El amor, un sentimiento tan poderoso y complejo, ha sido objeto de reflexión y exploración a lo largo de la historia. En la obra “Las palmeras salvajes” de William Faulkner, encontramos una meditación profunda sobre la naturaleza del amor y su impacto en nuestras vidas. En este pasaje en particular, Faulkner desafía la creencia de que el amor muere entre dos personas, argumentando que en realidad es uno mismo quien se marchita y perece si no es digno o no merece ese amor suficientemente. A través de metáforas evocadoras, como el océano y la playa muerta, el autor nos invita a reflexionar sobre la importancia de cuidar y valorar el amor, y nos confronta con la dolorosa realidad de perderlo. En este análisis detallado, exploraremos las diversas facetas de este convincente pronunciamiento de Faulkner, profundizando en sus significados y subyacentes lecciones sobre las relaciones humanas y la necesidad de cultivar el amor en nuestras vidas.



“Perder el amor: Una reflexión sobre la pérdida y el impacto emocional en nuestras vidas”


Sí, es el amor. Dicen que el amor muere entre dos personas. Eso no es cierto. No muere. Lo deja a uno, se va si uno no es digno, si uno no lo merece bastante. No muere; uno es el que se muere. Es como el océano: si uno no sirve, si uno empieza a apestar en él, lo escupe en alguna parte para que se muera. Uno se muere de cualquier modo, pero yo prefiero ahogarme en el océano a que me escupa a una faja de playa muerta, y que el sol me reseque hasta convertirme en una manchita sucia sin nombre, sólo «Esta fue», como epitafio”.

William Faulkner | Las palmeras salvajes



El fragmento citado pertenece a la obra “Las palmeras salvajes” del reconocido escritor William Faulkner. En este pasaje, el autor reflexiona sobre el amor y argumenta que no es el amor el que muere entre dos personas, sino que es uno mismo quien se muere cuando pierde ese amor.

Faulkner compara el amor con el océano, afirmando que si uno no es digno de él, si no lo merece lo suficiente, el amor se aleja. No obstante, el amor en sí no muere, sino que uno es quien se marchita y perece. Prefiere ahogarse en el océano, simbolizando la inmensidad y la grandeza del amor, en lugar de ser escupido a una playa muerta donde se sentiría insignificante y desprovisto de valor.

Al profundizar en este tema, podemos analizar el significado y las implicaciones que Faulkner plantea en su texto. El amor es un sentimiento profundo y complejo, pero a veces puede ser frágil y susceptible a los cambios y circunstancias de la vida. El autor sugiere que el amor puede extinguirse si no se le otorga el cuidado y la atención necesarios. Esto implica que uno debe ser digno de ese amor, que debe merecerlo a través de su actitud, acciones y trato hacia la otra persona.

Cuando Faulkner menciona que el amor no muere, sino que uno es quien se muere, está destacando la responsabilidad individual en mantener vivo ese sentimiento. Uno puede sentirse desvanecerse emocionalmente y perder el amor de la otra persona si no se esfuerza lo suficiente para mantenerlo. Esto puede ocurrir debido a actitudes negativas como la falta de compromiso, la falta de respeto o la incapacidad para satisfacer las necesidades emocionales de la pareja.

El autor utiliza la metáfora del océano para representar la inmensidad y la infinitud del amor. El océano es un símbolo de poder y al mismo tiempo de tranquilidad. De manera similar, el amor puede ser una fuerza avasalladora que nos emociona y nos llena de vida, pero también puede proporcionar paz y estabilidad en nuestras relaciones. Sin embargo, si uno no es digno del amor y lo contamina con actitudes tóxicas, el amor se apartará, como si fuera un océano que nos escupe a una playa muerta.

En cuanto a la referencia al sol que reseca y convierte en una manchita sucia sin nombre, Faulkner alude a la desaparición de uno mismo cuando se pierde el amor. Sin el amor que nos une a otra persona, nuestra existencia puede volverse vacía y carente de significado. El autor sugiere que es preferible ahogarse en ese océano incomparable del amor, incluso si eso implica sufrir, que quedarse varado en una playa seca y sin vida.

En resumen, William Faulkner nos invita a reflexionar sobre la naturaleza del amor en su obra “Las palmeras salvajes”. Argumenta que el amor no muere, sino que uno mismo muere cuando no es digno o no merece ese amor suficientemente. Utiliza la metáfora del océano para enfatizar la importancia de cuidar el amor y mantenerlo vivo.

Esta reflexión nos invita a ser conscientes de nuestras acciones y actitudes en nuestras relaciones, para preservar esa poderosa fuerza que es el amor.


EL CANDELABRO. ILUMINANDO MENTES