En un mundo donde la violencia parece brotar como una hierba salvaje, desafiando nuestro sentido de seguridad y bienestar, Joan Manuel Serrat nos invita a tomar un camino diferente. Con una mezcla de valentía y anhelo por vivir plenamente, nos incita a replantear nuestras acciones y prioridades, buscando una manera de detener el flujo incesante de la violencia que hemos ayudado a cultivar. Como jardineros de nuestra propia existencia, nos insta a dejar de regar las semillas de la agresión con el veneno de los medios de comunicación y nuestros propios miedos. En cambio, nos propone decorar nuestro jardín con los colores vibrantes de la cultura, el arte, la música, la tecnología y, por encima de todo, el amor. Es en este jardín floreciente que encontraremos la fuerza para secar la violencia y experimentar la vida en su máxima plenitud, bebiendo cada gota con gratitud y alegría.



Transformando nuestra realidad: secando la violencia a través del arte, la música y el amor”


Hay que tener un poco de cojones, o quizá muchas ganas de vivir para no dejar que te mate una amenaza; yo tengo muchas ganas de vivir, de beber hasta la última gota de vida que tenga, pero beberla así, con felicidad, en la mayor plenitud posible. La violencia es una flor que nosotros hemos cultivado, y la queremos arrancar a tirones; lo mejor es dejarla que se seque. Tenemos que dejar de regarla todos los días con esa mierda que produce la televisión, violencia sin sentido y sin explicación, dejar de regarla con nuestros miedos. Pareciera que en lugar de ver el crimen que se está cometiendo, observamos una película como si aquello no doliera, no sangrara, no llorara. Tenemos que poner en el jardín cultura, arte, música, tecnología y sobre todo, amor. Eso seca sin duda a la violencia”.

Joan Manuel Serrat



El texto de Joan Manuel Serrat plantea una reflexión profunda sobre la importancia de tomar una postura activa para combatir la violencia en nuestra sociedad. Serrat nos invita a tener valor y determinación para no permitir que la amenaza de la violencia nos consuma, y en su lugar, vivir plenamente con felicidad.

Una idea central que Serrat expone es que la violencia es algo que como sociedad hemos cultivado, y que para erradicarla, necesitamos dejar de alimentarla con la exposición constante a la violencia sin sentido y sin explicación que se muestra en los medios de comunicación, como la televisión. Señala cómo muchas veces, tendemos a desensibilizarnos ante el sufrimiento ajeno, como si estuviéramos viendo una película en lugar de experimentar una verdadera empatía por los afectados.

Serrat propone una solución: en lugar de regar constantemente la violencia, debemos enfocarnos en cultivar otros aspectos en nuestro “jardín” social. Destaca la importancia de llenar nuestras vidas y entorno con cultura, arte, música, tecnología y, sobre todo, amor. Al hacerlo, seca sin duda la violencia, ya que estos elementos promueven la convivencia pacífica y la construcción de una sociedad más humana y compasiva.

El mensaje de Serrat es una llamada a la acción, a ser conscientes de nuestra capacidad para cambiar las dinámicas violentas y trabajar para transformar nuestra realidad. Nos desafía a dejar de ser espectadores pasivos y a tomar un papel activo en la promoción de la paz, la tolerancia y el respeto hacia los demás.

En resumen, el texto de Serrat nos incita a reflexionar sobre nuestra responsabilidad individual y colectiva en la erradicación de la violencia. Nos insta a enfocarnos en cultivar valores positivos y llenar nuestra vida y entorno con elementos que fomenten la armonía y el bienestar.

Es a través de este proceso de cambio personal y social que podremos secar la violencia y construir un mundo mejor.


EL CANDELABRO. ILUMINANDO MENTES