En la historia de la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, hay figuras que han desempeñado un papel crucial pero que a menudo se pasan por alto. Una de estas figuras es Claudette Colvin. Aunque su nombre no es tan reconocido como el de Rosa Parks, su valentía e determinación sentaron las bases para el movimiento de desobediencia civil que se desataría en Montgomery, Alabama. En este artículo, exploraremos la impactante historia de Claudette Colvin, una adolescente afroamericana que se negó a ceder su asiento en un autobús, desafiando así la injusta segregación racial y allanando el camino para el boicot histórico que transformaría la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos.



“La desobediencia civil como estrategia en el movimiento por los derechos civiles”
Claudette Colvin, una valiente niña de 15 años, encendió la llama que finalmente acabaría con la segregación en Estados Unidos, aunque su historia ha sido olvidada con el tiempo.
El 2 de marzo de 1955, mientras viajaba en un autobús en Montgomery, Alabama, Claudette se negó a ceder su asiento a una mujer blanca de mediana edad. Este acto de resistencia le valió su arresto por violar una ley local. Es importante destacar que este suceso ocurrió nueve meses antes del famoso acto de desobediencia civil de Rosa Parks, aunque es el evento de Parks el que se ha recordado en la historia como un hito en la lucha contra la segregación racial en Estados Unidos.
Existen varias razones que explican por qué la historia de Claudette pasó al olvido. Una de ellas es que su tono de piel era más oscuro que el de Parks y no se conformaba con alisar su cabello, algo común entre las mujeres de su época. Además, poco después del incidente en el autobús, quedó embarazada, lo cual socavó su imagen ante la National Association for the Advancement of Colored People (NAACP), quienes cuestionaron si podía liderar el movimiento debido a su corta edad y a su condición de madre soltera. En contraste, Rosa Parks, una adulta casada, costurera y secretaria de la asociación, era considerada una figura más adecuada para liderar el movimiento. Este doble rasero de discriminación dejó a Claudette Colvin fuera de los libros de historia. Posteriormente, Mary Louise Smith también fue arrestada por negarse a ceder su asiento en un autobús, después de Claudette y antes de Parks, pero se consideró que no era adecuada para liderar el movimiento debido a su juventud y a los problemas supuestos de su padre con el alcohol. Sin embargo, cabe preguntarse si Parks habría tenido el mismo impacto sin conocer las historias de estas jóvenes valientes.
Claudette estaba profundamente afectada por la segregación que permeaba en cada espacio público que frecuentaba. Incluso siendo niña, necesitó comprar unos zapatos que solo se encontraban en tiendas destinadas a personas blancas. Pero se le negó el acceso para probárselos debido a la discriminación racial. Su madre tuvo que dibujar la silueta de su pie para que la vendedora pudiera estimar su talla.
El caso de Jeremiah Reeves, un compañero mayor de la escuela secundaria Booker T. Washington, acusado y ejecutado en 1952 por la presunta violación de una mujer blanca, también impactó a Claudette. A pesar de estas experiencias discriminatorias, una de las lecciones positivas que resalta es que pudo estudiar en una escuela que enseñaba historia afroamericana. Fue allí donde conoció a figuras inspiradoras como Harriet Tubman, una luchadora por la libertad de los esclavos, y Sojourner Truth, una abolicionista y defensora de los derechos de la mujer.
Curiosamente, el 2 de marzo, Claudette abordó el autobús junto a sus amigas en una parada frente a la iglesia del reverendo Luther King, sin imaginar cómo ambos cambiarían la historia de la comunidad afroamericana en Estados Unidos en poco tiempo. Cuando el conductor del autobús ordenó a las adolescentes levantarse para ceder su asiento a una mujer blanca, Claudette consideró que no era justo que una mujer joven tuviera que hacerlo y, a diferencia de sus amigas, decidió mantenerse en su lugar junto a la ventana. Su intención era evitar a toda costa que los pasajeros blancos compartieran espacio con los negros.
Claudette insistió en que había pagado su boleto y que tenía el derecho constitucional de permanecer sentada. Ella ha afirmado que sintió como si una mano de Harriet Tubman la empujara en un hombro, y una mano de Sojourner Truth la presionara en el otro. Sin embargo, el conductor continuó su ruta hasta que se detuvo en un cruce donde había una patrulla policial. Los agentes subieron al autobús y le preguntaron a Claudette por qué no se había levantado. A pesar de su determinación y apelar a su derecho constitucional, los policías le arrebataron los libros y la agarraron del brazo para posteriormente esposarla a la parte trasera del vehículo. Durante el trayecto hacia la cárcel, tuvo que soportar numerosos comentarios lascivos por parte de los agentes.
En lugar de llevarla a un centro de detención juvenil, la llevaron a una cárcel de adultos donde la encerraron en una pequeña celda con un lavamanos roto y una cama sin colchón. Claudette confiesa que en aquellos momentos sentía miedo y terror. Aún puede escuchar el sonido de las llaves de aquellos días.
Horas después, su madre y el pastor acudieron para liberarla, pero el miedo no los abandonó en los siguientes días. De hecho, su padre tuvo que pasar la noche en la puerta de su casa por temor a posibles ataques del Ku Klux Klan.
A pesar del silencio y el olvido posterior en torno a la historia de Claudette, ella no dejó de luchar y se volvió cada vez más activa, uniéndose a las reuniones en la iglesia de Luther King todos los domingos. Fue cuando Rosa Parks fue arrestada después de su acto de desobediencia civil, que el Consejo Político de Mujeres (WPC) inició un boicot al sistema de transporte al cual se unieron hasta 40,000 afroamericanos. Este boicot duró más de un año y condujo a la formación de la Asociación para la Mejora de Montgomery (MIA), donde se eligió al pastor Martin Luther King como presidente. Finalmente, el 20 de diciembre de 1956, la Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó el fin de la discriminación en los autobuses.
La historia de Claudette Colvin, aunque relegada al olvido, ha sido fundamental para comprender el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos. Como una joven valiente, ella prendió la llama del cambio y allanó el camino para las futuras generaciones de luchadores por la justicia racial.
EL CANDELABRO. ILUMINANDO MENTES