Entra en el maravilloso mundo del ritmo y la pasión con la intrigante biografía de un ícono musical inigualable: Pérez Prado, el legendario Rey del Mambo. Cada nota musical de su trayectoria cuenta la historia fascinante de un artista revolucionario que transformó el panorama de la música latina y conquistó corazones en todo el mundo. Desde sus primeros días en Cuba hasta sus giras internacionales, Pérez Prado dejó una huella imborrable con su estilo único y su destreza en los arreglos musicales. Adéntrate en los secretos de su vida, en los éxitos que lo catapultaron al estrellato y en la pasión que inspiró en cada lugar al que su música llegó.

“Descubriendo la carrera musical de Pérez Prado: De Cuba al mundo”
El 14 de septiembre de 1989, en La Habana, Cuba, falleció Dámaso Pérez Prado, conocido como “El Rey del Mambo”. Pérez Prado dejó un legado musical importante, ya que sus contribuciones al ritmo del mambo fueron fundamentales para el surgimiento y desarrollo del chachá y la salsa.
A pesar de su destacada carrera, la vida personal de Dámaso Pérez Prado siempre fue un misterio. Se desconocen muchos datos personales, incluyendo su fecha de nacimiento. Existen diferentes versiones sobre esta información, aunque la más aceptada es el 11 de diciembre de 1916. Sin embargo, en documentos oficiales y de inmigración, solía mentir sobre su edad, restándole algunos años.
Nacido en Matanzas, Cuba, Pérez Prado comenzó a estudiar piano en esa misma ciudad. Luego, se trasladó a La Habana en 1940 en busca de oportunidades en la industria musical. En la capital cubana, Pérez Prado se unió a la Orquesta Casino de la Playa, donde tuvo la oportunidad de experimentar con nuevas sonoridades y fusionar el jazz con los ritmos tradicionales cubanos.
Fue con el apoyo de algunos compatriotas ya establecidos en México, como Ninón Sevilla, Benny Moré y Kiko Mendive, que Dámaso Pérez Prado llegó al país. Pronto formó una orquesta con una instrumentación similar a las grandes bandas de jazz, añadiendo la percusión afrocubana característica. Este sonido se convertiría en su sello distintivo y marcaría el estilo del mambo, donde la orquesta en sí misma era el verdadero solista.
El éxito del mambo en la década de 1950 fue rotundo, convirtiéndose en la atracción principal durante el gobierno de Miguel Alemán. Las composiciones de Pérez Prado, dedicadas a los ruleteros o estudiantes universitarios, reflejaban el espíritu de la vida nocturna de la época y generaban un ambiente optimista.
Sin embargo, el mambo también despertó opiniones encontradas. Algunos músicos, como Juan García Esquivel, reconocieron su importancia y se identificaron con el uso de recursos armónicos del jazz. Otros, como Venus Rey o Ismael Díaz, expresaron su desagrado hacia este ritmo, considerándolo propio de personas carentes de calidad artística.
Una de las controversias más debatidas en torno a Pérez Prado es la paternidad del mambo. A lo largo de la historia de la música cubana, el término “mambo” ha tenido diferentes acepciones. Sin embargo, Pérez Prado popularizó el estilo orquestal del mambo, incorporando la influencia del jazz y los ritmos tradicionales cubanos de forma creativa.
En octubre de 1953, en la cima de su fama, Pérez Prado dejó México y regresó a La Habana después de casi once años. Los motivos de su partida y su estancia en los Estados Unidos durante esa década son objeto de especulación, aunque no se conoce la verdad definitiva. Durante ese tiempo, Pérez Prado continuó experimentando y produciendo música de manera prolífica, dejando una gran impresión con su orquesta en la escena musical estadounidense.
La vida personal y musical de Pérez Prado estuvo siempre ligada al mambo, a pesar de sus intentos por crear y popularizar otros ritmos como el suby o el dengue. Su contribución al mambo fue invaluable y tuvo un impacto significativo en la cultura mexicana y latinoamericana. Incluso adquirió la nacionalidad mexicana en 1980, pasando sus últimos años como ciudadano del país que lo acogió y lo lanzó al mundo.
Dámaso Pérez Prado falleció el 13 de septiembre de 1989, a los 73 años de edad, dejando un legado musical perdurable. Aunque no fue el creador del mambo, su influencia y difusión internacional lo convirtieron en un ícono de este género.
Su memoria permanece viva y su música sigue siendo la banda sonora de muchas de nuestras nostalgias. Que descanse en paz y que su legado perdure por siempre.
EL CANDELABRO. ILUMINANDO MENTES