En los intrincados decorados de la industria cinematográfica, donde las luces deslumbran y las estrellas brillan, la historia tras las cámaras rara vez se revela con tanta intensidad como la radiante pantalla. Sin embargo, entre las escenas de la épica “55 Días en Pekín” emerge una fascinante narrativa que arroja luz sobre la humanidad detrás de las estrellas de Hollywood. Charlton Heston, conocido por sus papeles imponentes, se convierte en un héroe inesperado en este relato, no por su actuación frente a la cámara, sino por su valentía y empatía detrás de escena. La historia de cómo Heston se enfrentó a la injusticia salarial en el set, defendiendo al humilde chófer Ricardo Pérez, revela un aspecto poco conocido de la leyenda del cine: su dedicación a la equidad y la justicia, incluso cuando las cámaras dejaban de grabar.



55 Días en Pekín: Tras Bastidores con Heston”


La participación de Charlton Heston en la película “55 Días en Pekín” tiene una anécdota fascinante que arroja luz tanto sobre su carácter como sobre los desafíos enfrentados por algunos trabajadores entre bastidores. Durante el rodaje en España, particularmente en los exteriores de Las Rozas, Madrid, Heston formó una alianza inesperada con su chófer español, Ricardo Pérez.

Su interacción, con Heston intentando comunicarse en su limitado español, reveló un momento de solidaridad cuando Pérez reveló que no le habían pagado durante más de cinco semanas. Heston, demostrando preocupación por la clase trabajadora, asumió la responsabilidad de abordar directamente el problema con el hombre de confianza de Samuel Bronston, Prades. Este gesto mostró la empatía genuina de Heston hacia el equipo, a pesar de la marcada diferencia con los gastos suntuosos de la industria en la película.

Al confrontar a Prades sobre los salarios impagos de Pérez, la frustración de Heston fue palpable. A pesar de las promesas de resolver el asunto rápidamente, la situación persistió, lo que llevó a Heston a intervenir personalmente una vez más. El momento decisivo, donde Heston se presentó con lo que se describe humorísticamente como “rifle en mano”, marcó un punto de inflexión. Con una firme resolución, Heston insistió en el pago inmediato, llegando incluso a pagar por adelantado a Pérez por un mes.

La historia refleja el compromiso de Heston con los principios de equidad y justicia. Su disposición para aprovechar su posición y, como sugiere humorísticamente la anécdota, posiblemente un rifle, para garantizar el trato justo de un humilde chófer, habla mucho sobre el hombre detrás de la leyenda de Hollywood.

Este incidente también ofrece una visión de las complejas dinámicas de la producción cinematográfica durante esa época, destacando la discrepancia entre los presupuestos exorbitantes asignados a las producciones y las luchas financieras a veces pasadas por alto por los miembros del equipo. Las acciones de Heston, más allá de su persona en la pantalla, ejemplifican un raro caso en el que una estrella utilizó su influencia para corregir una injusticia a nivel de base en la producción cinematográfica.

Al final, la determinación de Heston prevaleció y Pérez recibió su pago tan esperado. Esta narrativa no solo añade un capítulo colorido al legado de Charlton Heston, sino que también ofrece una breve pero iluminadora mirada a las complejidades de la industria cinematográfica, donde incluso un actor de renombre sintió la necesidad de defender los derechos de un miembro descuidado del equipo.

Esta historia no solo destaca la ética y la integridad de Charlton Heston, sino que también arroja luz sobre la relación entre las estrellas de Hollywood y el personal de producción, a menudo pasado por alto. En un momento en que la industria cinematográfica glamoriza la vida de las celebridades, la intervención de Heston destaca la importancia de no perder de vista la realidad de aquellos que trabajan incansablemente detrás de escena para hacer que las películas cobren vida.

El incidente con Ricardo Pérez resalta la dualidad de Heston como una figura pública. Mientras que algunos podrían recordarlo por su papel en la Asociación del Rifle, esta anécdota revela un lado más humano y compasivo del actor. Su disposición a desafiar a los productores y asegurarse de que un empleado subvalorado recibiera su salario muestra una coherencia con sus acciones públicas y privadas.

En retrospectiva, la historia de Charlton Heston y su enfrentamiento por la justicia salarial en el set de “55 Días en Pekín” no solo agrega un capítulo fascinante a su legado, sino que también sirve como un recordatorio de que la empatía y la acción pueden trascender las fronteras de la fama y la industria.

Esta anécdota revela un lado menos conocido pero igualmente impactante de un hombre que, además de su talento actoral, dejó una huella como defensor de la justicia y la equidad en los lugares menos esperados.


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