Embárcate en el fascinante mundo de la música y la narración, donde los ecos de la voz dorada de Mario Lanza aún resuenan con un encanto atemporal. Sumérgete en la vida de este enigmático tenor y actor, cuyos vocales elevados trascendieron las simples notas para tocar los rincones más profundos del alma. Desde sus humildes comienzos en Filadelfia hasta su fulgurante ascenso a la fama en el cine y la ópera, descubre los altibajos, los triunfos y las tragedias de una figura que dejó una huella imborrable en el panorama musical. Bienvenidos a la historia de Mario Lanza, un ídolo eterno.



Mario Lanza: Un ídolo de masas en la ópera, el cine y la música popular”


Mario Lanza fue un tenor y actor estadounidense que brilló en el mundo de la ópera, el cine y la música popular. Su voz potente y expresiva, su carisma y su belleza lo convirtieron en un ídolo de masas, pero también en una figura controvertida y atormentada por sus problemas personales.

Nacido el 31 de enero de 1921 en Filadelfia, Estados Unidos, Mario Lanza mostró desde niño su pasión por la música y el canto. Su padre, un inmigrante italiano, lo animó a estudiar con el maestro Enrico Rosati, quien le enseñó las técnicas del bel canto. Lanza debutó como cantante profesional en 1942, en una producción de La Bohème en Atlantic City. Durante la Segunda Guerra Mundial, se alistó en el ejército y formó parte de un grupo de entretenimiento para las tropas.

En 1947, Lanza dio un concierto en el Hollywood Bowl que le cambió la vida. El magnate del cine Louis B. Mayer quedó impresionado por su talento y le ofreció un contrato con la Metro-Goldwyn-Mayer (MGM). Así comenzó la carrera cinematográfica de Lanza, que lo llevó a protagonizar películas musicales como That Midnight Kiss (1949), The Toast of New Orleans (1950) y The Great Caruso (1951), en la que interpretó al legendario tenor italiano Enrico Caruso. Estas películas fueron éxitos de taquilla y le dieron a Lanza una enorme popularidad. Al mismo tiempo, grabó discos para RCA Victor que vendieron millones de copias y lo consagraron como uno de los cantantes más famosos del mundo.

Sin embargo, Lanza no se sentía satisfecho con su trabajo en Hollywood. Quería dedicarse a la ópera y demostrar su valía como artista serio. En 1952, tuvo la oportunidad de debutar en el Metropolitan Opera House de Nueva York, en el papel de Radamés en Aida. Pero poco antes del estreno, fue despedido por la MGM por incumplir su contrato. Según algunas fuentes, el motivo fue una discusión con el director de la película The Student Prince (1954), en la que debía participar. Otras versiones apuntan a que Lanza tenía problemas de peso y salud que le impedían cumplir con sus compromisos.

Este episodio marcó un punto de inflexión en la vida de Lanza. Entró en una profunda depresión y se refugió en el alcohol y las drogas. Su carrera entró en declive y sus relaciones con su familia y sus amigos se deterioraron. A pesar de todo, intentó recuperarse y volvió al cine con Serenade (1956), una adaptación de la novela de James M. Cain. En 1957, se trasladó a Roma para rodar Seven Hills of Rome (1958) y For the First Time (1959), sus últimas películas.

El 7 de octubre de 1959, Mario Lanza murió repentinamente de un infarto de miocardio en una clínica romana, donde había ingresado para perder peso. Tenía solo 38 años. Su muerte conmocionó al mundo y dejó un vacío irreparable en el panorama musical. Su legado artístico sigue vivo a través de sus grabaciones, sus películas y sus admiradores, que lo recuerdan como uno de los más grandes tenores de todos los tiempos.


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