La lectura en la sociedad contemporánea se encuentra en un punto de inflexión debido al avance tecnológico y la constante distracción que caracteriza nuestra vida diaria. En un mundo cada vez más digitalizado, con acceso inmediato a una cantidad abrumadora de información, surge la pregunta inevitable: ¿se lee mejor en la actualidad? A pesar de la amplia disponibilidad de material escrito, la prevalencia de la distracción constante y la cultura de la prisa y la inmediatez plantean desafíos significativos a nuestra capacidad de sumergirnos en la lectura de manera profunda y significativa.




La sociedad hiperconectada: desafíos y oportunidades para la lectura en el siglo XXI”


Es indudable que hoy se lee más que antes. ¿Se lee mejor? Lo dudo. La distracción es nuestro estado habitual. No la distracción del que se aleja del mundo para internarse en el secreto y movedizo país de su fantasía, sino la de aquel que está siempre fuera de sí, perdido en la mediocre e insensata agitación cotidiana. Mil cosas solicitan a la vez nuestra atención y ninguna de ellas logra retenernos; así la vida se nos vuelve arena entre los dedos y las horas humo en el cerebro.“

Octavio Paz


La reflexión planteada por Octavio Paz sobre la lectura en la sociedad contemporánea es sumamente pertinente en un mundo cada vez más digitalizado y caracterizado por la constante distracción. En su breve pero poderoso extracto, Paz cuestiona si la lectura de hoy en día es realmente mejor que en el pasado, poniendo énfasis en la prevalencia de la distracción como estado habitual de nuestra sociedad.

En primer lugar, es importante reconocer el avance tecnológico y el fácil acceso a la información que tenemos en la actualidad. Con la proliferación de dispositivos electrónicos, internet y las redes sociales, estamos expuestos a una cantidad inmensa de material escrito en comparación con generaciones anteriores. La disponibilidad de libros digitales, artículos en línea y blogs ha ampliado considerablemente nuestras opciones de lectura. Sin embargo, esta abundancia también ha generado un fenómeno de sobreestimulación y dispersión de la atención.

La distracción se ha vuelto omnipresente en nuestra sociedad moderna. Constantemente estamos bombardeados con notificaciones de mensajes, correos electrónicos, actualizaciones de redes sociales y otras formas de comunicación digital. Esta hiperconectividad nos impide sumergirnos en la lectura de manera profunda y significativa. En lugar de dedicar tiempo a la reflexión y a la absorción de la información, nos vemos arrastrados por la vorágine de la agitación cotidiana, saltando de una actividad a otra sin realmente enfocarnos en ninguna de ellas.

El impacto de esta distracción constante en nuestra capacidad de lectura es significativo. Nuestra capacidad para concentrarnos y mantener la atención se ha visto afectada negativamente. La lectura, que alguna vez fue una actividad que requería un compromiso mental profundo, se ha convertido en una experiencia fragmentada y superficial. La velocidad de lectura se ha vuelto prioritaria en lugar de la comprensión y la asimilación de la información.

Además de la distracción digital, también existe una cultura de la prisa y la inmediatez que ha permeado en nuestra sociedad. Vivimos en una era en la que el tiempo se ha vuelto un recurso escaso y cada vez más valorado. Esto ha llevado a una lectura apresurada y superficial, en la que nos limitamos a obtener una idea general sin profundizar en los detalles o en las múltiples capas de significado que pueden tener los textos. La búsqueda de gratificación instantánea y la falta de paciencia han debilitado nuestra capacidad para disfrutar y comprender la lectura en su plenitud.

Sin embargo, es importante destacar que no todo está perdido. A pesar de los desafíos que enfrentamos, aún hay personas que valoran la lectura como una experiencia enriquecedora y transformadora. Existen comunidades de lectores y bibliotecas que fomentan el hábito de la lectura y proporcionan un espacio tranquilo para sumergirse en los libros. Asimismo, se han desarrollado aplicaciones y herramientas que buscan contrarrestar la distracción digital, promoviendo la concentración y el enfoque en la lectura.

En conclusión, la afirmación de Octavio Paz sobre la lectura en la sociedad contemporánea no puede ser ignorada. Si bien es cierto que hoy en día se tiene acceso a una mayor cantidad de material escrito, la distracción constante y la fragmentación de la atención han generado un deterioro en la calidad de nuestra lectura. La cultura de la prisa y la inmediatez también ha contribuido a una lectura superficial y apresurada. No obstante, aún hay esperanza. La valoración de la lectura como una experiencia significativa y la existencia de comunidades y recursos que promueven la concentración y el disfrute de la lectura demuestran que es posible contrarrestar estos desafíos.

En última instancia, para mejorar nuestra experiencia de lectura, debemos tomar conciencia de los obstáculos que enfrentamos y tomar medidas activas para superarlos. Esto implica establecer límites en nuestra exposición a la distracción digital, practicar la paciencia y la dedicación en nuestras sesiones de lectura, y cultivar un ambiente propicio para la concentración y la reflexión.

Solo así podremos aprovechar plenamente los beneficios intelectuales, emocionales y cognitivos que la lectura nos ofrece.


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