En el siglo XIX y XX, una figura notable desafió los estereotipos y rompió barreras en la exploración y el mundo oriental. Su nombre era Alexandra David-Néel, una mujer valiente, aventurera y visionaria que dejó una huella indeleble en la historia. Desde su adolescencia, cuando dejó a su familia para viajar en bicicleta por Europa, hasta sus audaces expediciones a lugares prohibidos, como la ciudad de Lhasa en el Tíbet, Alexandra encarnó el espíritu del descubrimiento. Su pasión por el budismo tibetano, su dedicación a la igualdad y su inquebrantable determinación se mantienen como un testimonio del poder de la curiosidad y el coraje. Adentrémonos en la fascinante vida y legado de esta extraordinaria viajera y exploradora que desafió los límites y cambió la forma en que percibimos el mundo oriental.



Alexandra David-Néel: Una Exploradora Insaciable y Pionera en el Mundo Oriental


Alexandra David-Néel, nacida en Bruselas en 1868, fue una figura extraordinaria del siglo XIX y XX. Con un carácter rebelde y aventurero desde joven, dejó a su familia siendo una adolescente para embarcarse en un viaje en bicicleta por Francia, España e Inglaterra, donde su interés por las filosofías orientales comenzó a crecer.

Su fascinación por el budismo tibetano y su insaciable espíritu viajero la llevaron a estudiar lenguas orientales en la universidad de París. Allí también se involucró en los movimientos feministas y anarquistas, mostrando su carácter independiente y su pasión por la igualdad.

En 1890, Alexandra inició un viaje de dos años por India, sumergiéndose en la cultura y el conocimiento de esta tierra mística. A principios del siglo XX, se convirtió en la directora artística del teatro de Túnez, demostrando su versatilidad y talento en diferentes áreas.

Sin embargo, la determinación de Alexandra por vivir nuevas experiencias la llevó nuevamente a vagar por Europa y, posteriormente, a pasar tres meses como ermitaña en una cueva en la India. Su búsqueda de lo desconocido parecía no tener límites.

Durante la Primera Guerra Mundial, Alexandra emprendió un viaje aún más audaz. Disfrazada de tibetana, atravesó China, un país desconocido y misterioso para muchas personas de Occidente en ese momento. Su valentía y habilidad para sumergirse en diferentes culturas la convirtieron en un verdadero pionero.

Pero la hazaña más impresionante de Alexandra ocurrió en 1924 cuando logró llegar a Lhasa, la capital tibetana, que en ese momento estaba absolutamente prohibida para los extranjeros. Después de caminar durante ocho meses y enfrentar numerosos obstáculos, Alexandra se convirtió en la primera mujer occidental en pisar suelo tibetano y conocer la misteriosa ciudad de Lhasa.

Además de sus viajes y exploraciones, Alexandra fue una destacada antropóloga, fotógrafa y escritora. Sus numerosos libros de viajes y sus estudios sobre el budismo han dejado un legado duradero en el mundo de la cultura y la exploración. Su capacidad para capturar la esencia de los lugares que visitó y su profundo respeto por las culturas que conoció se reflejan en cada una de sus palabras.

Después de una vida de aventuras y descubrimientos, Alexandra David-Néel falleció en Provenza a la increíble edad de 101 años, el 8 de septiembre de 1969. Su legado como una de las mayores viajeras y exploradoras de la historia sigue vivo, inspirando a las generaciones futuras a seguir sus pasos y a tener curiosidad por lo desconocido.

La historia de Alexandra David-Néel es una lección de valentía, determinación y apertura hacia otras culturas. Su insaciable sed de exploración y su pasión por la aventura nos recuerdan que el mundo está lleno de maravillas por descubrir si nos atrevemos a movernos más allá de nuestras fronteras.

Sus logros abrieron camino para muchas mujeres en el campo de la exploración y siguen siendo una fuente de inspiración para todos aquellos que sueñan con viajar y conocer el mundo.


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