La visión de Friedrich Nietzsche sobre el cristianismo auténtico desafía las interpretaciones tradicionales y nos invita a reconsiderar la esencia de esta religión. En su crítica al dogmatismo y a las creencias establecidas, Nietzsche destaca la importancia de una vida práctica y coherente con los valores y principios que Jesús transmitió en su tiempo. Para Nietzsche, el verdadero cristianismo no reside en la mera adhesión a dogmas y creencias, sino en la práctica de una vida contracultural, caracterizada por la compasión, la humildad y el amor al prójimo. En este sentido, nos adentraremos en el pensamiento filosófico de Nietzsche para comprender su perspectiva única y desafiante sobre el cristianismo auténtico.



Nietzsche y su crítica al dogmatismo religioso: El verdadero significado del cristianismo”


Retrocedamos y contemos la verdadera historia del cristianismo. Ya la misma palabra cristianismo es un equívoco, en el fondo no ha habido más que un cristiano, y este murió en la cruz.

El «evangelio» murió en la cruz. […]
Es falso hasta el absurdo ver una «fe», en la fe, por ejemplo, en la redención por Cristo, el signo distintivo del cristiano: sólo la práctica cristiana, una vida tal como la vio el que murió en la cruz, es lo cristiano…

Aún hoy tal vida es posible para ciertos hombres, es incluso necesaria: el cristianismo auténtico, el originario, será posible en todos los tiempos… No un creer, sino un hacer, sobre todo un no hacer muchas cosas, un ser de otro modo…”

Friedrich Nietzsche, escritor y filósofo alemán



El fragmento citado corresponde a un pensamiento expresado por Friedrich Nietzsche, un destacado escritor y filósofo alemán del siglo XIX. En este fragmento, Nietzsche critica y cuestiona conceptos clave del cristianismo y propone una interpretación alternativa de lo que considera el cristianismo auténtico.

Nietzsche comienza afirmando que la palabra “cristianismo” es equivocada, ya que sugiere la existencia de una diversidad de cristianos cuando, en su opinión, solo hubo uno real: Jesucristo, quien murió en la cruz. Para Nietzsche, la esencia del cristianismo está ligada a la vida y muerte de Jesús, y no tanto a los dogmas o creencias doctrinales que se han desarrollado a lo largo de la historia.

El filósofo sostiene que el Evangelio, entendido como el mensaje de salvación predicado por Jesucristo, murió en la cruz junto con él. Aquí Nietzsche parece sugerir que las enseñanzas originales y subversivas de Jesús fueron distorsionadas y desfiguradas por las interpretaciones posteriores de sus seguidores.

En lugar de enfocarse en la fe y la creencia en la redención a través de Cristo, Nietzsche argumenta que lo esencial del cristianismo radica en la práctica y en una forma de vida coherente con la visión de Jesús. Según él, ser verdaderamente cristiano implica vivir de acuerdo con los principios y valores que Jesús encarnaba, especialmente aquellos relacionados con la compasión, la humildad y el amor al prójimo.

Para Nietzsche, la autenticidad del cristianismo no radica en creer en determinados dogmas o en seguir rigurosamente una serie de preceptos, sino en llevar una vida que se asemeje a la que llevó Jesús y que él consideraba profundamente contracultural y desafiante para la época.

Además, Nietzsche afirma que la posibilidad de vivir esta vida cristiana auténtica no se limita al pasado, sino que es posible en cualquier época. Él sostiene que ciertos individuos seguirán encarnando esos valores cristianos, y que esta forma de vida seguirá siendo necesaria.

En resumen, Nietzsche critica la interpretación tradicional del cristianismo basada en la fe y las creencias doctrinales, y propone una visión alternativa que enfatiza la práctica y la forma de vida basada en los principios y valores que Jesús enseñó.

Desde su perspectiva, el cristianismo auténtico no es solo un conjunto de creencias, sino un estilo de vida que desafía las convenciones sociales y culturales dominantes.


EL CANDELABRO. ILUMINANDO MENTES