En un mundo atravesado por la guerra, donde la ausencia paterna y la fragilidad emocional dejaron una huella profunda, nació un niño llamado Julio Cortázar. Sus primeros pasos en la vida estuvieron marcados por la turbulencia y la introspección. Pero a través de la literatura, Cortázar encontró un refugio donde su imaginación podía volar libremente. Un mundo donde el dolor de la infancia se convertía en palabras, en historias que cautivarían a generaciones venideras. Acompáñanos en este viaje para descubrir los orígenes de uno de los escritores más influyentes del siglo XX, y adentrémonos en la mente creativa de Julio Cortázar.



Julio Cortázar: Un Vistazo Profundo a su Infancia y Legado Literario


El 26 de agosto de 1914, en plena Primera Guerra Mundial, nació un niño llamado Julio Cortázar en Bruselas, Bélgica. Este hecho accidental marcaría el comienzo de una vida que estaría lleno de altibajos emocionales y experiencias que influirían grandemente en su obra literaria.

Desde temprana edad, Cortázar fue impactado por los sucesos de la guerra y el abandono de su padre, quien era diplomático argentino. Esta falta de felicidad en su infancia se convertiría en una constante en sus escritos, y su literatura se convirtió en su refugio, permitiéndole escapar a un mundo fantástico creado por los escritores que tanto admiraba, como Julio Verne y Edgar Allan Poe.

Nacido en medio de la guerra, Cortázar aseguraba que esto lo convirtió en uno de los hombres más pacifistas del planeta. Su padre, luego de la ocupación de Bruselas por los alemanes, pudo evacuar a su familia y se instalaron en Suiza, donde tuvieron a su hija Ofelia. Posteriormente, la familia regresó a Argentina cuando Julio tenía un año y medio.

Aunque nació en Bélgica, Cortázar fue registrado como argentino en el consulado, pero su crianza en Europa hizo que aprendiera a pronunciar las erres como los franceses. Desde pequeño, mostró una marcada tendencia a la timidez y la introspección.

Su estancia en Barcelona a los dos años de edad dejó en él solo borrosos recuerdos de jugar en el Parque Güell, diseñado por Gaudí. En 1918, tras el fin de la guerra, la familia Cortázar regresó a Argentina y se establecieron en el barrio de Banfield, en Buenos Aires. Fue en este lugar que Julio comenzó a familiarizarse con el tango, a enamorarse de los cipreses de la ciudad y a jugar a la rayuela en las calles del barrio.

La infancia de Cortázar estuvo marcada por la ausencia de su padre, quien desapareció cuando él era muy joven. Esta circunstancia afectó profundamente al escritor, y la figura paterna ausente se convirtió en un tema recurrente en sus cuentos y novelas.

El escritor guarda un cariño especial por Banfield, describiéndolo como un paraíso en el que creció rodeado de gatos, perros, tortugas y cotorras. Las calles de este barrio, así como sus amigos de la infancia, se manifiestan a lo largo de sus obras, creando un ambiente tanto familiar como extraño en sus relatos.

La relación con su madre fue también fundamental en su vida y en su escritura. Cortázar mantenía una cercanía profunda con ella, llegando a escribirle numerosas cartas en las que compartía su mundo interior y sus inquietudes. La ausencia de su padre y la enfermedad de su hermana Ofelia, quien padecía de epilepsia desde joven, marcaron significativamente la infancia de Cortázar y se reflejan en su obra.

Uno de los aspectos más determinantes de la infancia de Cortázar fue su encuentro con los libros. Desde temprana edad, mostró interés por la lectura y su madre leía las novelas de Julio Verne, lo cual despertó en él una fascinación por la literatura. Esta pasión por los libros se reflejaría más adelante en su legado como uno de los escritores más importantes del siglo XX.

El impacto de Cortázar en la literatura contemporánea es innegable. Su obra, en la que se mezclan estilos y géneros diversos, abrió nuevas posibilidades narrativas y rompió con las estructuras tradicionales. Su novela “Rayuela” fue un hito en la narrativa de la época y dejó una huella imborrable en el panorama cultural.

Julio Cortázar falleció en París el 12 de febrero de 1984, pero su legado literario perdura hasta el día de hoy. A través de sus escritos, logró transformar una infancia marcada por la tristeza en relatos maravillosos, novelas y poemas que cautivaron a lectores de todo el mundo.

Fuentes:

  • “Cortázar de la A a la Z”.
  • Datos recopilados de diversas biografías y entrevistas a Julio Cortázar.

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