En el vibrante mosaico cultural de América Latina, hay figuras que resplandecen con una luz única, fusionando arte, humor y música en un tapestry que deleita y educa. Entre estas estrellas brillantes, Daniel Rabinovich se destaca como un maestro artesano, un virtuoso que entrelazó las cuerdas de su violín con las carcajadas del público. Nacido en las calles bulliciosas de Buenos Aires en 1943, Rabinovich no solo se convirtió en el corazón de Les Luthiers, el legendario grupo de humor musical, sino también en un ícono cultural que trascendió fronteras y generaciones. Su historia es un viaje a través de la música, el humor y el corazón de una tradición artística rica y vibrante.



Daniel Rabinovich: La Alegría de Les Luthiers
Primeros Años y Orígenes Familiares
Daniel Abraham Rabinovich Aratuz, más conocido como Daniel Rabinovich, nació en 1943 en Buenos Aires, Argentina. Su historia familiar es fascinante, comenzando con su bisabuelo, quien, huyendo de Moldavia, adoptó el apellido “Rabinovich” de un pasaporte comprado. Desde pequeño, Daniel creció en el barrio de Palermo y mostró un interés temprano en la música, tomando lecciones de violín con el renombrado Ljerko Spiller.
Influencia del Folklore y Primeros Pasos Musicales
A pesar de su formación clásica en violín, Rabinovich estuvo rodeado de música folklórica, un género que influyó profundamente en sus primeros años. Esta pasión lo llevó a formar el grupo folklórico “Los amanecidos” durante su adolescencia.
Educación y Encuentros Decisivos
Mientras estudiaba en la Facultad de Derecho, Daniel se unió al coro universitario, un paso que marcó un giro crucial en su vida. Fue aquí donde conoció a Gerardo Masana, un encuentro que eventualmente conduciría a la formación de Les Luthiers.
Los Inicios de Les Luthiers
La colaboración con Masana en la “Cantata Laxatón” y “Il figlio del pirata” fue solo el comienzo. Con la formación de “I Musicisti”, Daniel se convirtió gradualmente en un miembro esencial del grupo. La salida de Masana de “I Musicisti” y la creación de Les Luthiers en 1967 fue un momento decisivo, con Rabinovich siguiendo fielmente a su amigo y colega.
Elección de la Música sobre su Carrera en Derecho
Aunque Daniel logró obtener su título de Notario Público, su corazón estaba puesto en la música. Junto a figuras como Masana, Mundstock, Núñez Cortés, Puccio, Maronna y Acher, Rabinovich fue pieza clave en dar vida a Les Luthiers, un grupo que marcaría la historia del humor y la música en América Latina.
El Talento Multifacético de Rabinovich
En Les Luthiers, Daniel destacó no solo por su preparación teatral y extroversión sino también por su habilidad con instrumentos de cuerdas y vientos. Fue un defensor inquebrantable del humor culto y elaborado, y jugó un rol clave en mantener al grupo alejado de la televisión comercial.
Contribuciones Fuera de Les Luthiers
A pesar de su compromiso con Les Luthiers, Rabinovich también disfrutó de una carrera en solitario, participando en programas de televisión como “Peor es nada” y “La Argentina de Tato”. Colaboró frecuentemente con Alejandro Dolina, además de incursionar en la literatura con libros de cuentos y brillar en el cine con su actuación en “papeles en el viento”
Reflexión Final
Daniel Rabinovich fue mucho más que un miembro de Les Luthiers; fue un pilar del humor y la música culturalmente rica en América Latina. Su habilidad para entrelazar el humor con la música clásica y folklórica, y su destreza en una variedad de instrumentos, lo convirtieron en una figura única en el mundo del espectáculo. Rabinovich no solo entretuvo a las masas, sino que también educó y enriqueció a su audiencia, introduciendo elementos de sofisticación y sutileza en el humor.
Su legado trasciende la comedia y la música; es un testimonio de la capacidad del arte para unir y elevar el espíritu humano.
La muerte de Daniel Rabinovich dejó un vacío en el mundo del entretenimiento, pero su influencia sigue viva. Generaciones de admiradores y artistas emergentes continúan inspirándose en su trabajo. Rabinovich demostró que es posible combinar la seriedad de la música con la ligereza del humor sin comprometer la calidad de ambos. Su vida y su carrera son un recordatorio de que el arte, en todas sus formas, es una herramienta poderosa para el cambio, la alegría y la conexión humana. Su memoria y su obra perduran, recordándonos el poder unificador y enriquecedor del arte.
El CANDELABRO. ILUMINANDO MENTES