En el intrincado tablero del ajedrez, donde la estrategia y la destreza se entrelazan en un silencioso ballet de piezas, existe una figura etérea y envuelta en misterio: Caïssa, la diosa ficticia del ajedrez. Su origen se pierde en las brumas de la literatura y la poesía, donde se teje una narrativa que mezcla mitología, pasión y juego. Caïssa no es simplemente una creación poética; es el espíritu que impregna cada movimiento en el tablero, una musa que inspira a jugadores y artistas por igual. Su historia, un fascinante viaje desde los bosques de Tracia hasta el panteón imaginario del ajedrez, es un reflejo de cómo este juego milenario trasciende lo meramente lúdico para convertirse en un arte, una ciencia y, sobre todo, una forma de vida.



¿QUIÉN ES CAÏSSA, LA DIOSA DEL AJEDREZ?
Caïssa es el nombre de una deidad ficticia que representa el espíritu y la esencia del ajedrez. Su origen se remonta al siglo XVI, cuando el poeta italiano Marco Girolamo Vida escribió un poema titulado “Scacchia, Ludus” (El juego de ajedrez), en el que inventó una diosa llamada Scacchia, a la que el dios Apolo enseñaba a jugar al ajedrez para conquistar su amor. Sin embargo, el nombre de Caïssa se popularizó gracias al poema “Caïssa” de 1763, escrito por el poeta inglés sir William Jones, que adaptó la historia de Vida y cambió los nombres de los personajes: Scacchia pasó a ser Caïssa, Apolo pasó a ser Mercurio y se añadió el dios de la guerra Marte como rival de Mercurio.
Según el poema de Jones, Caïssa era una ninfa de Tracia que vivía en un bosque y se dedicaba a cazar y a cantar. Un día, Mercurio la vio y se enamoró de ella, pero ella lo rechazó porque no le interesaban ni el amor ni los juegos. Entonces, Mercurio pidió ayuda a Eufrón, el dios del deporte, que le dio un tablero de ajedrez y le enseñó las reglas del juego. Mercurio pensó que así podría atraer la atención de Caïssa y le propuso jugar una partida, pero ella volvió a rechazarlo. Mientras tanto, Marte también se fijó en Caïssa y quiso raptarla, pero Mercurio lo impidió y lo desafió a una partida de ajedrez por el amor de la ninfa. Marte aceptó, pero perdió, y Mercurio le pidió a Caïssa que fuera su esposa. Ella, al ver la habilidad y la inteligencia de Mercurio, se sintió atraída por él y aceptó. Así, Caïssa se convirtió en la diosa del ajedrez y en la protectora de los jugadores.
La figura de Caïssa ha inspirado a muchos artistas y escritores a lo largo de la historia, que han plasmado su imagen y su simbolismo en diferentes obras. No hay una representación única de Caïssa, sino que cada uno la imagina según su estilo y su visión. Algunos la muestran como una mujer joven y bella, vestida con ropas clásicas, que sostiene un tablero o una pieza de ajedrez. Otros la retratan como una mujer madura y elegante, que observa con atención y sabiduría el desarrollo de una partida. Algunos la asocian con el color blanco, que representa la pureza y la luz, y otros con el color negro, que representa el misterio y la profundidad. Algunos la relacionan con la naturaleza, el bosque y los animales, y otros con la cultura, la ciudad y los libros. Algunos la hacen sonreír, y otros la hacen llorar.
Caïssa es, en definitiva, una musa imaginaria que encarna el espíritu y la esencia del ajedrez, un juego que combina arte, ciencia y deporte. Caïssa es la fuente de inspiración y de pasión de los ajedrecistas, que la invocan con respeto y con cariño. Caïssa es la que premia el ingenio y el valor, y la que castiga el error y la cobardía. Caïssa es la que hace que el ajedrez sea más que un juego, sea una forma de vida.
Para rendir homenaje a Caïssa, he intentado componer un breve poema en su honor, usando el formato de un soneto. Espero que les guste: Caïssa, diosa del ajedrez sublime, que en el tablero muestras tu belleza, y con tu gracia inspiras la destreza de quien te busca y de quien te estime. Caïssa, ninfa de la mente libre, que en el bosque cantabas con pureza, y con tu voz cautivaste a Mercurio, que te enseñó el ajedrez por sorpresa. Caïssa, musa de la inteligencia, que en el arte y la ciencia te reflejas, y con tu luz iluminas la esencia de quien te sigue y de quien te aconsejas. Caïssa, protectora de los jugadores, que en el juego nos das tus dones y favores.
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