En el corazón de la historia de Venezuela del siglo XIX late un tesoro brillante y fascinante: las Morocotas, monedas de oro de 20 dólares estadounidenses que circularon en el país. Estas pequeñas maravillas en forma de monedas llegaron a convertirse en símbolos de prosperidad y estabilidad económica en una época donde Venezuela buscaba su camino tras la disolución de la Gran Colombia. A medida que las Morocotas se deslizaban de mano en mano, tejían una historia entrelazada con el brillo del metal dorado, la escasez de circulante y la influencia extranjera en el comercio venezolano. Adéntrate ahora en los secretos y maravillas que rodean a las Morocotas, y descubre cómo estas monedas dejarían una huella imborrable en la historia monetaria del país.



La Morocota: Las Fascinantes Monedas de Oro que Circularon en Venezuela durante el Siglo XIX


La historia del dinero en Venezuela durante el siglo XIX estuvo marcada por la escasez de circulante propio, ya que tras la disolución de la Gran Colombia en 1830, la República de Venezuela se vio en la necesidad de utilizar monedas extranjeras para solventar este problema. Entre todas las monedas que circularon en el país, las más populares y de mayor poder adquisitivo fueron las monedas de oro de 20 dólares de los Estados Unidos, conocidas como “Morocota”.

Estas monedas, denominadas “Doble Águila”, fueron emitidas en los Estados Unidos entre 1849 y 1933. Estaban compuestas por una aleación de 90% de oro y 10% de cobre, lo que les otorgaba una pureza de 21.6 kilates. Cada moneda contenía 0.9675 onzas troy de oro puro, equivalente a 30.0892 gramos. Su peso total era de 33.4325 gramos.

El origen del nombre “Morocota” se atribuye al general José Tadeo Monagas, quien supuestamente relacionó el color dorado del metal de la moneda con el del pez “morocoto” que habitaba en los caños del Delta del Orinoco. También conocido como cachama blanca, este pez era reconocido por su tonalidad dorada y brillante. Según Julio Calcaño, en su obra “El castellano en Venezuela”, fue el propio Monagas quien bautizó a la moneda de oro estadounidense con este nombre en 1849, cuando fue por primera vez recibida en Caracas.

Durante gran parte del siglo XIX, las monedas de Morocota circularon libremente en Venezuela y se convirtieron en símbolo de prosperidad y riqueza. Su elevado poder adquisitivo las hizo muy apreciadas y buscadas por los comerciantes y ciudadanos en general. Además, su estatus como moneda extranjera respaldada por el oro las convertía en una opción confiable para el intercambio comercial.

La circulación de las Morocotas en Venezuela no solo fue impulsada por su valor económico, sino también por la falta de una moneda propia y estable en el país. Tras la separación de la Gran Colombia, Venezuela no tuvo la oportunidad de emitir su propio dinero, y en su lugar se vio dependiente de las monedas extranjeras para satisfacer las demandas comerciales de la época.

Es importante destacar que las Morocotas no fueron las únicas monedas extranjeras que circularon en Venezuela durante este periodo. También se utilizaban monedas de plata de diferentes países, como España, Colombia, Perú e Inglaterra. Sin embargo, la Morocota se destacó por su alto valor y peso en oro, lo que la convirtió en la favorita entre las opciones disponibles.

La influencia de las Morocotas en la economía venezolana del siglo XIX fue significativa. Estas monedas contribuyeron al establecimiento de un sistema monetario más sólido y a la estabilización de los precios. Además, su circulación impulsó el comercio y facilitó las transacciones tanto a nivel nacional como internacional.

No obstante, con el paso del tiempo, la situación económica y política de Venezuela cambió. En 1904, el gobierno venezolano comenzó a emitir su propia moneda, el bolívar, lo que marcó el inicio de una transición hacia la independencia monetaria. A medida que el bolívar ganaba fuerza, las Morocotas comenzaron a perder su posición dominante en el mercado y su circulación se fue reduciendo.

En 1933, la emisión de las Morocotas fue cesada por el gobierno de los Estados Unidos, como parte de una política para abandonar el respaldo del oro en las monedas de circulación. A partir de ese momento, estas valiosas monedas pasaron a ser consideradas piezas de colección y objeto de interés para los numismáticos y los amantes de la historia.

En conclusión, la historia de las Morocotas en Venezuela durante el siglo XIX es fascinante. Estas monedas de oro de 20 dólares estadounidenses se convirtieron en símbolo de prosperidad y estabilidad económica en un momento crucial para el país. Su circulación masiva contribuyó al desarrollo del comercio y a la estabilización de los precios.

Aunque su uso se fue reduciendo con el tiempo, las Morocotas aún perduran como un testimonio valioso de una época en la que Venezuela dependía de monedas extranjeras para su funcionamiento financiero.


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