En las profundidades del París del siglo XIX, entre las sombras de la imponente catedral de Notre Dame, se fraguó una de las historias más cautivantes jamás contadas. No es solo la epopeya de Quasimodo y Esmeralda lo que captura la imaginación, sino también el relato de su creador, Víctor Hugo, un titán de las letras cuya pluma era tan indomable como su espíritu. Este es el viaje detrás de la cortina de tinta, a aquellos días de encierro voluntario y una disciplina férrea, que dieron vida al clásico inmortal “El Jorobado de Notre Dame”. Sumérgete en la increíble historia de cómo un ultimátum, un chal gris y la genialidad de Hugo se entrelazaron para engendrar una novela que desafiaría el paso del tiempo.



La increíble historia de cómo Víctor Hugo escribió El jorobado de Nuestra Señora de París


Víctor Hugo era uno de los escritores más importantes y relevantes de la literatura francesa y mundial. Su obra se inserta en el período del romanticismo, un movimiento que defendía la libertad en el arte y el predominio de la imaginación y los sentimientos sobre la razón y las normas clásicas.

En 1829, Hugo había firmado un contrato con su editor para entregarle una nueva novela al año siguiente. Sin embargo, el autor se distrajo con otros asuntos, como escribir poesía, obras de teatro, fundar una revista y participar en la vida social y política de París. Así, el tiempo fue pasando y Hugo no avanzaba en su novela. Su editor, impaciente y molesto, le dio un ultimátum: debía terminar el libro antes de febrero de 1831 o perdería los derechos de autor.

Hugo se dio cuenta de que tenía que tomar medidas drásticas para cumplir con el plazo. Se encerró en su estudio y le ordenó a su asistente que le quitara toda su ropa y la guardara en un baúl bajo llave. Solo le dejó un gran chal gris con el que se envolvía para escribir. De esta manera, se aseguraba de no poder salir de casa y de concentrarse en su trabajo.

Durante los meses de otoño e invierno de 1830, Hugo escribió sin descanso, día y noche, la historia de Quasimodo, el jorobado que vivía en la catedral de Notre Dame, y de Esmeralda, la gitana de la que se enamoraba. Se inspiró en la arquitectura gótica, en la historia medieval de Francia y en sus propias experiencias y reflexiones. El resultado fue una novela extraordinaria, llena de aventuras, pasión, intriga y tragedia, que se convirtió en un clásico de la literatura universal.

Hugo logró terminar su novela dos semanas antes de la fecha límite, el 14 de enero de 1831. La tituló Nuestra Señora de París, pero pronto se la conoció como El jorobado de Notre Dame, por el personaje más emblemático de la obra. La novela fue un éxito inmediato y consagró a Hugo como el líder del movimiento romántico.

Su editor quedó tan satisfecho que le devolvió su ropa y le pidió que escribiera otra novela. Hugo aceptó, pero esta vez se tomó más tiempo: tardó diecisiete años en escribir su obra maestra, Los miserables.


Víctor Hugo fue un escritor muy prolífico y versátil. Escribió novelas, poesías, obras de teatro y ensayos de diversos géneros y temas. Algunos de sus libros más famosos son:

  • Los miserables (1862): Es su obra más conocida y una de las más importantes de la literatura universal. Narra la historia de Jean Valjean, un exconvicto que busca la redención en la Francia del siglo XIX, y de otros personajes que representan la miseria, la injusticia, el amor y la esperanza de una época convulsa¹.
  • Nuestra Señora de París (1831): También llamada El jorobado de Notre Dame, es una novela histórica y romántica ambientada en el París medieval. Cuenta la trágica historia de Quasimodo, el deforme campanero de la catedral, y de Esmeralda, la bella gitana de la que se enamora. Es una obra que reivindica el valor de la arquitectura gótica y la dignidad de los marginados².
  • El hombre que ríe (1869): Es una novela de aventuras y crítica social que se desarrolla en la Inglaterra del siglo XVII. El protagonista es Gwynplaine, un joven que fue mutilado de niño por unos malhechores que le dejaron una sonrisa perpetua en el rostro. Junto con su padre adoptivo, el filósofo Ursus, y su hermana de leche, la ciega Dea, forma una compañía de teatro ambulante que recorre el país. Su destino cambiará cuando descubra su verdadero origen y se enfrente a la corrupción y la tiranía de la nobleza³.
  • Noventa y tres (1874): Es la última novela de Hugo y la única que trata sobre la Revolución Francesa. Se centra en el año 1793, el más sangriento y violento de la revolución, y narra el conflicto entre los republicanos y los monárquicos, así como las luchas internas entre los propios revolucionarios. La obra presenta una visión compleja y matizada de la revolución, mostrando sus luces y sus sombras, sus héroes y sus villanos, sus ideales y sus horrores⁴.
  • Cromwell (1827): Es una obra de teatro en verso que narra la vida y la obra de Oliver Cromwell, el líder de la revolución inglesa que derrocó al rey Carlos I y se proclamó Lord Protector de la república. La obra es una epopeya histórica y política que retrata a Cromwell como un personaje ambiguo y contradictorio, capaz de grandes virtudes y grandes defectos. La obra es también un manifiesto del romanticismo, ya que en el prefacio Hugo defiende la libertad artística y la ruptura con las reglas clásicas.

Conclusión:


La travesía literaria de Víctor Hugo para completar “El Jorobado de Notre Dame” es un testimonio del ingenio humano frente a la adversidad. En la lucha contra un plazo inminente, Hugo transformó la presión en productividad, encerrándose para dar a luz una obra que no solo cumplió con su compromiso editorial sino que trascendió su tiempo, consolidándose como un pilar de la literatura universal. Esta anécdota de su vida nos deja una obra llena de riqueza narrativa y complejidad emocional, un espejo de la pasión y la determinación de su autor.


Reflexión Final:


El peculiar método de Hugo nos lleva a reflexionar sobre la naturaleza del proceso creativo. A veces, las circunstancias más extremas pueden ser catalizadoras de la genialidad. En el aislamiento y la autoimpuesta reclusión, Hugo encontró un inesperado santuario de creatividad. Nos enseña que las limitaciones físicas pueden, paradójicamente, liberar la imaginación, y que el arte florece no solo a pesar de las restricciones, sino a menudo, gracias a ellas.


El CANDELABRO. ILUMINANDO MENTES