En el enigmático mundo de la literatura y la creación artística, las fronteras de la identidad se desvanecen y las voces interiores encuentran su punto de encuentro en la pluma del genio. Así nos adentramos en el universo fascinante de Fernando Pessoa, el emblemático poeta portugués y maestro de los heterónimos. En una obra magistral de Antonio Tabucchi, “Los tres últimos días de Fernando Pessoa”, presenciamos un encuentro imaginario entre Pessoa y uno de sus heterónimos más destacados, Álvaro de Campos. A través de un diálogo íntimo y profundo, se desdibujan los límites de la identidad y el amor, revelando las múltiples capas de emociones, pensamientos y experiencias que conforman la complejidad humana. Sumérgete en este viaje literario donde los fantasmas del pasado y la búsqueda de autenticidad se entrelazan en una danza poética cautivadora.



“La identidad en juego: El amor, la ironía y los heterónimos de Fernando Pessoa”
“¿Qué hora es?, preguntó Pessoa.
Es casi medianoche, respondió Alvaro de Campos, la mejor hora para encontrarse contigo, es la hora de los fantasmas.
¿Por qué has venido?, preguntó Pessoa.
Porque si vas a marcharte hay algunas cosas de las que tenemos que hablar, respondió Álvaro de Campos, yo no sobreviviré a tu muerte, partiré contigo, antes de sumergirnos en la oscuridad tenemos que hablar de algunas cosas.
Pessoa se incorporó sobre las almohadas, bebió un trago de agua y preguntó: ¿Qué estás tramando?
Querido mío, respondió Álvaro de Campos, noto con placer que no me llamas ingeniero ni me tratas de usted, que te diriges a mí con familiaridad.
Claro, respondió Pessoa, tú has entrado en mi vida, me has sustituido a mí, eres tú quien hizo que acabara mi relación con Ophélia.
Lo hice por tu bien, replicó Álvaro de Campos, aquella muchachita emancipada no le convenía a un hombre de tu edad, ese matrimonio habría sido un error.
Y además, mira, todas aquellas cartas de amor que le escribiste eran ridículas, creo que todas las cartas de amor son ridículas, en fin, te protegí del ridículo, espero que me estés agradecido.
Yo la amaba, susurró Pessoa.
Con un amor ridículo, replicó Álvaro de Campos.
Sí, claro, es posible, respondió Pessoa, pero ¿y tú?
¿Yo?, dijo Campos. Yo, bueno, a mí me queda la ironía, he escrito un soneto que nunca te he mostrado, habla de un amor que te incomodará, porque está dedicado a un jovencito, un jovencito al que amé y que me amó en Inglaterra, resumiendo, a partir de ese soneto nacerá la leyenda de tus amores reprimidos, y algunos críticos se frotarán las manos.
¿Has amado de verdad a alguien?, susurró Pessoa.
He amado de verdad a alguien, respondió en voz baja Campos.
Entonces yo te absuelvo, dijo Pessoa, te absuelvo, creía que en tu vida sólo habías amado la teoría”.
-Antonio Tabucchi
[“Los tres últimos días de Fernando Pessoa”.]
- Traducción: Carlos Gumpert Melgosa y Xavier González Rovira.
El extracto anterior es parte de la obra “Los tres últimos días de Fernando Pessoa” escrita por Antonio Tabucchi. En esta obra, Tabucchi nos presenta un encuentro ficticio entre el famoso poeta portugués, Fernando Pessoa, y uno de sus heterónimos más reconocidos, Álvaro de Campos.
El diálogo entre Pessoa y Campos nos revela varias facetas interesantes de la personalidad de los personajes y la complejidad de las relaciones humanas. Pessoa, siendo el creador de múltiples heterónimos, lleva consigo una vida interna llena de voces y emociones encontradas. En este caso, es Campos quien ha cobrado vida propia y se presenta ante Pessoa para abordar ciertos temas antes de su partida.
Álvaro de Campos expresa su alegría al notar que Pessoa le habla con familiaridad, rompiendo con la etiqueta formal de su relación anterior. Esto sugiere una mayor intimidad y cercanía entre ellos, lo cual puede ser interpretado como la búsqueda de una comprensión mutua en un momento crucial. Campos habla con firmeza acerca de su intervención en la relación de Pessoa con Ophélia, justificando su acto como una forma de protección. Sin embargo, su declaración acerca del amor y las cartas de amor absurdas refleja una perspectiva cínica y crítica hacia la expresión romántica.
Por su parte, Pessoa confiesa que amaba a Ophélia, aunque admite la posibilidad de que su amor hacia ella fuera ridículo. La conversación toma un giro inesperado cuando Pessoa pregunta a Campos si él ha amado de verdad a alguien. La respuesta de Campos es una afirmación en voz baja, lo que sugiere que ha experimentado un amor genuino en algún punto de su vida.
Este fragmento de la obra de Tabucchi nos muestra la complejidad de la personalidad de Fernando Pessoa y cómo su relación con sus heterónimos se entrelaza con su vida emocional. Los heterónimos, como Álvaro de Campos, son una manifestación de las múltiples voces y perspectivas que habitaban dentro de Pessoa. Cada uno de ellos representa un aspecto distinto de su identidad y su capacidad creativa.
El hecho de que Campos haya mencionado un soneto dedicado a un jovencito al que amó en Inglaterra, sugiere la presencia de una dimensión homoerótica en la vida de Pessoa. Esto también plantea la cuestión de la represión y la búsqueda de una identidad más auténtica, especialmente en una sociedad conservadora como la de esa época.
En resumen, este diálogo entre Pessoa y Campos, presentado por Tabucchi, nos sumerge en el complejo mundo interno del poeta y nos ofrece una visión más profunda de sus relaciones y emociones. Revela las luchas internas, los amores perdidos y las personalidades múltiples que coexisten dentro de Pessoa.
La obra invita al lector a reflexionar sobre la naturaleza de la identidad, el amor y las diferentes formas de expresión artística.
El CANDELABRO. ILUMINANDO MENTES