En las profundidades de la tierra, escondido entre las colinas de Virginia Occidental, yace un secreto que durante décadas permaneció oculto del mundo. Un misterioso búnker subterráneo, conocido como el Greenbrier, fue creado en el apogeo de la Guerra Fría para proteger al Congreso de Estados Unidos en caso de un catastrófico ataque nuclear. Este bastión impenetrable, camuflado hábilmente bajo la superficie, es un testimonio tangible de la paranoia y la preparación que marcó aquellos tiempos inciertos. Hoy, adentrémonos en la oscuridad del pasado y desvelemos los secretos de esta fortaleza subterránea que albergó el último recurso del país en medio de la tensión nuclear.


El Greenbrier: El Búnker del Congreso de Estados Unidos durante la Guerra Fría
Durante la Guerra Fría, el miedo a un conflicto nuclear era una preocupación constante. En este contexto, el gobierno de Estados Unidos decidió construir un enorme búnker subterráneo para servir como refugio de emergencia para el Congreso en caso de un ataque nuclear. Este búnker, conocido como el Greenbrier, fue una instalación secreta que se mantuvo en funcionamiento desde la década de 1960 hasta 1992.
La construcción del Greenbrier comenzó en 1958 y se completó en 1961. La ubicación elegida fue la ladera oeste de Virginia, a 219 metros bajo la superficie. Con una extensión de 10.455 metros cuadrados, esta impresionante estructura subterránea estaba diseñada para albergar a los miembros del Congreso y sus empleados en caso de un ataque nuclear. Sin embargo, solo un pequeño grupo de empleados tenía conocimiento de su existencia y se encargaba de mantenerlo en constante estado de preparación.
Durante más de tres décadas, la ubicación exacta del búnker del Greenbrier se mantuvo en secreto. Solo aquellos con autorización de alto nivel conocían su existencia y sabían cómo acceder a él. Fue solo en mayo de 1992, cuando el periódico The Washington Post publicó un artículo titulado “El último recurso” que la existencia de esta instalación salió a la luz. El artículo reveló detalles sobre el búnker y su propósito, y el gobierno de Estados Unidos decidió poner fin al acuerdo de arrendamiento con The Greenbrier en 1995.
A partir de ese momento, la estación de audio/visual de los servicios de apoyo del Greenbrier comenzó a ofrecer tours históricos de la instalación. Estos recorridos permitían a los visitantes adentrarse en las profundidades del búnker y explorar las salas de reuniones, los dormitorios, las áreas de comunicación y los suministros de emergencia que se mantenían en la instalación. Este paso hacia la apertura al público trajo consigo una nueva era para el Greenbrier, ya no como un lugar de refugio de emergencia, sino como un testimonio tangible de un período tumultuoso en la historia de Estados Unidos.
Sin embargo, la historia del Greenbrier no se limita solo a su papel como búnker del Congreso durante la Guerra Fría. Hay datos adicionales que vale la pena mencionar. Entre ellos se encuentra el hecho de que, además de ser un refugio subterráneo, el Greenbrier también funcionaba como una estación de monitoreo de radiación y una base de comunicaciones de emergencia. Esta doble función ampliaba aún más su importancia estratégica y su capacidad para responder a situaciones de crisis.
Además, durante el tiempo en que el Greenbrier se mantuvo en secreto, se llevaron a cabo varias actualizaciones y mejoras en sus instalaciones. Se agregaron sistemas de filtración de aire avanzados, se amplió la capacidad de almacenamiento de alimentos y agua, y se mejoraron los sistemas de seguridad. Estas medidas fueron parte de los esfuerzos del gobierno para garantizar que el búnker pudiera mantener a salvo a los miembros del Congreso y otros funcionarios en caso de un ataque nuclear.
Con el paso del tiempo, el Greenbrier se ha convertido en un testimonio tangible de un momento histórico crucial. Permite a los visitantes experimentar de cerca el temor y la preparación que tuvieron que enfrentar los líderes políticos durante la Guerra Fría. A través de los tours históricos, se puede apreciar la magnitud de esta instalación subterránea y se puede reflexionar sobre las decisiones que se tomaron en ese entonces para proteger tanto al Congreso como al país en su conjunto.
En resumen, el Greenbrier fue un búnker subterráneo construido durante la Guerra Fría para servir como refugio de emergencia para el Congreso de Estados Unidos en caso de un ataque nuclear. Durante décadas, permaneció en secreto y solo unos pocos conocían su existencia. Sin embargo, después de que su ubicación fue revelada en 1992, se convirtió en una atracción turística que permitía a los visitantes adentrarse en un período oscuro y tumultuoso de la historia del país.
El Greenbrier es un testamento vivo de la importancia de la preparación y la perseverancia en tiempos de crisis.
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