En un rincón pintoresco de la Ciudad de México, nació hace 111 años uno de los mayores íconos de la comedia mexicana: Cantinflas. Bajo su nombre real, Fortino Mario Moreno Reyes, se forjó un hombre cuyo ingenio y talento traspasaron fronteras. Desde las carpas humildes hasta las pantallas de cine, Cantinflas encendió risas y contagió alegría a través de su peculiar estilo. Con su inconfundible forma de hablar y su vestimenta desaliñada, se convirtió en un personaje icónico, cuyas frases célebres aún resuenan en la memoria colectiva. Acompáñanos a adentrarnos en la vida y la trayectoria artística de este maestro del humor inteligente, cuyo legado en el cine mexicano prevalece como una joya inolvidable.



La vida y carrera de Cantinflas: Del teatro al cine”


Fortino Mario Moreno Reyes, conocido como Cantinflas, nació el 12 de agosto de 1911 en la ciudad de México. Fue un exitoso cómico de teatro, cine y televisión. Cantinflas fue el cuarto hijo de una familia humilde y numerosa. Su padre era agente postal ambulante y su madre ama de casa.

Durante su juventud, Cantinflas estudió primaria y luego intentó ingresar al ejército, pero fue dado de baja por ser menor de edad. Para ayudar a su familia, incursionó en el boxeo, pero no alcanzó popularidad. Posteriormente, trabajó en oficinas postales en Oaxaca y Jalapa Veracruz.

Su pasión por el baile lo llevó a trabajar en carpas, donde cantaba, bailaba y entretenía al público. En una función en Celaya, tuvo un improvisado momento en el escenario que hizo reír a la audiencia, lo que le valió felicitaciones del empresario. Durante su tiempo en la Ciudad de México, conoció a Valentina Ivanova, quien se convertiría en su esposa.

Cantinflas trabajó junto a su cuñado, el cómico Schilinsky, en diversas carpas y salones. Inicialmente fue anunciado como Cantinflitas parodista, pero adoptó el nombre de Cantinflas para ocultar su profesión a su familia. Su personaje en escena tenía un vestuario característico, con aspecto descuidado, pantalones caídos y una gabardina en mal estado que luego se convirtió en su chaleco distintivo.

La forma de hablar de Cantinflas se hizo famosa por sus largas palabras y frases confusas. A esta peculiar manera de comunicarse se le llamó “cantinflear”, término que fue reconocido por la Academia Mexicana de la Lengua. El apodo Cantinflas se deriva de la combinación de “inflar” y “cantinear”, términos utilizados en los barrios mexicanos para referirse a las personas ebrias.

A lo largo de su carrera, Mario Moreno actuó en 43 películas en blanco y negro y 32 a color. En su vida personal, tuvo un romance extramarital con la actriz argentina Charito Granados, con quien tuvo un hijo llamado Mario Ficachi. También se descubrió que tuvo un hijo en adopción con una mujer estadounidense, quien fue llamado Mario Arturo Moreno Ivanova.

Desafortunadamente, la esposa de Cantinflas fue diagnosticada con cáncer en 1964 y falleció el 6 de enero de 1966. En diciembre de 1992, el presidente Carlos Salinas de Gortari anunció un festival en homenaje a Cantinflas, pero lamentablemente, a los 81 años de edad, Cantinflas falleció el 20 de abril de 1993 debido a un cáncer pulmonar.

Cantinflas dejó un gran legado en la industria cinematográfica mexicana. Fue un forjador de este arte en el país. Algunas de sus frases célebres incluyen: “Lo difícil lo hago de inmediato, lo imposible me tardo un poquito más”, “Algo malo debe de tener el trabajo, si no los ricos ya lo hubieran acaparado”, y “La primer obligación del ser humano es ser feliz; la segunda hacer felices a los demás”. Su humor inteligente y estilo único lo convirtieron en un ícono inolvidable.



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