En las páginas de la historia, entre hechos y fábulas, emerge la figura casi mítica de Li Ching Yuen, un hombre cuya vida desafía los confines de la credibilidad y la ciencia. Se dice que nació en el siglo XVII y atravesó los umbrales del tiempo hasta el siglo XX, alcanzando una edad que rompe los esquemas de la longevidad humana: 256 años, según algunos relatos. Esta narrativa, arraigada tanto en la medicina tradicional china como en los misterios del taoísmo, nos invita a un viaje fascinante por la vida de un hombre que podría haber conocido los secretos de una existencia prolongada y saludable. Su historia, un tapiz tejido de realidad y leyenda, no solo despierta la curiosidad, sino que también nos enfrenta al eterno deseo humano de superar los límites naturales de la vida.



Li Ching Yuen: el hombre que desafió los límites de la longevidad
¿Es posible vivir más de dos siglos? ¿Qué secretos se esconden detrás de una vida tan larga y extraordinaria? Estas son algunas de las preguntas que surgen al conocer la historia de Li Ching Yuen, un hombre que, según se dice, nació en el siglo XVII y murió en el siglo XX, alcanzando una edad de 256 o 197 años, dependiendo de las fuentes. Su historia, que mezcla realidad y leyenda, ha fascinado y desconcertado a generaciones de investigadores, periodistas y curiosos, que han intentado desentrañar el misterio de su longevidad.
Los orígenes de Li Ching Yuen
Li Ching Yuen nació en la provincia de Sichuan, China, en una fecha incierta. Algunos registros afirman que nació el 3 de mayo de 1677, mientras que otros sostienen que nació el 3 de mayo de 1736. Esta discrepancia se debe a la falta de documentos oficiales que certifiquen su nacimiento, así como a la posibilidad de que Li haya usado diferentes nombres a lo largo de su vida, o que haya sido confundido con otras personas de su misma región.
Desde su infancia, Li se interesó por el estudio de las hierbas medicinales y el arte del qigong, una práctica que combina ejercicios físicos, respiratorios y mentales para armonizar el cuerpo y el espíritu. Según se dice, Li aprendió estos conocimientos de un anciano ermitaño que vivía en las montañas, y los aplicó a su propia vida, manteniendo una dieta a base de hierbas, bayas de goji, ginseng, shou wu chih, lingzhi y arroz vino. Estas sustancias son consideradas como rejuvenecedoras según la medicina tradicional china, y se cree que ayudan a prolongar la vida y prevenir las enfermedades.
La vida de Li Ching Yuen
Li Ching Yuen dedicó gran parte de su vida a viajar por las montañas de China, recolectando hierbas y compartiendo su sabiduría medicinal con las personas que encontraba. También se dice que fue un maestro de artes marciales y un asesor táctico militar, que participó en varias guerras y conflictos. Además, se casó 23 veces y tuvo más de 200 hijos, algunos de los cuales lo sobrevivieron.
La fama de Li Ching Yuen trascendió las fronteras de China cuando su historia llegó al mundo occidental, gracias a los informes de algunos periodistas y académicos que se interesaron por su caso. Uno de ellos fue el profesor Wu Chung-Chieh, de la Universidad de Chengdu, que afirmó haber encontrado registros imperiales que felicitaban a Li por su 150 y 200 cumpleaños. Otro fue el general Yang Sen, que lo invitó a su residencia en 1927 y quedó impresionado por su aspecto juvenil y vigoroso. Yang escribió un libro sobre Li, titulado “Un auténtico récord de los 250 años de vida de Li Ching Yuen”, en el que recogió sus testimonios y consejos sobre la longevidad.
Según Li, el secreto de su vida larga y saludable se basaba en mantener “un corazón tranquilo, sentarse como una tortuga, caminar rápido como una paloma y dormir como un perro”. También atribuía su longevidad a su práctica del taoísmo, una filosofía y religión que busca la armonía con la naturaleza y el equilibrio entre el yin y el yang.
La muerte de Li Ching Yuen
Li Ching Yuen murió el 6 de mayo de 1933, en su residencia en Sichuan, rodeado de sus familiares y amigos. Según sus propias palabras, había vivido 256 años, aunque otras fuentes indican que tenía 197 años. Su muerte fue anunciada por el New York Times, que le dedicó un artículo en el que resumía su vida y sus logros. Su tumba se encuentra en el cementerio de Xinhua, en el condado de Qijiang, donde se le rinde homenaje como un símbolo de la longevidad.
La veracidad de la historia de Li Ching Yuen
La historia de Li Ching Yuen ha sido objeto de numerosas controversias y debates, tanto por parte de los que la aceptan como de los que la rechazan. Algunos argumentos a favor de su veracidad son:
- La existencia de registros imperiales que confirman su nacimiento y su longevidad.
- Los testimonios de personas que lo conocieron y lo vieron en diferentes épocas de su vida.
- La consistencia de su dieta y su estilo de vida con los principios de la medicina tradicional china y el taoísmo.
- La posibilidad de que Li poseyera algún tipo de genética o mutación que le permitiera vivir más que el promedio.
Algunos argumentos en contra de su veracidad son:
- La falta de documentos oficiales que certifiquen su nacimiento y su muerte.
- La posibilidad de que Li haya usado diferentes nombres o identidades a lo largo de su vida, o que haya sido confundido con otras personas de su misma región.
- La inconsistencia de las fechas y los datos de su vida, que varían según las fuentes.
- La imposibilidad biológica de que un ser humano pueda vivir más de dos siglos, según los conocimientos científicos actuales.
La leyenda de Li Ching Yuen
Más allá de la veracidad o falsedad de su historia, Li Ching Yuen sigue siendo una figura fascinante y misteriosa, que ha inspirado a generaciones de personas que buscan el secreto de la longevidad. Su historia, que combina realidad y leyenda, nos muestra el poder de la imaginación y la esperanza de descubrir los límites de la vida humana. Su historia también nos invita a reflexionar sobre el sentido y el propósito de la vida, y sobre cómo podemos vivir de una manera más plena y armoniosa.
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