En la Edad Media, la hambruna se convirtió en un flagelo despiadado que asoló a la humanidad. En un período marcado por la escasez de alimentos y las condiciones climáticas adversas, la falta de cosechas y el deterioro generalizado de la sociedad llevaron a una desesperación sin precedentes. La crónica de Raoul Glaber y los relatos de Jean Delumeau nos revelan un capítulo oscuro de la historia en el que el hombre, movido por un hambre insaciable, se vio obligado a recurrir a prácticas impensables: el carroñerismo y, en algunos casos extremos, el canibalismo. Estos relatos impactantes evidencian la lucha desesperada por la supervivencia y nos invitan a reflexionar sobre las consecuencias brutales de la hambruna en las sociedades medievales.

“Cuando el hambre cruza todos los límites: La impactante realidad de la hambruna medieval”
Extracto de la crónica de Raoul Glaber, un monje de Cluny. Escrita en el siglo XI esta crónica es una de las más famosas de la Edad Media, seguramente los hechos fueron a finales del siglo X
…”Desde entonces, el hambre empezó a dar rabia por toda la tierra, amenazando a toda la raza humana de muerte. El tiempo, de hecho, fue alterado hasta el punto de que nunca encontramos un momento para sembrar o cosechar, sobre todo a causa de las riadas. Se daba la impresión de que los elementos, opuestos entre sí, se peleaban, mientras, sin duda, castigaban la insolencia de los hombres.Las lluvias continuas habían empapado la tierra tanto que durante tres años fue imposible trazar el surco para sembrar En la época de la cosecha, las malas hierbas y la cizaña cubrían la superficie de los campos. Este hambre vengativa empezó al este: devastando Grecia, pasó a Italia y luego se extendió por la Galia, y se extendió a todas las poblaciones de Inglaterra. .La falta de comida agobia a pueblos enteros, ricos y menos ricos estaban famélicos, como los pobres, porque la miseria universal había puesto fin al saqueo de los poderosos. No había comida por vender, el vendedor podía, según su buen gusto, aumentar o respetar el precio habitual: así se veía en muchos lugares el grano a sesenta sueldos.
Después de haberse comido el ganado y los pájaros, los hombres, movidos por un hambre atroz, empezaron a comer carroña u otros alimentos indescriptibles. Algunos llegaron a comerse las algas de los ríos para escapar de la muerte, pero en vano: no había otra forma de escapar de la furia divina que volver a uno mismo.
A qué excesos ha llevado la corrupción del género humano! es horroroso; raramente se ha visto en el pasado, hombres enfurecidos por el hambre, comiéndose la carne de otros hombres. Los viajeros, asaltados por hombres más vigorosos que ellos, eran desglosados, cocinados al fuego y comidos. Otros muchos, que huían del hambre de una región a otra, fueron sacrificados de noche por sus anfitriones y sirvieron de comida a quienes les habían acogido. Muy a menudo, enseñando una fruta o un huevo a un niño, le arrastraban a un lugar remoto para matarlo y comerlo. En muchos lugares los cadáveres eran exhumados y servían para apaciguar el hambre”
En “Les malheurs des temps histoire des fléaux et des calamités en France” de Jean Delumeau, 1987, podemos leer:
“La hambruna mortal cayó sobre Aquitania en 916 y sobre Borgoña en 995. Devoró sin piedad a los habitantes de estas regiones francesas:
Mucha gente común murió de hambre. Así, en muchos lugares, esta horrible hambre empujó a los hombres a buscar su alimento en la carne de animales inmundos o de reptiles, e incluso en la carne de mujeres y niños, sin que los lazos familiares ni siquiera fueran un obstáculo.
La tiranía ejercida por el hambre empujó incluso a los hijos adultos a devorar a sus madres, las cuales, habiendo ahuyentado todo amor maternal, hacían lo mismo con sus hijos más pequeños. “
La crónica de Raoul Glaber y el relato de Jean Delumeau ofrecen un sombrío panorama de la hambruna y la desesperación que se vivió en la Edad Media, específicamente a finales del siglo X. Estos relatos describen una situación extrema en la que la falta de alimentos impulsó a las personas a buscar fuentes de alimentación inusuales, incluso llegando al punto de recurrir a la carroña humana.
La narrativa destaca los efectos devastadores de la hambruna en diversas regiones, desde Grecia hasta Inglaterra. La escasez de alimentos afectó a personas de todas las clases sociales, ya que la miseria generalizada impidió que los poderosos siguieran obteniendo recursos a través del saqueo. La falta de comida llevó a la desesperación a la población, empujando a algunos a consumir animales inmundos, reptiles e incluso a recurrir a la carne de mujeres y niños, sin importar los lazos familiares.
La crónica también menciona actos extremos cometidos por personas desesperadas. Los viajeros eran atacados y devorados por aquellos más vigorosos que ellos, e incluso se relatan casos de anfitriones que asesinaban a sus invitados para alimentarse de ellos. La humanidad se vio sumida en la corrupción total causada por la hambruna.
Es importante tener en cuenta el contexto histórico y las condiciones extremas de la época para comprender cómo la falta de alimentos llevó a la desesperación y a conductas inhumanas. Estos relatos ofrecen una visión sombría de los momentos de crisis en la historia, donde la lucha por la supervivencia puede conducir a comportamientos extremos y brutales.
En definitiva, los escritos mencionados nos proporcionan un testimonio impactante de cómo la hambruna llevó al hombre a convertirse en carroñero y alimentarse de sus semejantes, evidenciando la desesperación y las terribles condiciones vividas en ese período de la Edad Media.
EL CANDELABRO. ILUMINANDO MENTES