En las profundidades históricas del corazón de Roma, en un edificio que hoy alberga el Instituto Histórico y Cultural del Cuerpo de Ingenieros, descansa escondido a plena vista un fascinante testamento de un pasado controvertido. Un lienzo de piedras y colores vibrantes, forjado no por la mano del tiempo, sino por la mano del hombre. Sus personajes, un soldado romano y uno italiano, ambos sosteniendo un estandarte dorado, establecen una línea directa inquebrantable desde la antigüedad hasta el tumultuoso siglo XX. Esta línea de tiempo, congelada en la piedra por Giuseppe Ciocchetti en 1937, es un testimonio de cómo la ideología del fascismo italiano se apropió y se alineó con el legado del Imperio Romano en un intento de legitimar y glorificar su propio régimen ante los ojos de la nación.

“Legionarios del Pasado, Soldados del Presente: Un Análisis del Mosaico Fascista Italiano”
El fascismo italiano fue un movimiento político que buscó restaurar la grandeza de Italia inspirándose en el pasado glorioso del Imperio Romano. El líder fascista Benito Mussolini se autoproclamó como el heredero de los antiguos césares y adoptó símbolos y rituales romanos para legitimar su poder. Uno de los ejemplos más ilustrativos de esta apropiación del legado romano es el mosaico que decora el Instituto Histórico y Cultural del Cuerpo de Ingenieros de Roma, diseñado por el escultor y artista Giuseppe Ciocchetti en 1937.
El mosaico muestra a un soldado romano y a un soldado italiano moderno juntos sosteniendo un estandarte romano dorado con el águila imperial. El soldado romano viste una armadura y un casco con plumas, mientras que el soldado italiano viste un uniforme militar y una gorra con el emblema fascista. Ambos miran al frente con expresión seria y decidida, como si estuvieran dispuestos a defender la patria y el honor. El fondo del mosaico es de color rojo, el color asociado al fascismo y al poder.
El mensaje que transmite el mosaico es claro: el fascismo italiano se presenta como el sucesor legítimo del Imperio Romano, y sus soldados son los herederos de los valientes legionarios que conquistaron el mundo. El mosaico pretende establecer una continuidad histórica entre la antigua Roma y la Italia fascista, y al mismo tiempo exaltar los valores de patriotismo, militarismo y autoridad que caracterizaron al régimen de Mussolini.
El mosaico es también un ejemplo de cómo el fascismo italiano utilizó el arte como un instrumento de propaganda política. El arte fascista tenía como objetivo glorificar al líder, al partido y a la nación, y crear un sentimiento de unidad e identidad entre los italianos. El arte fascista se inspiró en diversos estilos artísticos, desde el clasicismo hasta las vanguardias, pero siempre con una finalidad ideológica. El arte fascista buscaba impresionar, persuadir y movilizar a las masas, y al mismo tiempo reprimir cualquier forma de disidencia o crítica.
El mosaico italiano fascista es, por tanto, una obra de arte que refleja la ideología y la estética del régimen de Mussolini. Es una obra que pretende mostrar la grandeza de Italia y su conexión con el pasado romano, pero que también revela la violencia, el autoritarismo y el totalitarismo que caracterizaron al fascismo italiano.
Es una obra que nos permite comprender mejor la historia y la cultura de Italia en el siglo XX, y las consecuencias que tuvo el fascismo para la sociedad italiana y para el mundo..
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