En las profundidades de la historia, en las costas de una aldea encantadora, allí donde el mar susurra antiguas leyendas a quienes se atreven a escuchar, se sitúa nuestro relato. Navega con nosotros por un sinuoso mar de emociones, hacia un vínculo insólito que trasciende lo imaginario y rasga el velo entre la naturaleza mortal e inmortal. Prepárate para sumergirte en el fascinante viaje de Ojos Amarillos, una gata que desafiaba lo ordinario con su presencia y gestas, una criatura cuya historia entrelazaba su destino con el de los hombres, el mar y las misteriosas fuerzas que rigen nuestro mundo.



“La Gata del Náufrago: Un Relato de Amor y Magia”


En una pintoresca villa a orillas del mar, vivía un hombre de confiable apariencia y un corazón tan vasto como el océano, acompañado por su fiel compañera, la gata Ojos Amarillos. Esta gata no era una simple mascota, era su musa, confidente, y sobre todo, su mejor amiga. Su aspecto era tan peculiar como su nombre, un manto de suave pelo negro oscuro como la noche que se contrastaba con el brillo dorado de sus enormes y cautivadores ojos.

El hombre y su gata compartían un vínculo que trascendía el mero cariño entre un humano y su mascota. La llevaba consigo a todas partes, en paseos por el pueblo o cuando salía a pescar en su pequeño barco. Solían compartir los frutos de su pesca y cuando la noche caía, se dormían arrullados por el susurro del océano, tejiendo sueños juntos bajo el fulgor de la luna.

Pero un día, el hombre decidió ir en un viaje de pesca más largo. Sabiendo lo peligroso que puede ser el mar, y lo mucho que Ojos Amarillos se angustiaba cada vez que se apartaban, decidió dejarla al cuidado de su madre. En el granero de su casa, la gata pasó días y noches maullando, ansiosa por el regreso de su dueño.

Una mañana, un vecino trajo la noticia que nadie quería oír: el barco de su dueño había naufragado en una tormenta, y él se había perdido en el mar. Ojos Amarillos, al notar la pena y la desolación, se asustó y se escabulló de la casa, corriendo todo el camino hasta la playa, su lugar favorito, buscando a su dueño incesantemente.

La búsqueda de Ojos Amarillos la llevó por todo el litoral, a través de dunas soleadas y acantilados rocosos, cada día más debilitada, más desesperada. Una tarde, despojada de toda esperanza, la gata se paró al borde de un acantilado, mirando el infinito océano, y desató un maullido desgarrador al viento, implorando al mar que le devolviese a su dueño. En su desesperación, pidió al océano que se la llevara hasta su dueño, ofreciendo su inmortalidad.

Como respondiendo a su llamado, una ola gigante salió disparada del océano, arrastrándola al abismo azul. La gata, en lugar de resistirse, cerró los ojos y se dejó llevar, con la esperanza de reencontrarse con su amado dueño.

Cuando abrió de nuevo sus ojos, se encontró acurrucada en brazos de un hombre que amorosamente la secaba y la acariciaba. Al mirarlo a los ojos, ella reconoció a su dueño en ellos. Él también la reconoció al ver los destellos de sus propios recuerdos reflejados en los ojos amarillos de la gata, aunque extrañado por el cambio de color de su pelo.

Desde las aguas, una voz sonó, revelando el pacto que Ojos Amarillos había hecho. Sin embargo, el espíritu del mar decidió que era demasiado valiosa para ser borrada de este mundo, así, le concedió un don especial a ella y a sus futuros descendientes. Desde ese día, se convirtió en una gata bicolor, llevando el blanco de la espuma del mar en su antiguo pelaje negro.

Su nueva apariencia y su don se pasarían a todas las generaciones venideras, convirtiéndolas en gatos que traen armonía y felicidad a todos los hogares en los que son amados.


El CANDELABRO. ILUMINANDO MENTES