Anthony Quinn, un destacado actor de cine, vivió una vida llena de pasión y diversidad cultural. Ganador de dos premios Oscar, Quinn dejó un legado duradero en la industria cinematográfica con su talento polifacético y su habilidad para transformarse en una amplia gama de personajes. Desde sus raíces mexicanas hasta su ascendencia irlandesa, Quinn se sumergió en distintas culturas, desafiando fronteras y rompiendo estereotipos. A lo largo de su carrera, exploró el mundo del cine con una intensidad infatigable, dejando una huella imborrable en la historia del séptimo arte.



La ascendente carrera de Anthony Quinn: de boxeador a estrella de Hollywood”


Antonio Quinn, conocido por su nombre artístico Anthony Quinn, fue un actor con una personalidad lujuriosa, apasionada y ruda. Siempre se resistió a ser categorizado y vivió con los pies plantados en dos culturas: la mexicana y la irlandesa. A lo largo de su dilatada carrera, interpretó una amplia gama de personajes de diferentes nacionalidades, desde mexicano hasta esquimal, griego, italiano, panameño, hawaiano, chino, japonés e indio oriental. Cada uno de estos roles le permitió sumergirse en las distintas culturas, abrazando su diversidad y enriqueciendo su experiencia como actor.

Lo que mucha gente no sabe es que antes de su éxito en el cine, Quinn fue boxeador profesional. Durante un tiempo, tuvo una impresionante racha de 16 victorias consecutivas en el ring. Sin embargo, decidió colgar los guantes después de su pelea número 17 cuando se dio cuenta de que carecía del “instinto asesino” necesario para seguir en ese mundo.

El debut cinematográfico de Quinn ocurrió en 1936, en un breve cameo de 45 segundos como un convicto apuñalado en la película “Parole”. Después, impresionó al legendario director Cecil B. DeMille interpretando a un indio cheyenne en “The Plainsman”, protagonizada por Gary Cooper. La verdad es que Quinn engañó a DeMille, haciéndole creer que era cheyenne para conseguir el papel. Incluso habló un galimatías que pasaba por el dialecto cheyenne. Su actuación fue tan convincente que nadie dudó de su autenticidad.

En 1937, Quinn contrajo matrimonio con Katherine, la hija adoptiva de DeMille, a quien conoció en el set de “The Plainsman”. Juntos formaron una familia maravillosa y tuvieron cinco hijos.

Fue en la década de 1950 cuando Quinn alcanzó la fama mundial y se convirtió en un destacado actor de cine. Su papel más destacado, y el que le hizo ganar su primer Oscar, fue el de Emiliano Zapata en “¡Viva Zapata!”, donde actuó junto a la leyenda Marlon Brando. Este papel le permitió explorar su herencia mexicana y demostrar su versatilidad actoral.

En busca de más oportunidades protagónicas, Quinn decidió probar suerte en Italia. Fue allí donde tuvo la oportunidad de trabajar con el reconocido director Federico Fellini en la película “La Strada”, interpretando al hombre fuerte del circo Zampano. Esta actuación le valió el reconocimiento internacional y demostró su capacidad para adaptarse a diferentes estilos cinematográficos.

Pero fue su interpretación del famoso pintor Paul Gauguin en “Lust for Life” la que le valió su segundo Oscar. Quinn logró capturar la intensidad y la pasión del artista, brindando una actuación sobresaliente que dejó una huella imborrable en la historia del cine.

A lo largo de la década de 1960, Quinn consolidó su posición como una de las estrellas más importantes de Hollywood, apareciendo en películas icónicas como “The Guns of Navarone”, “Lawrence of Arabia” y “Requiem for a Heavyweight”. Sin embargo, es su interpretación inolvidable como Alexis Zorba en “Zorba el griego” la que sigue siendo uno de sus roles más reconocidos y queridos por el público.

Con dos premios Oscar en su haber, Anthony Quinn dejó un legado duradero en la industria del cine. Su habilidad para transformarse en diferentes personajes y sumergirse en diferentes culturas lo convirtió en un actor único y en un verdadero icono.

A través de su trabajo, nos recordó la importancia de apreciar la diversidad y abrazar las múltiples facetas de la humanidad. Anthony Quinn, un hombre de dos culturas y un actor sin límites.


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