En las páginas de la historia, pocas figuras brillan con el esplendor transformador de Mustafa Kemal Atatürk, el padre fundador de la Turquía moderna. Su historia es un relato épico de coraje, visión y una tenaz determinación por cambiar el destino de una nación. Nacido en el crepúsculo del moribundo Imperio Otomano y emergiendo como el líder indiscutible en el alba de la República de Turquía, Atatürk no fue solo un estadista y militar excepcional, sino también un visionario que reimaginó un país enraizado en las tradiciones del pasado y lo catapultó hacia una era de modernización y secularización. Su legado, entretejido en el tejido mismo de la Turquía contemporánea, es un testimonio de lo que un hombre puede lograr cuando la audacia y la perspicacia se encuentran con la oportunidad histórica.

“Mustafa Kemal Atatürk: Revolucionario, Héroe, Visionario”
Mustafa Kemal Atatürk fue un militar y estadista turco, considerado el fundador y primer presidente de la República de Turquía. Su vida estuvo marcada por su participación en diversas guerras, su liderazgo del Movimiento Nacional turco y su visión de un estado moderno, democrático y laico. Falleció el 10 de noviembre de 1938 en Estambul, dejando un gran legado para su país y el mundo.
Nació el 19 de mayo de 1881 en Salónica, una ciudad que entonces pertenecía al Imperio Otomano y que hoy forma parte de Grecia. Su nombre original era Mustafá Selânik, que significa “el elegido de Salónica”, ya que era costumbre nombrar a los hijos con el nombre de su ciudad natal. Era hijo de Ali Rıza Efendi, un oficial de aduanas, y Zübeyde Hanım, una ama de casa. Su padre murió cuando él tenía siete años, y su madre lo envió a vivir con su tío en una granja. Allí aprendió a montar a caballo y a disparar.
Desde pequeño mostró un gran interés por el estudio y la política. Ingresó en el liceo militar de Monastir, donde destacó por su inteligencia y su carácter. Sus profesores le pusieron el sobrenombre de “Kemal”, que significa “perfecto”. Se graduó como capitán de Estado Mayor en la Academia Militar otomana de Estambul. Desde entonces, tuvo la idea de crear un estado turco fuerte, con una identidad política y unas fronteras definidas, que se opusiera a la decadencia y la inestabilidad del Imperio Otomano.
Su carrera militar lo llevó a participar en varios conflictos, como la guerra ítalo-turca (1911-1912), en la que defendió la colonia otomana de Trípoli, y las guerras de los Balcanes (1912-1913), en las que combatió contra los ejércitos de Serbia, Bulgaria y Grecia. Estas experiencias le hicieron ver la necesidad de reformar el ejército y el gobierno otomanos, que estaban dominados por el sultán Abdulhamid II, un monarca autoritario y conservador.
En 1908, se unió al movimiento de los Jóvenes Turcos, un grupo de intelectuales y militares que buscaban modernizar el Imperio Otomano y establecer un régimen constitucional. Ese mismo año, participó en el golpe de estado que derrocó al sultán y restauró la Constitución de 1876. También fundó la sociedad secreta “Patria y Libertad”, que tenía como objetivo defender los intereses de los turcos frente a las potencias extranjeras que amenazaban con desmembrar el imperio.
Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), Mustafa Kemal se convirtió en un héroe nacional por su papel en la batalla de Galípoli (1915-1916), donde detuvo el avance de las tropas británicas, francesas y australianas que intentaban tomar el estrecho de los Dardanelos. También luchó en el frente del Cáucaso contra los rusos, y en el frente de Oriente Medio contra los árabes, que se habían rebelado contra el dominio otomano con el apoyo de los británicos.
Al final de la guerra, el Imperio Otomano fue derrotado y ocupado por las potencias aliadas, que impusieron el tratado de Sèvres (1920), que suponía la pérdida de la mayor parte de los territorios otomanos y el reparto de Anatolia entre Grecia, Francia, Italia y Armenia. Mustafa Kemal se opuso a este tratado y organizó el Movimiento Nacional turco, que declaró la soberanía de la Gran Asamblea Nacional de Turquía, con sede en Ankara, y que desconoció al gobierno otomano de Estambul, que colaboraba con los ocupantes.
Así comenzó la Guerra de Independencia turca (1919-1923), en la que Mustafa Kemal fue el comandante en jefe de las fuerzas nacionales. Dirigió con éxito varias campañas militares contra los griegos, los armenios, los franceses y los italianos, y logró recuperar el control de Anatolia y el este de Tracia. En 1922, abolió el sultanato otomano y proclamó la República de Turquía, de la que fue elegido presidente. En 1923, firmó el tratado de Lausana, que reconoció la independencia y la integridad territorial de Turquía.
Como presidente de la República, Mustafa Kemal inició una serie de reformas radicales que transformaron a Turquía en un estado moderno, democrático y laico. Entre estas reformas se encuentran: la separación de la religión y el estado, la abolición del califato, la adopción del alfabeto latino, la introducción del calendario gregoriano, la promulgación de un código civil basado en el modelo suizo, la concesión del derecho al voto y a la educación a las mujeres, la creación de un sistema educativo público y laico, el fomento de la industria y la agricultura, y la promoción de la cultura y la ciencia turcas.
Mustafa Kemal fue reelegido presidente en cuatro ocasiones (1927, 1931, 1935 y 1938). En 1934, la Asamblea Nacional le otorgó el apellido de “Atatürk”, que significa “Padre de los Turcos”, en reconocimiento a su papel histórico. También fundó y presidió el Partido Republicano del Pueblo, que fue el único partido político legal hasta 1946. Su gobierno no estuvo exento de críticas y oposición, especialmente por parte de los sectores religiosos, nacionalistas y comunistas, que fueron reprimidos con dureza.
Mustafa Kemal Atatürk murió el 10 de noviembre de 1938 en Estambul, a causa de una cirrosis hepática. Su cuerpo fue trasladado a Ankara, donde se construyó un mausoleo en su honor. Su muerte causó una gran conmoción en Turquía y en el mundo, y fue llorado por millones de personas. Su figura sigue siendo venerada y respetada en Turquía, donde se le considera el padre de la nación. También es reconocido internacionalmente como un líder visionario y reformista, que contribuyó a la paz y al progreso de su país y de la humanidad..
El CANDELABRO. ILUMINANDO MENTES