¿Qué tienen en común el boxeo y la canción? A primera vista, quizás nada. Pero si profundizamos un poco más, encontramos que ambos son formas de expresión, de arte, de pasión. Y que ambos fueron los protagonistas de una de las historias de amor más bellas y trágicas del siglo XX: la de Marcel Cerdán y Edith Piaf. Él, el campeón mundial de los medianos, el ídolo del ring, el bombardero marroquí. Ella, la voz de París, la reina de la canción francesa, el gorrión Piaf. Dos almas gemelas que se encontraron en medio de la gloria y el sufrimiento, y que se amaron con una intensidad que desafió al destino. Esta es su historia.



Marcel Cerdán y Edith Piaf: el campeón y el gorrión de París


La historia de amor entre Marcel Cerdán y Edith Piaf es una de las más conmovedoras y trágicas del siglo XX. Ambos fueron figuras emblemáticas de la cultura francesa, que alcanzaron el éxito y la fama en sus respectivos campos, pero que también sufrieron las adversidades de la vida y la muerte prematura.

Marcel Cerdán nació el 22 de julio de 1916 en Sidi Bel Abbès, Argelia, cuando era una colonia francesa. Era hijo de padres españoles que emigraron a África del Norte en busca de oportunidades. Desde niño mostró su pasión por el boxeo, siguiendo los pasos de su hermano mayor, Antoine, que también fue púgil profesional. A los 18 años debutó como boxeador profesional y pronto se ganó el apodo de "el bombardero marroquí", por su potencia y agresividad en el ring. Su estilo era espectacular y arriesgado, lo que le valió el reconocimiento del público y la prensa.

En 1938 se proclamó campeón de Europa de los pesos medios y en 1948 logró el título mundial de la misma categoría, al derrotar al estadounidense Tony Zale en Nueva Jersey. Fue el primer campeón mundial francés de boxeo y se convirtió en un ídolo nacional, admirado por su coraje, su humildad y su generosidad. Fuera del ring era un hombre sencillo, alegre y familiar, que estaba casado con Marinette López y tenía tres hijos.

Edith Piaf nació el 19 de diciembre de 1915 en París, Francia. Era hija de un acróbata callejero y una cantante de cabaret, que la abandonaron a su suerte desde pequeña. Vivió una infancia difícil, marcada por la pobreza, la enfermedad y la violencia. A los 15 años empezó a cantar en las calles de París, donde fue descubierta por el dueño de un cabaret, Louis Leplée, que le dio la oportunidad de actuar en su local. Fue él quien le puso el nombre artístico de "la Môme Piaf" (el gorrión Piaf), por su pequeña estatura y su voz potente.

Su carrera despegó rápidamente y se convirtió en la voz de París, la intérprete más famosa y querida de la canción francesa. Su repertorio estaba compuesto por canciones que hablaban del amor, el desamor, la esperanza y el dolor, con un estilo emotivo y desgarrador. Su vida personal estuvo llena de altibajos, de amores tormentosos y adicciones. Sufrió varios accidentes automovilísticos que le causaron graves lesiones y tuvo que recurrir a las drogas para aliviar su sufrimiento.

En 1946 viajó a Nueva York por primera vez, donde triunfó ante el público estadounidense. Allí conoció al amor de su vida, Marcel Cerdán, que estaba casado pero se enamoró perdidamente de ella. Iniciaron una relación apasionada pero clandestina, que tuvo que sortear las dificultades de la distancia, los compromisos profesionales y los celos. Se veían cada vez que podían, en hoteles o apartamentos secretos, donde vivían momentos intensos e inolvidables.

Su romance duró poco más de un año, pero quedó grabado para siempre en sus corazones y en sus canciones. Edith le dedicó algunas de sus obras maestras, como "L'hymne à l'amour" (el himno al amor), "Mon légionnaire" (mi legionario) o "Mon Dieu" (mi Dios). Marcel le regaló un anillo con una esmeralda y le prometió divorciarse de su esposa para casarse con ella.

Pero el destino les tenía reservado un final trágico e inesperado. El 27 de octubre de 1949, Marcel Cerdán tomó un avión para ir a ver a Edith a Nueva York, donde ella estaba actuando. El avión nunca llegó a su destino, se estrelló en la isla de San Miguel, en las Azores, y no hubo supervivientes. Entre los fallecidos había otras personalidades, como la violinista Ginette Neveu y su hermano Jean-Paul. Se conserva una foto de Marcel Cerdán junto a ellos, sosteniendo el violín de Ginette.

La noticia de la muerte de Marcel Cerdán fue un golpe devastador para Edith Piaf, que se enteró por la radio. Su corazón quedó totalmente destrozado y entró en una profunda depresión, de la que nunca se recuperó del todo. Desde entonces, aquel "Himno al amor" quedó como símbolo de una pasión desesperada y única, un canto al dolor de lo perdido y de la extraordinaria sensación de lo vivido.

Edith Piaf murió el 10 de octubre de 1963, a los 47 años, víctima de un cáncer hepático y de una vida llena de excesos. Su funeral fue multitudinario y conmovió a toda Francia. En su lápida quedó grabada una frase de aquel "Himno al amor" que sigue emocionando cada vez que se escucha: "Dios reúne a los que se aman".

Marcel Cerdán murió a los 33 años, con un récord de 113 peleas ganadas, 66 por nocaut y 4 derrotas. Sus restos fueron despedidos por cuarenta mil personas y está considerado uno de los más grandes deportistas de toda la historia de Francia. Pero para Edith fue algo más que un deportista: fue el hombre de su vida, al que amó hasta su último día.

La historia de amor entre Marcel Cerdán y Edith Piaf es una historia de amor, gloria y muerte, que trasciende el tiempo y el espacio. Es una historia que nos habla del poder del amor, capaz de iluminar las sombras más oscuras y de resistir las pruebas más duras. Es una historia que nos inspira a vivir intensamente, a soñar sin límites y a amar sin miedo.


Edith Piaf compuso muchas canciones a lo largo de su carrera, algunas de las cuales se han convertido en clásicos de la música francesa. Algunas de sus canciones más famosas son:

  • La vie en rose (La vida en rosa): Es una de sus canciones más conocidas y emblemáticas, que ella misma escribió en 1945. Expresa el sentimiento de felicidad y amor que le inspiraba Marcel Cerdán. Fue un éxito internacional y ha sido versionada por muchos artistas, como Louis Armstrong, Grace Jones o Donna Summer¹.
  • Non, je ne regrette rien (No, no me arrepiento de nada): Es otra de sus canciones más populares y representativas, que le compuso Charles Dumont en 1956. Es una declaración de rebeldía y orgullo, en la que afirma que no se arrepiente de nada de lo que ha hecho o vivido en su vida. Fue un himno para los soldados franceses durante la guerra de Argelia y también ha sido interpretada por otros cantantes, como Shirley Bassey, Mireille Mathieu o Édith Piaf.
  • L’hymne à l’amour (El himno al amor): Es una canción que ella misma compuso en 1949, dedicada a Marcel Cerdán, poco antes de su trágica muerte. Es una de las canciones más emotivas y conmovedoras de su repertorio, en la que expresa su amor incondicional y su deseo de estar siempre con él. Fue cantada por ella misma en su funeral y también ha sido versionada por artistas como Céline Dion, Josh Groban o Cyndi Lauper³.

Estas son solo algunas de las canciones que compuso Edith Piaf, pero hay muchas más que merecen ser escuchadas y recordadas. Si quieres saber más sobre su obra musical, puedes consultar los resultados web que encontré con mi herramienta de búsqueda.


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