Bajo el ardiente sol egipcio, entre las arenas que esconden secretos milenarios y al lado del imponente Nilo, yacía un tesoro no de oro ni de joyas, sino de sabiduría y conocimiento. No era una joya que brillara ni un artefacto que ostentara poder, sino un papiro, frágil y antiguo, que revelaba las mentes brillantes que una vez caminaron por las tierras de los faraones. Este no era un papiro cualquiera; era el Papiro de Rhind, un testimonio de la profunda conexión entre la vida cotidiana del Antiguo Egipto y el fascinante mundo de las matemáticas.



Simbolismo y cálculo: La esencia de las matemáticas en el Papiro de Rhind”


El papiro de Rhind es uno de los documentos más antiguos y valiosos que se han descubierto sobre las matemáticas de los antiguos egipcios. Este artefacto, hallado en una tumba en Tebas, cerca del río Nilo, es una muestra fascinante de cómo los egipcios abordaban y entendían el mundo numérico y geométrico.

La escritura hierática utilizada en el papiro está directamente relacionada con el sistema jeroglífico, lo que refleja que, incluso en cuestiones de matemáticas, los egipcios usaban un lenguaje rico y simbólico. Se piensa que Ahmes el escriba copió este documento alrededor del año 1650 a.C. Este dato es crucial porque nos indica que Ahmes es, hasta donde llega nuestro conocimiento, el primer individuo en la historia de las matemáticas cuyo nombre se conoce.

El hecho de que el papiro sea considerado una fuente invaluable sobre las matemáticas egipcias no es simplemente por su antigüedad. Contiene símbolos matemáticos, siendo algunos de los más antiguos conocidos, como el símbolo para la suma, que se representaba con un par de piernas andando hacia el número que se debía añadir. Esta elección simbólica nos habla del enfoque práctico y visual de los egipcios hacia las matemáticas.

La adquisición del papiro por Alexander Henry Rhind en 1858 durante su visita a Egipto y posteriormente su traspaso al British Museum en 1864 permitió que este documento invaluable pudiera ser estudiado y preservado para generaciones futuras.

Lo que hace que el papiro sea particularmente intrigante no es solo su edad o su escritura, sino el contenido que alberga. Ahmes mencionó que el documento ofrecía “un cálculo preciso para investigar las cosas y el conocimiento de todas las cosas, los misterios… todos los secretos”. Estos secretos no son solo abstractos, sino que se centran en problemas matemáticos reales relacionados con fracciones, progresiones aritméticas, álgebra y geometría de las pirámides. También contiene matemáticas aplicadas esenciales para actividades diarias como medición, construcción y contabilidad.

Sin embargo, entre los muchos problemas matemáticos que presenta, el problema número 79 ha sido objeto de especial atención. Aunque su interpretación inicial pueda parecer desconcertante, muchos eruditos y aficionados a las matemáticas han llegado a considerarlo como un acertijo. Este acertijo, que involucra 7 casas, 7 gatos, 7 ratones y 7 espigas de cereal, no solo es un reto matemático, sino que también refleja la rica tradición oral y narrativa de los egipcios.

El hecho de que un acertijo similar, centrado en el número 7 y con animales como protagonistas, haya perdurado a lo largo de miles de años y en diversas culturas es testimonio de la naturaleza universal de las matemáticas y de cómo las historias y problemas pueden trascender el tiempo y el espacio.

A pesar de que las culturas cambien y las civilizaciones evolucionen, hay algo en la esencia de la humanidad que se siente atraído por los misterios y desafíos. El acertijo del problema número 79 del papiro de Rhind es un ejemplo perfecto de cómo un enigma puede trascender las barreras del tiempo y ser relevante en diferentes eras y lugares.

El número 7, presente en el acertijo, ha tenido significados místicos y sagrados en diversas culturas. En la tradición egipcia, el siete era un número de especial importancia, asociado con la perfección y la totalidad. Por ejemplo, hay siete días en una semana, siete colores en un arco iris y siete notas en una escala musical. El hecho de que este número resuene en el acertijo no es una coincidencia, sino un reflejo de cómo los antiguos egipcios veían el mundo y la naturaleza divina de las matemáticas.

Por otro lado, la elección de los animales en el acertijo también es significativa. Gatos, ratones y espigas de cereal no eran solo elementos cotidianos en la vida egipcia, sino que también tenían significados simbólicos. El gato, por ejemplo, era venerado en el antiguo Egipto por su habilidad para cazar ratones y proteger las reservas de grano. Los ratones, a pesar de ser considerados plagas, también eran respetados por su habilidad para sobrevivir y adaptarse.

Dicho esto, la verdadera magia del papiro de Rhind no radica únicamente en el acertijo o en los problemas matemáticos que contiene, sino en lo que representa: una ventana al pasado y un testimonio de la capacidad humana para pensar, razonar y maravillarse ante los misterios del universo. Es un recordatorio de que, a pesar de las diferencias culturales y temporales, hay ciertas verdades universales y preguntas que siempre han intrigado a la humanidad.

Hoy en día, el papiro de Rhind sigue siendo una fuente de inspiración para matemáticos, historiadores y entusiastas de la cultura egipcia. A través de su estudio, no solo podemos comprender mejor las matemáticas del antiguo Egipto, sino también obtener una visión más profunda de cómo esta antigua civilización veía el mundo y su lugar en él.

Es una herramienta valiosa que nos conecta con nuestros ancestros y nos recuerda la rica tapeza de la historia humana.


El CANDELABRO. ILUMINANDO MENTES