda y sincera a una causa o proyecto que trascienda la propia existencia. De hecho, Schopenhauer afirma que no hay consuelo más hermoso en la vejez que haber inyectado toda la fuerza de la propia juventud a obras que no envejecen con uno.

Sin embargo, el filósofo también nos advierte de los peligros de la fama y la juventud juntas, ya que pueden ser demasiado para un mortal. La búsqueda desmedida de la fama puede llevar a la vanidad, la arrogancia y la falta de sentido crítico, mientras que la juventud puede ser un momento de impulsividad e inmadurez. Por eso, es importante encontrar un equilibrio entre la pasión por las obras y la humildad ante los logros.

En definitiva, el texto de Schopenhauer nos invita a reflexionar sobre el sentido de nuestra existencia y sobre el legado que queremos dejar en el mundo. Si bien la juventud puede ser una etapa de la vida en la que se tiene mucha energía y recursos, la fama es un bien que se distribuye con parquedad y que puede ser un consuelo en la vejez para aquellos que han invertido toda su energía y juventud en obras que no envejecen con ellos. Pero para alcanzar esta fama, es importante encontrar un equilibrio entre la pasión por las obras y la humildad ante los logros, y evitar caer en la vanidad y la arrogancia que pueden ser peligrosas para la vida y la obra.


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