En las brumas del tiempo yace un enigma que desafía la narrativa histórica convencional: el enigma de Tartaria. ¿Qué fue exactamente esta misteriosa civilización que ocupa un lugar enigmático en los mapas antiguos? ¿Fue un vasto imperio que abarcó vastas extensiones de territorio, desde los montes Urales hasta las costas del océano Pacífico? ¿Y cuál fue la causa de su repentina desaparición, ocultando sus logros tecnológicos y culturales bajo el velo del misterio y la olvidanza? Únete a nosotros mientras exploramos las teorías y los hechos que rodean a Tartaria, una antigua tierra que ha despertado la curiosidad de los historiadores, los conspiracionistas y los amantes de lo desconocido por igual.

“El misterio de la Gran Tartaria: Civilización perdida o teoría de conspiración?”
La existencia de Tartaria es un hecho bien documentado en las crónicas históricas. En los mapas europeos de los siglos XVI y XVII, gran parte de Asia aparecía bajo la denominación “Tartaria”, término que englobaba a una variedad de tribus y pueblos nómadas que vivían en estas regiones, incluyendo a los mongoles y a los turcomanos. El término “tártaro” proviene de las lenguas túrquicas y fue utilizado por los chinos, los persas y los rusos para referirse a estos nómadas de las estepas de Asia Central.
De acuerdo con algunas teorías, la Tartaria tenía una identidad mucho más concreta y era considerada un imperio que ocupaba una extensión de territorio monumental, abarcando desde la región del Mar Caspio y los Montes Urales hasta las costas del continente asiático en el Océano Pacífico. Los mapas del siglo XVII a menudo representaban la Tartaria como un territorio indiviso, lo que llevó a la idea de la “Gran Tartaria”.
En cuanto a la avanzada tecnología de la Tartaria, algunos han argumentado que ellos tenían un profundo conocimiento de la electrólisis, que es un proceso que utiliza la electricidad para separar los elementos químicos. Se afirma que Tartaria utilizaba esta tecnología para proporcionar una fuente de energía limpia y renovable a su imperio.
Se insinúa que una gran catástrofe mudial, denominada “Mud Flood” o “Inundación de Lodo”, podría haber sepultado las metrópolis de la “Gran Tartaria”. Las razones para esta suposición en gran parte se basan en la evidencia de edificios enterrados bajo el suelo en varias ciudades del mundo. Los defensores de esta teoría sugieren que una serie de desastres drásticos e inmediatos habrían sumergido estructuras enteras bajo el barro, ocultando la evidencia de la existencia de una civilización anteriormente floreciente.
Otra cuestión recurrente es la “supresión” de cada rastro de su existencia, quizás debido a la transición política en Eurasia en los siglos XVIII y XIX. Diversos líderes mundiales tienen sus teorías sobre el supuesto borramiento sistemático del legado tártaro. Se argumenta que la anexión de estos territorios por parte de la Rusia zarista y la paulatina adopción del cristianismo ortodoxo entre estos pueblos nómadas transformaron la cultura tártara y diluyeron su identidad, llevándolos a la asimilación con los rusos y otros pueblos de Eurasia.
En relación a la documentación de la historia de Tartaria, gran parte se pierde en las brumas de la mitología y la leyenda. Sin embargo, existen fuentes históricas que hacen referencia al término “Tartaria” para describir un área geográfica extensa en Asia, si bien no necesariamente sugieren la existencia de un imperio tártaro cohesivo.
Es importante destacar que a pesar de las numerosas teorías y especulaciones, gran parte de la evidencia presentada es cuestionable y hay poca aceptación académica formal para la idea de la “Gran Tartaria”. La mayoría de los historiadores están de acuerdo con la evaluación de que Tartaria es más bien un término vago utilizado por los europeos para describir los extensos territorios de Asia Central, al este de los Urales y más allá, que estaban habitados por diversos pueblos nómadas y semi-nómadas.
El debate sobre la existencia de la “Gran Tartaria” como una civilización avanzada y altamente tecnológica permanece vivo entre los teóricos de la conspiración y los defensores de la historia alternativa. A medida que más investigaciones y descubrimientos arqueológicos emergen, tales teorías podrían cuestionarse, reinterpretarse o incluso reforzarse.
La idea de un antiguo “Orden Mundial” perdido es fascinante y continúa generando interrogantes y discusión para aquellos interesados en los misterios de nuestro pasado. Sin embargo, la idea de este gran imperio, invisible en las corrientes de la historia oficial, permanece por ahora en el reino de la especulación y la teoría.
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