En el vasto universo musical de Cuba, hay nombres que resuenan con tanta fuerza y trascendencia que traspasan el tiempo y se convierten en leyendas eternas. Uno de esos nombres es el de Beny Moré, un músico excepcional cuya genialidad y talento indiscutible dejaron una huella imborrable en la historia de la música cubana. A través de su singular estilo interpretativo, su versatilidad en géneros como el mambo y el bolero, y su capacidad para transmitir la esencia misma de la cultura cubana, Beny Moré se convirtió en el eterno maestro que continúa fascinando y uniendo corazones, incluso después de 104 años de su nacimiento. Bienvenidos a un viaje en el tiempo, donde descubriremos la grandeza incomparable de este inmortal de la música.

“La influencia cultural de Beny Moré: Un músico legendario de Cuba”
Beny Moré, cuyo nombre real era Bartolomé Maximiliano Moré, es considerado uno de los músicos cubanos más destacados de todos los tiempos. A lo largo de su carrera, que abarcó desde la década de 1940 hasta su muerte en 1963, dejó un legado musical inigualable y se convirtió en un ícono indiscutible de la música cubana.
Nacido el 24 de agosto de 1919 en Santa Isabel de las Lajas, en la provincia de Cienfuegos, Beny Moré provenía de una familia humilde, pero llena de talento musical. Desde temprana edad, mostró un interés y una habilidad excepcionales para la música, especialmente para el canto y la guitarra. Se dice que aprendió a tocar los tambores sagrados de los orishas y el tres en una cofradía de negros libertos, fundada por uno de sus antepasados, quien fue esclavo del Conde Moré.
A medida que crecía, Beny Moré tuvo que trabajar en diversos oficios, como cortar caña y hacer trabajos agrícolas, para ayudar a sostener a su familia. Sin embargo, su pasión por la música nunca disminuyó. Formó un trío musical con algunos amigos y comenzó a tocar en fiestas y eventos locales.
En la década de 1940, Beny Moré se mudó a La Habana en busca de mejores oportunidades. Su talento no pasó desapercibido y rápidamente ganó reconocimiento en el concurso “La Corte Suprema del Arte”, donde obtuvo el primer premio. Fue en ese momento que Siro Rodríguez del Trio Matamoros lo descubrió y lo recomendó como reemplazo de Miguel Matamoros. Esta oportunidad marcó un punto de inflexión en la carrera de Beny Moré.
En 1945, Beny Moré se unió al Trio Matamoros y viajó a México con ellos. Allí, grabó su primer disco y comenzó a actuar en cabarets de prestigio. Durante esta etapa, decidió cambiar su nombre a Benny, en honor al músico estadounidense Benny Goodman, a quien admiraba profundamente. Después de su experiencia en México, regresó a La Habana y continuó su carrera musical en solitario.
La versatilidad musical de Beny Moré fue uno de los aspectos que lo hizo destacar. Fue uno de los máximos exponentes del mambo, un género musical cubano que ganó popularidad en la década de 1940. Su estilo único, que combinaba gestos, vocalizaciones y una voz intensa y lírica, lo convirtió en un artista sin igual. Podía transmitir todo tipo de emociones a través de su música, desde lo romántico hasta lo socarrón y divertido.
Además de su talento como intérprete, Beny Moré también era un músico autodidacta de gran habilidad. Tenía una capacidad innata para improvisar y destacarse con su instrumento en el momento justo. Su excelencia como cantante y su capacidad para dirigir y organizar una orquesta fueron reconocidas en todo el mundo.
En 1952, Beny Moré colaboró con el pianista Bebo Valdés y su ritmo batanga, lo que resultó en una exitosa combinación musical. Juntos, crearon un sonido único y cautivador que resonó en el público. Durante esta época, también grabó con la orquesta de Mariano Mercerón y consolidó aún más su reputación como uno de los mejores músicos cubanos.
Desafortunadamente, la carrera de Beny Moré se vio truncada prematuramente debido a su enfermedad. En 1963, a la edad de 43 años, falleció dejando un legado musical que ha perdurado a lo largo de los años. Su influencia y talento continúan siendo reconocidos y admirados en Cuba y en todo el mundo.
Beny Moré, el inmortal de la música cubana, es recordado como el gran unificador a través de su música. Su genialidad y su capacidad para transmitir la esencia de la cultura cubana en cada una de sus interpretaciones lo convierten en un ícono indiscutible. A pesar de los desafíos que enfrentó a lo largo de su vida, su legado perdura y sigue siendo una fuente de inspiración para generaciones futuras de músicos cubanos.
Este año, en el 2023, se celebrará el 104 aniversario de su nacimiento, y su música seguirá siendo un recordatorio de su genialidad incomparable y su contribución a la música cubana. Beny Moré fue y siempre será el eterno maestro de la música cubana.
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