En lo profundo del árido desierto de Arabia Saudita se alza un extraordinario enigma geológico que desafía las leyes de la gravedad y cautiva a todo aquel que se atreve a contemplarlo: la roca de Al Naslaa. Su magnificencia radica en su singularidad y su belleza inigualable. Pero lo que la hace verdaderamente fascinante es el corte perfectamente vertical que la atraviesa, dividiéndola en dos mitades simétricas, apoyadas de manera precaria sobre delgados pedestales. ¿Cómo se formó esta asombrosa escisión? ¿Qué secretos se ocultan en sus pinturas rupestres? Acompáñame mientras exploramos el misterio de esta roca milenaria enclavada en el oasis de Tayma, un tesoro geológico y cultural que desafía nuestra comprensión y nos invita a descubrir los sorprendentes relatos que guarda su ancestral superficie.



La roca de Al Naslaa: un misterio geológico en el desierto de Arabia Saudita
Entre las maravillas naturales que alberga el planeta Tierra, hay una que destaca por su singularidad y belleza: la roca de Al Naslaa, situada en el oasis de Tayma, al noroeste de Arabia Saudita. Se trata de una enorme formación rocosa, que mide unos nueve metros de alto y siete metros y medio de ancho, y que presenta una característica muy peculiar: está partida por la mitad por un corte perfectamente vertical, que deja ver dos mitades simétricas apoyadas sobre unos delgados pedestales. ¿Cómo se formó esta impresionante escisión? ¿Qué secretos guarda esta roca milenaria? ¿Qué nos revelan las pinturas rupestres que adornan su superficie? Estas son algunas de las preguntas que intentaremos responder en este ensayo.
Para comprender el origen y la evolución de la roca de Al Naslaa, debemos remontarnos a miles de años atrás, cuando el clima y el paisaje de Arabia Saudita eran muy diferentes a los actuales. En aquella época, el oasis de Tayma era un lugar fértil y húmedo, donde existía un lago de agua dulce que proveía de vida a las plantas, los animales y los seres humanos que habitaban la zona. La roca de Al Naslaa se elevaba sobre el lago, ofreciendo una vista panorámica del entorno. Era un lugar ideal para dejar testimonio de la presencia humana, mediante grabados y pinturas sobre la piedra.
Los primeros habitantes del oasis de Tayma fueron los taymanitas, un pueblo semítico que se estableció allí desde el tercer milenio antes de Cristo hasta el siglo VI después de Cristo. Los taymanitas dejaron numerosas inscripciones en varios idiomas antiguos, como el lihyanita, el dadanita, el minaico, el árabe antiguo y el nabateo. Estas inscripciones nos informan sobre aspectos históricos, religiosos, sociales y económicos de esta cultura, como sus reyes, sus dioses, sus alianzas, sus guerras, sus comercios y sus rituales. Además, los taymanitas también plasmaron imágenes de animales domésticos y salvajes, como camellos, ovejas, cabras, leones, leopardos y gacelas. Estas representaciones nos muestran la diversidad faunística que existía en el oasis, así como la importancia que tenían los animales para la subsistencia y la simbología de los taymanitas.
Sin embargo, los taymanitas no fueron los únicos que dejaron su huella en la roca de Al Naslaa. Otros pueblos posteriores también utilizaron este soporte para expresar su arte y su identidad. Entre ellos se encuentran los thamuditas, los nabateos, los romanos, los árabes preislámicos y los musulmanes. Cada uno de estos grupos aportó su propio estilo y su propia escritura a la roca, creando un mosaico cultural único en el mundo. Algunas de las imágenes más destacadas son las de guerreros a caballo o en carro, las de escenas de caza o sacrificio, las de figuras humanas con rasgos estilizados o realistas, y las de símbolos geométricos o astronómicos.
Pero mientras los seres humanos dejaban su marca en la roca de Al Naslaa, la naturaleza también hacía lo suyo. A partir del segundo milenio antes de Cristo, el clima comenzó a cambiar gradualmente, volviéndose más seco y árido. El lago se fue evaporando poco a poco, hasta desaparecer por completo. El oasis perdió su verdor y su biodiversidad, convirtiéndose en un desierto inhóspito. La roca de Al Naslaa quedó expuesta a las inclemencias del tiempo: el sol abrasador, el viento cargado de arena, las lluvias torrenciales y las heladas nocturnas. Estos factores provocaron la erosión y la fractura de la roca.
La geóloga Cherry Lewis ha explicado cómo se pudo formar el corte vertical que divide a la roca en dos partes iguales. Según ella, el proceso se debe a la erosión por congelación-descongelación, que ocurre cuando el agua se filtra en una pequeña grieta en la roca. Al bajar las temperaturas, el agua se congela y se expande, haciendo que la grieta se ensanche y alargue. Al derretirse el hielo, el agua penetra más profundamente en la grieta. Este ciclo se repite hasta que la roca se parte por la mitad. Este proceso, junto con la erosión eólica, que en un ambiente desértico es como el chorro de arena, también podría explicar por qué la roca se sostiene sobre unos pedestales tan finos.
La roca de Al Naslaa es, sin duda, un fenómeno geológico y cultural extraordinario. Su corte perfecto desafía las leyes de la gravedad y la lógica, y sus pinturas rupestres nos cuentan historias de miles de años de antigüedad. Es una obra de arte natural y humana, que merece ser admirada y preservada. Por eso, desde el año 2015, la roca de Al Naslaa forma parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO², junto con otras dos zonas de arte rupestre en la región de Hail: Jabal Umm Sinman en Jubbah y Jabal al-Manjor y Raat en Shuwaymis³. Estos lugares son testimonios excepcionales del patrimonio cultural de Arabia Saudita y del mundo.
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