En el poema “Lo que dicen las golondrinas” del reconocido poeta Théophile Gautier, somos transportados a un memorable viaje a través del mundo de estas hermosas aves migratorias. Gautier nos invita a contemplar el cambio de estación, el ciclo de la vida y la fascinante migración de las golondrinas. A través de imágenes evocadoras y palabras poéticas, el autor nos sumerge en un universo en el que las aves se convierten en símbolos de libertad, anhelo y conexión con la naturaleza.
Este poema nos permite adentrarnos en el vibrante diálogo de las golondrinas mientras preparan su partida hacia destinos invernales. El autor retrata los conciliábulos y los destinos diversos de estas aves migratorias, desde las exóticas ciudades de Atenas y Esmirna hasta los enigmáticos templos de Baalbek y los majestuosos palacios de Rodas. En cada verso, Gautier nos revela la intensidad y el espíritu aventurero de estas aves, despertando en nosotros un sentido de admiración y maravilla hacia la naturaleza y su ciclo incesante de cambios.

Lo que dicen las golondrinas. Théophile Gautier
Aquí y allá se ven las secas hojas
sobre campos de hierba amarillenta;
desde el alba a la noche el viento es fresco,
éste es el fin del tiempo de verano.
Veo abrirse las flores que conserva
el jardín como un último tesoro:
quiere lucir la dalia su divisa,
la maravilla su dorada toca.
La lluvia en el estanque hace burbujas;
y tienen conciliábulos extraños
las golondrinas sobre los tejados:
¡Ya ha llegado el invierno con sus fríos!
Se reúnen por cientos con el fin
de llegar a un acuerdo sobre su éxodo.
Una dice: «Qué bien se está en Atenas,
viéndolo todo desde la muralla.
Todos los años voy allí y anido en
metopas del mismo Partenón.
En los frisos mi nido disimula
el hueco de una bala de cañón.»
Otra dice: «Yo tengo mi cuartito
en Esmirna, en el techo de un café;
sus granos de ámbar cuentan los hayíes
en el umbral que recalienta el sol.
Entro y salgo, avezada como estoy
a los rubios vapores de las pipas,
y entre mares humosos rozo siempre
los turbanes y feces al pasar.»
Ésta dice: «Yo habito en un triglifo,
en el frontón de un templo, allá en Baalbek;
allí me poso y me sujeto, encima
de mis crías de pico puntiagudo.»
Otra dice: «Sabed mi dirección:
Rodas, palacio de los caballeros;
cada invierno mi tienda se alza allí
en capiteles de negros pilares.»
Y la quinta: «Yo voy a descansar,
pues la edad no permite largos vuelos,
en las blancas terrazas que hay en Malta,
entre el azul del agua y el del cielo.»
La sexta: «¡Hay que ver qué bien se está
en El Cairo y sus altos minaretes!
Recubro con el barro un ornamento
y mi cuartel de invierno ya está listo.»
«Pues yo tengo mi nido», dice la última
«donde está la segunda catarata;
el exacto lugar está indicado
en el psen de un monarca de granito».
«Mañana cuántas leguas», dicen todas,
«nuestra bandada habrá dejado atrás,
pardas llanuras, picos blancos, mares
azules con bordados espumosos».
Entre tanto chillido y aleteo,
sobre estrechas cornisas de la altura,
conversan entre sí las golondrinas
viendo cómo la herrumbre invade el bosque.
Comprendo las palabras que se dicen
porque al fin el poeta es como un pájaro;
pero, ay, está cautivo, y sus impulsos
se rompen contra redes invisibles.
¡Alas quiero tener, dadme unas alas!,
como dice aquel cántico de Rückert,
para volar con ellas hacia el oro
del sol, hacia la primavera verde.
Théophile Gautier
Théophile Gautier, cuyo nombre completo era Pierre Jules Théophile Gautier, fue un poeta, escritor y crítico de arte francés nacido el 30 de agosto de 1811 en Tarbes, Francia, y fallecido el 23 de octubre de 1872 en Neuilly-sur-Seine. Gautier es considerado uno de los principales exponentes del romanticismo francés y dejó una huella significativa en la literatura y el arte de su época.
Desde joven, Gautier mostró un gran talento para la escritura, aunque inicialmente se le consideraba más un poeta que un novelista. A lo largo de su carrera, publicó varias colecciones de poesía y se destacó por su prosa rica y musical. Sus poemas se caracterizan por una evocación lírica y exquisita de la belleza, con temas que van desde la naturaleza y la mitología hasta el amor y los viajes.
Además de su trabajo como poeta, Gautier también se destacó como crítico de arte y fue un defensor apasionado de las artes visuales. Escribió numerosos ensayos y críticas de pintura, teatro y música, estableciéndose como una figura influyente en el mundo artístico de su tiempo. Sus opiniones vanguardistas y su capacidad para apreciar el arte en todas sus formas lo convirtieron en un referente clave para los artistas de la época.
A lo largo de su vida, Gautier mantuvo una estrecha relación con otros escritores y artistas destacados de su tiempo, como Victor Hugo y Charles Baudelaire. Su estilo literario influyó en varias generaciones posteriores, y su trabajo sigue siendo apreciado hoy en día por su belleza y su contribución al movimiento romántico en Francia.
En resumen, Théophile Gautier fue un poeta, escritor y crítico de arte francés cuyo legado se encuentra en su prolífica producción literaria, su visión innovadora del arte y su contribución al movimiento romántico. Su capacidad para transmitir la belleza a través de la palabra y su compromiso con las artes visuales le han otorgado un lugar destacado en la historia cultural de Francia.
EL CANDELABRO. ILUMINANDO MENTES