Bienvenidos al apasionante mundo del circo, donde la emoción y la destreza se entrelazan bajo la carpa mágica. En la aclamada película clásica “Trapecio”, lanzada en 1956, dos leyendas del cine, Burt Lancaster y Tony Curtis, protagonizan una historia que trasciende los límites de la pantalla. Entre acrobacias deslumbrantes, frustraciones y pasiones arrebatadoras, adentrémonos en el fascinante universo de los trapecistas Ribble-Orsini y descubramos cómo, a través del triple salto, luchan por alcanzar la gloria. Sin embargo, el camino hacia el éxito se ve obstaculizado por la seductora y manipuladora Lola, cuya belleza y ambición amenazan con convertirse en el mayor desafío de sus vidas. Prepárense para adentrarse en un viaje lleno de drama, romance y acrobacias impresionantes mientras exploramos los entresijos de “Trapecio”, una película que dejó una huella indeleble en el mundo del cine.

“El desafío del triple salto en ‘Trapecio’: Acrobacias y emociones bajo la carpa circense”
En 1956, Burt Lancaster, recién fundando su propia productora, decidió tomar a Tony Curtis y ofrecerle papeles más serios y complejos que le permitieran dejar atrás su imagen de galán. Fue así como surgió la película “Trapecio”, donde ambos actores brillaron con sus interpretaciones.
La trama de “Trapecio” gira en torno al dúo de trapecistas Ribble-Orsini, quienes luchan por lograr el codiciado triple salto en sus actuaciones. Sin embargo, su camino se ve obstaculizado por Lola, una mujer hermosa pero egoísta, que se convierte en un duro desafío para su superación.
Para Burt Lancaster, quien ya había cautivado al público con su destreza física y su encantadora sonrisa en películas como “El halcón y la flecha” y “El temible burlón”, “Trapecio” representó una oportunidad para lucirse en un entorno más dramático. Lancaster despliega toda su fuerza interpretativa, destacando su rostro marcado por la dureza y cierta amargura que caracteriza al personaje. Es notable que él mismo realizara las acrobacias sin necesitar un doble, mostrando su habilidad como gimnasta y acróbata.
Por otro lado, Tony Curtis demostró su talento como actor, dando una réplica adecuada al gran Lancaster. Aunque necesitó un doble en algunas escenas de riesgo, su actuación lo reafirma como un actor capaz de estar a la altura de los más grandes. Además, su atractivo físico no pasó desapercibido entre las domadoras, bailarinas y demás trapecistas, quienes mostraron su preferencia por el personaje de Mike Ribble, un hombre duro, cojo y solitario.
“Trapecio” fue una película que impactó al público de la época, siendo reconocida por su emotividad y la habilidad actoral de su elenco. Su éxito fue tal, que el autor de este texto recuerda haberla visto múltiples veces en el cine Casablanca en Camagüey, sin importar el tiempo transcurrido.
En resumen, “Trapecio” no solo fue un vehículo para el lucimiento de Burt Lancaster y Tony Curtis, sino que también dejó una huella en la historia del cine, destacando por su combinación de emociones y habilidades acrobáticas en el contexto de un circo.
Fue un recordatorio de la versatilidad de ambos actores y su capacidad para cautivar al público en roles más complejos y dramáticos.
EL CANDELABRO. ILUMINANDO MENTES