En el corazón palpitante de Roma, donde las huellas del pasado se entrelazan con el arte del presente, yace la Plaza Navona. Este legendario espacio urbano, más que una mera atracción turística, es un lienzo vivo que relata historias de gladiadores, papas y artistas. La plaza, emergiendo sobre las ruinas del antiguo Estadio de Domiciano, se ha transformado a lo largo de los siglos en un símbolo del esplendor barroco y la riqueza cultural de Roma. Cada piedra y fuente aquí cuenta una historia, una danza entre la historia antigua y la innovación barroca, invitando a los visitantes a sumergirse en un viaje a través del tiempo. La Plaza Navona no es solo un sitio para admirar, sino un capítulo vibrante en el libro abierto de la historia romana.



La Plaza Navona: historia, arte y cultura
La Plaza Navona es uno de los espacios urbanos más destacados de Roma, que reúne esculturas, fuentes y edificios de gran valor artístico y supone un centro de la vida social, cultural y turística de la ciudad. Este espacio ha constituido un emplazamiento de importancia desde la Antigua Roma, en la que se levantaba allí un estadio para competiciones deportivas y combates de gladiadores. En este ensayo, vamos a explorar la historia, el arte y la cultura de esta plaza, que refleja el esplendor del barroco romano y la evolución de la ciudad a lo largo de los siglos.
Historia
La Plaza Navona se levanta sobre el que fue el Stadium de Domiciano, construido en el año 85 y restaurado en época del emperador Alejandro Severo en el siglo III. El estadio se conocía como Circus Agonalis y se cree que con el tiempo el nombre cambió de in agone a navone y más tarde a navona. Su orientación era dirección norte sur, al igual que la actual plaza y tenía 276 metros de largo por 106 de ancho y podía albergar hasta 30 000 espectadores. Aún se conservan algunos restos de la antigua estructura al norte de la plaza. El estadio albergaba los juegos atléticos griegos que junto con los musicales y ecuestres formaban el Certamen Capitolinum en honor al dios Júpiter.
Durante la Edad Media se inició una parcelación progresiva de las ruinas del antiguo estadio, construyéndose algunos edificios, que inicialmente se orientaron hacia las calles adyacentes, terminando por girarse hacia el solar del estadio. La plaza se definió como espacio público a finales del siglo XV, durante el papado de Sixto V, gran urbanizador de la ciudad de Roma; al trasladarse hasta aquí el mercado existente en el Capitolio. Bajo el mandato y auspicio del papa Inocencio X, miembro de la familia Pamphili, la plaza adquirió su actual diseño barroco y se levantaron las fuentes y se construyó la iglesia de Santa Inés en Agona y el Palazzo Pamphili. Aquí celebró el papa la misa del día de Pascua del Jubileo de 1650, que atrajo a miles de personas, convirtiéndose la plaza así en uno de los símbolos del barroco en Roma. El mercado que se celebraba en esta plaza se trasladó al Campo de’ Fiori, en 1869. La plaza ha albergado representaciones teatrales, carreras de caballos. Desde 1652, con el auspicio de la familia Pamphili, cada sábado y domingo del mes de agosto, aprovechando la forma cóncava de la plaza, se inundaba su parte central cerrando los desagües de las tres fuentes, para convertirse en “El Lago de la Plaza Navona”. Esta fiesta se suprimió en 1866.
Arte
La Plaza Navona es una obra maestra del arte barroco, que se caracteriza por el dinamismo, el movimiento, la exuberancia y el contraste. La plaza está adornada por tres magníficas fuentes, obra de los más grandes artistas de la época: Giacomo della Porta y Gian Lorenzo Bernini. Las fuentes son las siguientes:
- Fontana dei Quattro Fiumi: En el centro de la Plaza Navona se encuentra la “Fuente de los Cuatro Ríos”, construida por Bernini en 1651. Las cuatro estatuas de la fuente representan a los cuatro ríos más importantes de la época: el Nilo, el Danubio, el Ganges y el Río de la Plata. En el centro está situado un obelisco de 16 metros de altura que perteneció al Circo de Majencio, que fue encontrado en la Vía Apia. La fuente simboliza el poder de la Iglesia, que se extiende por los cuatro continentes, y el triunfo del papado sobre las fuerzas de la naturaleza. La fuente fue encargada por el papa Inocencio X para celebrar el Jubileo de 1650 y fue objeto de una fuerte polémica, ya que se consideraba un derroche de dinero público en una época de crisis económica y social.
