En un mundo donde los valores y las estructuras tradicionales parecen desvanecerse rápidamente, existe un resplandor de luz que brilla en la obra de G.K. Chesterton. Este brillante escritor inglés se levantó en defensa de algo que muchos consideraban obsoleto: la familia. En una época de cambios tumultuosos, Chesterton se erigió como un guerrero poético, armado con palabras y convicciones, dispuesto a luchar por la preservación de una institución sagrada y natural. Acompáñame en este viaje a través de la visión de Chesterton sobre la familia: un tesoro cuyos fundamentos están arraigados en el amor, la libertad y la belleza de lo cotidiano. Descubriremos cómo Chesterton desafió las convenciones sociales victorianas, defendió el sacramento indisoluble del matrimonio e irradió admiración por la dignidad y la importancia de la mujer en el marco familiar. Además, exploraremos la fascinante perspectiva de Chesterton sobre la inocencia y la maravilla de los niños, y cómo él mismo vivió y amó la experiencia familiar. Atrévete a adentrarte en la mente y corazón de este genio literario, mientras desentrañamos las verdades y virtudes que Chesterton nos regaló a través de su apasionada defensa de la familia.



La alegría y la inocencia de los niños en la filosofía de Chesterton: El regalo divino para la familia”


Chesterton fue un escritor inglés que defendió la familia como una institución natural y sagrada, basada en el amor y la libertad, frente a los ataques de la modernidad y el relativismo. Para él, la familia era el lugar donde nacen los niños y mueren las personas, donde se aprende a amar lo distinto y lo incómodo, donde se cultiva la vida y la creatividad. Chesterton consideraba que la familia era el fundamento de la sociedad y de la civilización, y que sin ella no habría podido existir ninguna nación ni cultura.

En su libro La superstición del divorcio, Chesterton criticó duramente el modelo victoriano de familia, donde se cohabitaba pero no se convivía, y donde el matrimonio se basaba en el interés y la conveniencia, más que en el afecto y el compromiso. Chesterton rechazó el divorcio como una solución a los problemas matrimoniales, pues lo veía como una traición a la promesa hecha ante Dios y ante los hombres, y como una fuente de sufrimiento para los cónyuges abandonados y para los hijos. Chesterton defendió el matrimonio como un sacramento indisoluble, que exige fidelidad, sacrificio y generosidad, pero que también ofrece alegría, aventura y plenitud.

Chesterton también se opuso al feminismo radical, que pretendía liberar a la mujer de su papel doméstico y maternal, y equipararla al hombre en todos los ámbitos. Chesterton valoró la dignidad y la importancia de la mujer en la familia y en la sociedad, pero sin negar su diferencia y su complementariedad con el hombre. Chesterton admiraba a su esposa Frances, con quien se casó en 1901 y con quien compartió su vida hasta su muerte en 1936. Frances fue su apoyo, su inspiración y su colaboradora en sus obras literarias y periodísticas.

Chesterton también celebró la belleza y la inocencia de los niños, a quienes consideraba como un don de Dios y una bendición para la familia. Chesterton lamentó no haber podido tener hijos propios, pues él y su esposa eran estériles. Sin embargo, adoptaron a dos sobrinos huérfanos, John y Dorothy Collins, a quienes quisieron como hijos. Chesterton disfrutaba jugando con los niños, contándoles cuentos e inventando juegos. Chesterton creía que los niños eran capaces de ver el mundo con asombro y admiración, algo que los adultos habían perdido por el hábito y la rutina.

En conclusión, Chesterton fue un defensor de la familia como una realidad natural y sobrenatural, que tiene su origen en Dios y que refleja su amor trinitario. Chesterton vio en la familia el lugar donde se realiza la vocación humana al amor y a la felicidad, donde se forma la personalidad y el carácter, donde se transmite la fe y la cultura.

Chesterton nos invita a valorar la familia como un tesoro precioso, que debemos cuidar y proteger frente a las amenazas del individualismo, el materialismo y el relativismo.


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