En el escenario político italiano del siglo XX, donde las pasiones ardían y las alianzas se formaban y rompían, surgió una figura que cautivó la atención de la nación y su historia. Bettino Craxi, un hombre con un ascenso meteórico y una caída abrupta, se convirtió en el enigma de la política italiana. Su nombre se vio envuelto en escándalos de corrupción, pero también fue reconocido por su habilidad para tejer alianzas políticas y su impacto en la economía de Italia. Atrévete a adentrarte en la vida y el legado de este controvertido primer ministro italiano, cuya historia se teje con hilos de poder, ambición y un destino que lo llevó de la cumbre política al exilio forzado en un lugar lejano.

La Historia Tras las Cortinas: Bettino Craxi y los Escándalos Políticos en Italia.
Bettino Craxi, nacido como Benedetto Craxi en Milán en 1934, fue un prominente político italiano que desempeñó el cargo de primer ministro de Italia desde 1983 hasta 1987. Proveniente de una familia de clase alta de origen siciliano, Craxi se unió al Partido Socialista de Italia a la edad de dieciocho años y comenzó a involucrarse activamente en la política mientras estudiaba derecho en la Universidad de Milán.
A medida que su carrera política avanzaba, Craxi se destacó por liderar la facción “autonomista” dentro del partido, que abogaba por un distanciamiento gradual de los partidos políticos dominantes en Italia en ese momento, el Partido Comunista y la Democracia Cristiana. Esta estrategia le permitió al Partido Socialista convertirse en un jugador importante en la política italiana, algo que era impensable hasta ese momento.
En 1968, Craxi fue elegido diputado en la Cámara Baja de Italia, lo que marcó su ascenso político definitivo. Dos años después, asumió la presidencia provincial del partido y en 1976 se convirtió en su presidente. A lo largo de los años, a pesar de enfrentar críticas por su estilo autoritario, Craxi consolidó la posición del Partido Socialista en el panorama político italiano, estableciendo alianzas beneficiosas tanto a nivel nacional como local.
En 1983, aprovechando el declive de la Democracia Cristiana y su propia popularidad, Craxi formó un gobierno de coalición conocido como el “pentapartito”, en el que la Democracia Cristiana tenía la mayoría. Durante su mandato, Craxi logró estabilizar el país y colocar a Italia como una potencia económica a nivel mundial, superando incluso a la Gran Bretaña en términos de PIB.
Sin embargo, su presidencia también estuvo marcada por la controversia. Las políticas de austeridad y las reformas laborales implementadas generaron una serie de huelgas generalizadas en el país, lo que erosionó su popularidad y la del Partido Socialista. Además, durante su gobierno se destapó un escándalo financiero conocido como “Tangentópolis” que involucraba sobornos y corrupción generalizada en la política y los círculos empresariales.
En 1992, Craxi fue acusado de corrupción y participación en el escándalo Tangentópolis. Ante las investigaciones y el inicio del juicio en su contra, Craxi huyó a Túnez, donde vivió en exilio hasta su fallecimiento en 2000.
La carrera política de Bettino Craxi es un ejemplo de un ascenso meteórico seguido de una caída dramática. Aunque logró consolidar al Partido Socialista como una fuerza política importante, su legado se vio empañado por las acusaciones de corrupción y sobornos que llevaron a su huida y posterior condena en ausencia. Hoy en día, Craxi sigue siendo una figura polémica en la historia política italiana.
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