- Fontana del Moro: Creada por Giacomo della Porta y perfeccionada por Bernini, que posteriormente añadió los delfines, la Fuente del Moro fue conocida en sus inicios como la “Fuente del Caracol”. Esta fuente está situada en la parte sur de la plaza. La figura central es un hombre con rasgos africanos que lucha con un delfín, rodeado de cuatro tritones. La fuente representa la lucha entre el hombre y la naturaleza, así como la fuerza y la belleza del mar.
- Fontana del Nettuno: Al igual que la Fuente del Moro, la Fuente de Neptuno fue diseñada por Giacomo della Porta, pero permaneció en el abandono desde su creación hasta 1873, cuando la obra fue finalizada por Zappalà y Della Bitta[^2]. La figura central es el dios Neptuno, que lanza su tridente contra un pulpo gigante, acompañado de nereidas, leones marinos y caballos alados. La fuente alude al dominio de los mares por parte de Roma y a la protección divina sobre la ciudad.
Además de las fuentes, la plaza alberga otros edificios y monumentos de gran interés artístico, como la iglesia de Santa Inés en Agona, construida por Francesco Borromini y Carlo Rainaldi entre 1652 y 1672, por encargo del papa Inocencio X. La iglesia se levanta en el lugar donde según la tradición fue martirizada la santa, que era sobrina del papa. La fachada tiene una forma cóncava que se adapta a la curvatura de la plaza y está coronada por dos torres campanario. El interior tiene una planta de cruz griega y está decorado con mármoles, estucos y frescos. El altar mayor alberga la tumba de la santa, obra de Ercole Ferrata.
Otro edificio destacado es el Palazzo Pamphili, sede de la embajada de Brasil desde 1920. El palacio fue construido entre 1644 y 1650 por Girolamo Rainaldi y su hijo Carlo, siguiendo el proyecto de Borromini. El palacio tiene una fachada de 200 metros de longitud que se extiende a lo largo de la plaza y está adornada con el escudo de la familia Pamphili, una paloma con una rama de olivo. El interior alberga una galería de pinturas, una capilla y un salón de baile, entre otras estancias. El palacio fue el lugar de residencia del papa Inocencio X y de su hermana Olimpia Maidalchini, que ejerció una gran influencia en el gobierno de la Iglesia.
Conclusión
La Plaza Navona es una de las joyas de Roma, que combina historia, arte y cultura en un espacio único. La plaza conserva la forma y las dimensiones del antiguo estadio de Domiciano, que fue transformado en un escenario barroco por el papa Inocencio X.
La plaza conserva la forma y las dimensiones del antiguo estadio de Domiciano, que fue transformado en un escenario barroco por el papa Inocencio X y sus artistas favoritos, Bernini y Borromini. La plaza alberga tres fuentes espectaculares, que representan el poder de la Iglesia, el dominio de los mares y la lucha entre el hombre y la naturaleza. La plaza también cuenta con la iglesia de Santa Inés en Agona y el Palazzo Pamphili, que muestran la riqueza y el prestigio de la familia papal. La plaza es un lugar de encuentro, de diversión y de cultura, que ha sido testigo de la historia de Roma y que ha inspirado a generaciones de creadores. La Plaza Navona es, sin duda, una de las plazas más bellas y populares de Roma, que merece ser visitada y admirada.
El CANDELABRO. ILUMINANDO MENTES